Fuente: the INQUIRER.
De un par de años hasta ahora el mundo de los portátiles ha visto como sus ventas se disparaban hasta tal punto que han llegado a desplazar a los clásicos desktop. Pero no todo son virtudes en estas pequeñas maquinas, aquí tenéis diez defectos que te harán odiarlos.
1.- ¿Baterías o bombas? No son precisamente casos aislados, las famosas baterías explosivas te pueden jugar una mala pasada, eso sí, nunca estaría más justificado lo de “este portátil es la bomba”.
2.- Ooops, se me cayó. ¿Cuántos portátiles habrán muerto estampándose contra el suelo?, un mínuto de silencio por todos ellos. Y si vas a viajar, ¡cuidado! ya se sabe que en los aeropuertos la etiqueta de “frágil” no se respeta demasiado, eso suponiendo que no te lo roben mientras esperas… a ver quien es el listo que en plena terminal te intenta robar tu viejo desktop de 10 kg, para que luego digan que para viajar lo mejor es un portátil.
3.- Mueren jóvenes y no hay quien los repare. La vida media de un portátil es de tres a cuatro años, frente a los 4 o 5 que según dicen aguanta uno de sobremesa. Pero la verdadera realidad no es esa, la posibilidad de reparar un portátil a partir de los dos o tres años es prácticamente nula, salvo contadas excepciones. Un desktop puede ir sobreviviendo con pequeñas inversiones durante bastantes años.
4.- ¿Dónde he dejado el portátil? ¿Nunca os habéis hecho esa pregunta? yo sé de muchos que si, y parece que ocurre con bastante frecuencia. No es díficil olvidarte de tu pequeño portátil de 15″, eso tampoco pasa con el desktop de 10kg, al menos involuntariamente…
5.- Inseguridad, digital y física. Ya he mencionado antes lo fácil que es que te roben el portátil, ¿pero y lo fácil que es acceder a un portátil? Si, en un principio la seguridad es la misma, pero claro, un portátil deja de ser portátil cuando lo dejas metido en casa conectado a tu router y no lo sacas de allí. Si lo sacas de paseo y te conectas a cualquier red pública, o “pública”, tu integridad digital corre bastante peligro.
6.- La inseguridad provoca exceso de celo. Un portátil en manos de un maniático de la seguridad informática puede ser un arma de autodestrucción. Conectarse a una red de acceso público y pretender que tu portátil sea un búnker, puede crear una obsesión maníaca muy preocupante.
7.- Wifi, bienvenido al Far West. Configurar tu portátil para que coja la red WiFi de tu casa es mu fácil. Pero la cosa cambia cuando vamos a la típica red de la Universidad, hospital o similares. Lo maravilloso de adentrarte en el mundo de la configuración WiFi es que nunca sabes que vas a encontrarte, cada día descubres un problema diferente. La gente de a pie lo tiene fácil, piden ayuda y ya está, pero compadezco a los pobres encargados que se pasan el día configurando portátiles para que el afectado en cuestión pueda conectarse al messenger, otro minuto de silencio para ellos.
8.- Han creado un nuevo usuario, el porta-portátil. Este es el típico personaje que va a todas partes con su portátil y no solo eso, que mientras va de un sitio a otro, ¡Lo está usando! ya sea mientras conduce, mientras cena, o en mitad de un partido de fútbol. Estos son candidatos para ingresar en el campamento koreano de desintoxicación.
9.- El tamaño si importa. Y mucho, un portátil nunca tiene “buen tamaño”, siempre vendrá el listo que te diga, “ah pues mi portátil es más grande que el tuyo”, hasta que te compras un bicho de 17″ y viene otro que te dirá, “que portátil más grande, el mio de 14″ es mas cómodo”. No te queda otra que quererlo tal como es.
10.- No, no y no, en el portátil no se juega. No importa lo que intenten convencerte que el rendimiento es el mismo, si quieres rendimiento piensa en el desktop de 10kg. Y no me valen esos inventos de portátiles de 3.000 € para “gamers”. Ni siquiera el resto de programas funciona igual, un portátil sirve para lo que sirve, para todo lo demás… el desktop.
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