Tal vez sea una exageración, pero C|Net hace una lista de los peores productos de tecnología de consumo de todos los tiempos, “Top ten terrible tech products“, y sitúa en la lista a Windows Vista acompañando a fracasos tan ilustres como el coche eléctrico de Clive Sinclair, la consola Gizmondo, el Tamagotchi, el ratón redondo de Apple o el rootkit de Sony, entre otros.
Traduzco de C|Net:
“Cualquier sistema operativo que provoque una campaña pidiendo la reintroducción de su predecesor merece ser calificado como tecnología terrible. Cualquier sistema operativo que haga que los fabricantes de PCs introduzcan silenciosamente una opción de downgrade a la edición previa merece ser calificado como tecnología terrible. Cualquier sistema operativo que necesite seis años para su desarrollo pero que provoque el odio instantáneo de hordas de entusiastas y profesionales del PC merece ser calificado como de tecnología terrible.
Windows Vista cumple todo lo anterior. Su incompatibilidad con el hardware, su obsesivo requerimiento de interacción humana para tomar decisiones de seguridad en interminables alertas con ventanas de diálogo, y su uso abusivo del odiado DRM, por no mencionar su falta de aporte o necesidad como mejora son sólo unos cuantos ejemplos de porqué este caro sistema operativo merece la última posición en nuestra lista de tecnologías terribles.”
Si añadimos a esto el reciente informe de ComputerWorld que afirma que el SP3 de Windows XP es capaz de correr Office un 10% más rápido que el XP SP2, “y considerablemente más rápido que Vista SP1, que a su vez no gana nada en relación con la versión lanzada originalmente”, resulta más fácil entender porqué Microsoft está teniendo dificultades en convencer a los usuarios corporativos para migrar a Windows Vista. ¿En algún momento se aceptará que las críticas al producto que comenzaron con sus primeras versiones de prueba no eran fruto de ningún tipo de fijación enfermiza, y sí una constatación evidente de los problemas de base del mismo? Para mí, Windows Vista fue la puerta de salida definitiva del mundo Microsoft. Una decisión de la que nunca me he arrepentido ni un ápice.
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