Japón, primer fabricante mundial de robots, quiere dejar de lado los robots curiosos o hasta graciosos para dedicarse a la fabricación de humanoides realmente prácticos para la vida cotidiana.
Unas 250 sociedades japonesas y extranjeras están presentes desde el miércoles en el Salón internacional de robots 2007 en Tokio, una de las mayores exposiciones del mundo, que se celebra cada dos años en la capital japonesa.
En 2005, las sociedades japonesas mostraron su destreza en materia de robots humanoides y presentaron al mundo el robot trompetista o el recepcionista. Dos años después, la moda no es este tipo de artilugios poco útiles sino las máquinas destinadas a ser usadas en la vida de cada día.
"La última exposición mostró cómo podría ser la vida futura con los robots y en este momento, ha llegado la hora de ver cómo podemos usarlos", declaró Shoichi Hamada, uno de los principales responsables de la Asociación japonesa de robots. "Queremos ver qué aplicaciones prácticas tienen los robots", declaró a la AFP. "Muchas empresas son capaces de dar una idea de lo que los robots pueden hacer gracias a la tecnología actual", agregó. Por ejemplo, los robots guardias de seguridad que se exponen en esta feria, ya fueron comercializados en Japón.
"Estamos en una fase de transición entre un mundo de animación y otro más real: el de la vida junto a los robots", explicó Tatsuo Matsuzaki, de la firma Kokoro, que presentó en la feria un humanoide capaz de expresar dolor que servirá para las prácticas de los estudiantes de odontología.
Sin duda, el robot más famoso de Japón es Asimo, un humanoide fabricado por Honda Motor, que fue usado como empleado de oficina o en recepciones en las embajadas japonesas, en las que es capaz, por ejemplo, de levantar su copa y proponer un brindis.
Los fabricantes de robots están convencidos de que Japón es un mercado prometedor, debido al envejecimiento de su población. "Ayudar a las personas mayores es uno de los principales objetivos de los robots", declaró Kenji Kusunoki, de la sociedad Kyokko Electric, que presenta en la feria un sensor que avisa a un robot en caso de necesidad.
Durante este salón, los investigadores japoneses presentaron también un nuevo robot concebido para participar en las tareas del hogar, del que podrían beneficiarse sobre todo las personas de edad avanzada. La criatura, de 147 centímetros de altura, mostró su talento ayudando a un anciano a salir de la cama y a preparar el desayuno. Los japoneses poseen el récord mundial de longevidad, con más de 30.000 centenarios, un logro conseguido gracias a la sana alimentación y a un modo de vida activo.
Para Hamada, los robots podrán perfeccionarse pero habrá trabajos que nunca podrán realizar, sobre todo los que exigen un "contacto físico". "Pero con el tiempo, robots y seres humanos se verán obligados a repartirse los puestos de trabajo", asegura.