"Quieren hacernos callar, a partir de ahora será peligroso para aquellos que quieran denunciar casos de corrupción". El extracto de 140 caracteres chinos viene firmado por @weiroudexiongmao. Esto es, 'gato-furioso-en-busca-de-carne', el nombre de guerra de un internauta chino que protesta así por los nuevos controles que se imponen a la actividad de los microblogs en China. "En toda sociedad culta existe diversidad de opiniones", sigue.
"Lo que quieren es armonizar a los microblogs".
Un momento.
¿Armonizar? Primera lección de mandarín práctico para Web. 和谐: refiérese al 'trending topic' por excelencia en la red china desde que Hu Jintao acuñó el término de 'sociedad armoniosa' (和谐社会) como eslogan de su Gobierno. Aunque el presidente chino se refería a un concepto ambiguo de desarrollo equilibrado y sostenible en un contexto de liderazgo del Partido Comunista y estabilidad social,
Internet ha extendido un sentido figurado para referirse a toda intervención estatal para acallar las críticas o el descontento.
Los artículos de prensa se 'armonizan' (被和谐了) cuando
desaparecen, a veces momentos antes de la edición. Las películas también son víctimas de la 'armonización' cuando se les
eliminan escenas que los censores consideran irreverentes. Y
hasta las personas pueden ser 'armonizadas', cuando se les indica con mayor o menor delicadeza que no abran la boca. Pero por encima de todo, las webs y los comentarios de Internet son las víctimas más comunes de la 'armonización', cuando son bloqueadas o, directamente, quedan borradas de la pantalla.
Pues bien. Esa fiebre por 'armonizar' caerá ahora con todo su peso sobre el universo de los microblogs chinos. Desde el viernes,
Weibo, el único servicio de micromensajes que hace sombra a Twitter -cuyo acceso sigue bloqueado en China- ,
empieza a exigir a sus más de 200 millones de usuarios que registren sus cuentas con el nombre real.
El operador del servicio,
Sina Corp., comenzará a exigir
copias de tarjetas de identidad a toda cuenta nueva o antigua con base en Pekín, cumpliendo así con la primera regulación municipal de las muchas otras que se esperan en localidades chinas.
Weibo, el Twitter chino
Weibo fue ideado a imagen y semejanza de Twitter para los internautas chinos. Como la mayoría de las aventuras chinas en la Red, nació y creció al abrigo de la censura, que
no sólo sirve para controlar lo que se dice, sino también para crear o deshacer gigantes de la comunicación digital.
Baidu en buscadores,
Kaixin y
Renren en redes sociales, el propio Weibo en la cateogría de microblogs,
Tudou y
Youku en visionado de vídeos, son todos ejemplos de marcas que han logrado el dominio del mercado chino por la ausencia de competidores extranjeros, bloqueados por las autoridades.
Una de las ventajas de estas plataformas es que
todas y cada una de ellas se pliegan sin fisuras a las exigencias de la censura, normalmente ejerciéndola como autocensura en un primer filtro. Sus sistemas rastrean palabras consideradas sensibles en los contenidos de sus usuarios. Palabras prohibidas de forma permanente (leáse
libertad y Tíbet, independencia y Taiwán, masacre y Tiananmen, Falun Gong, Liu Xiaobo, Ai Weiwei, Zhao Ziyang, etc.) o bien un espacio determinado de tiempo, alcanzado en ocasiones cotas ridículas.
Dos ejemplos:
'Silla vacía' ( 空椅子) fue prohibido durante horas tras la vergonzosa
ausencia del galardonado en la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz de 2010.
Liu Xiaobo estaba, y sigue aún, cumpliendo una condena de cárcel. Y hace aproximadamente un año, cuando ciertas voces llamaban a replicar en China la
primavera del jazmín árabe, el
'té de jazmín' (茉莉花茶) se tornó amargo.
'Beber té', precisamente, 喝茶, es también una de las frases fetiche en Internet. Conocida de sobra también por los periodistas, suele ser la invitación que hacen las autoridades cuando solicitan la presencia de alguien que consideran que se ha metido en problemas.
En este ambiente,
a los usuarios no les queda más remedio que recurrir a términos ambiguos, llenos de ironía. A ratos son metáforas, circunloquios, juegos de caracteres chinos homónimos y cualquier cosa que sirva para despistar
a las máquinas.
Los mensajes que se cuelan acabarán también por desaparecer a manos de empleados de las empresas dedicado al rastreo de posibles puntos de fricción con las autoridades. Pero
el umbral de tiempo que transcurre hasta entonces permite que los mensajes corran como la pólvora. Dentro de las restricciones, así se explica que Weibo se haya convertido en un fenómeno de masas en China y, en más de una ocasión,
un foro relativamente libre de intercambio de ideas o altavoz para las injusticias.
Registro de nombres polémico
Tanto es así que
el registro de nombres reales ha caído como un mazazo. Y eso que los internautas chinos estén acostumbrados al maltrato de velocidades de red ridiculas para un país que aspira a potencia tecnológica y cientos de contenidos censurados, además de ataques cíclicos a la privacidad o la libertad de expresión. Esta vez, preocupa la trazabilidad que el registro de nombre real puede proporcionar a la policía, y
en vistas de la posibilidad de represalias, algunos tiran la toalla.
"Yo ya tengo los ojos puestos en otro tipo de plataforma en red". El usuario @yonghengshishang, algo así como 'modaparasiempre', critica en Weibo lo ridículo de la norma para declarar públicamente:
"Los micromensajes son pretérito perfecto". Otros, como @naluyangguangzhimiyou ('rayodesol') rebosa ironía deseando
"larga vida al Partido Comunista" en su último post antes de cerrar su cuenta en el servicio de mensajes.
El desacuerdo alcanzaba hoy incluso una columna publicada en la versión en inglés del patriótico
Global Times –rotativo del Partido-. El vicedecano de Periodismo en la Universidad del Pueblo señala que
la gente "no podrá hablar de forma libre como hasta ahora". "Esto debilitará el poder de la crítica pública a los funcionarios del Gobierno y otras personas que se aferran al poder", escribe
Yu Guoming, que califica la decisión de
"ética de vagos" y "pobre Gobierno", puesto que castiga al usuario por algo (el control de la opinión pública) que, según el profesor, debería limitarse con otras herramientas.
"No deberíamos olvidar que la libertad de criticar al poder es una
característica muy crítica de una sociedad democrática", prosigue Yu.
Aunque habrá que ver cómo consiguen los operadores de Weibo registrar los nombres reales y números de identidad de sus
más de 200 millones de usuarios, la norma está hecha para
acabar con el anonimato, poner cerco a los rumores y, según los críticos, para que las autoridades puedan rastrear el origen de algunos comentarios que, sin ser rumores, consideren sensibles. No sería la primera vez que alguien acaba en un calabozo en China por desahogarse en la Red.
Vocabulario de resistencia
Como en anteriores ocasiones, los internautas chinos son conscientes de que
tendrán que afilar la creatividad para 'escalar la muralla' (翻墙). Y no se refieren al monumento que debía proteger a los reinos del sur de los ataques de Genghis Kahn.
El 'gran cortafuegos' o 'gran firewall' (GFW,lo escriben en inglés, o en su versión subida de tono, GFFW, 'gran jodida muralla de fuego') es como se conoce, en clave, a los controles sobre Internet, que no permiten acceso a Facebook, Twitter, YouTube, plataformas de blog o sitios web de organizaciones de derechos humanos, entre otras muchas.
Esta Gran Muralla tiene sus guardianes. Pero en Weibo no se habla de ellos como 'los censores' o 'los funcionarios encargados de velar por la buena conducta en Internet'.
Son el ejército de los 'cincuenta céntimos' (五毛,o el
'Partido de los cincuenta céntimos', 五毛党), la moneda de medio yuan chino. El origen del apodo hay que buscarlo en los reclutas oficiales que, según la leyenda digital, reciben unos
cinco céntimos de euro por cada comentario patriótico o crítica a las voces disidentes con las que inundan Internet.
Hoy, esa conversación, se ha trasladado a los microblogs, y compite con términos como
'cangrejo de río' ( 河蟹) y
'llamas de la estepa' (草泥马). De nuevo, juegos de palabras con caracteres que en chino se pronuncian de forma parecida a
'sociedad armoniosa' (en el caso del cangrejo) y lo que sería
'joder a tu madre', literalmente, en el caso de 草泥马, 'cao ni ma'. Vamos, que las llamas de la estepa, mentadas en referencia al Gobierno, son de las críticas más populares en la Red. El artista
Ai Weiwei lo dedicaba en un vídeo reciente, después de salir de una desaparición de casi tres meses.
Los internautas chinos también compran
'salsa de soja' 打酱油 cada vez que se quieren distanciar de un asunto turbio (como aquel tipo que, en una entrevista de televisión, cuando le preguntaron por su responsabilidad en un conflicto, dijo resuelto que él no tenía nada que ver:
"Yo sólo pasaba, había salido a comprar salsa de soja"). Y cada año, recuerdan el
'35 de mayo' (五月三十五日). Haga cuentas y le saldrá el 4 de junio, día en el que se reprimieron las
protestas estudiantiles en Tiananmen, en 1989.
Estos días, cuando toda la atención la acapara el
escándalo político que se ha llevado por delante a
Bo Xilai, el secretario del Partido Comunista en
Chongqing, una de las figuras más prometedoras del liderazgo chino, también se ha dado a la máquina de fabricar términos. En Internet, donde se ha seguido con avidez el sainete político, se hablaba de
'grandes asuntos' (出大事了) en el
'tomate'. Tomate, en chino,
suena parecido a los tres caracteres de 'Oeste' (西),
'Rojo' (红) y
'Ciudad' (市).
Ciudad Roja del Oeste. Código para hablar, ni más ni menos, que de la metrópolis de Chongqing.
Existen varias
guías para navegantes que recopilan algunos de estos y otros términos. Uno de los más consultados es el compendio léxico de
China Digital Times, una web de información sobre el gigante asiático afiliada a la Universidad de Berkeley (en inglés).
La segunda, en español, es también un completo y explicativo diccionario de 'slang' clásico y contemporáneo, elaborado con explicaciones detalladas por el portal de actualidad china en español
ZaiChina.