El plan que las instituciones europeas impulsan para sacar de la crisis económica en la que está inmersa la Eurozona está en manos de un pequeño partido de Eslovaquia, el último país en unirse a la moneda única en 2009.
Los liberales de Libertad y Solidaridad (SaS), que en las últimas elecciones obtuvo poco más de 300.000 votos, mantienen bloqueada la aprobación del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), uno de los pilares de la estrategia de rescates diseñada en el seno de la Unión Europea.La reforma del FEEF acordada por los gobiernos europeos, busca ampliar su capital y además que pueda servir para comprar bonos en el mercado para apoyar a bancos con problemas de solvencia y prestar dinero a los gobiernos en apuros.
Pero tal modificación debe ser aprobada por todos y cada uno de los 17 miembros que comparten el euro, y faltan los dos últimos miembros del club: Malta, que entró en 2008, y Eslovaquia, que se unió en 2009.
Y en Eslovaquia, la aprobación este martes en el parlamento pende de un acuerdo de última hora en el seno de la coalición de gobierno, que todavía debe convencer al SaS, que en repetidas ocasiones ha dicho que no aprobará la medida si no contempla excepciones para su país.
Reunión de última hora
Para Eslovaquia, la reforma implica elevar su participación en el FEEF en unos US$4.500 millones hasta los US$10.500 millones, casi un 12% de su Producto Interno Bruto.Esa participación incluye la transferencia directa del equivalente al 1% de su PIB.
Este lunes terminó sin resultados positivos la reunión del consejo con la que la coalición de gobierno buscaba alcanzar un acuerdo de último momento antes de que la reforma del FEEF sea votada en el parlamento el martes.
En la reunión, participaron la primera ministra la conservadora Iveta Radicova (Unión Democrática Eslovaca, SDKU), y tres miembros de cada partido de la coalición oficialista: SDKU, SaS, Movimiento Democristiano y los húngaros moderados de Puente (Most-HID).
Los liberales quieren que el plan contemple una cláusula que permita al segundo más pequeño y pobre de los miembros de la Eurozona eludir la participación en el Mecanismo Europeo de Estabilidad, la fórmula futura del FEEF.
La medida se materializaría en una especie de derecho de veto sobre los planes del FEEF para que Eslovaquia pueda autoexcluirse si considera que el país destinatario de los fondos no se ha comportado con el debido rigor fiscal.
El diputado Jozef Kollor, uno de los líderes del SaS, explica la posición de su partido enfatizando que su país ya ha sido sometido a "programas de austeridad" desde que se unió a la moneda única.
"Estamos recortando los presupuestos del sector público, estamos aumentado los impuestos al consumo, ¿y ahora tenemos que prestar dinero a economías periféricas como Grecia?", dijo Kollor.
"No hay alternativa"
Pero el resto de miembros de la coalición rechaza las posiciones del SaS. Para Juliuis Brocka, diputado del Movimiento Democristiano, la propuesta es "inaceptable".Según el ministro de Relaciones Exteriores, Mikulas Dzurinda, "no hay alternativa" a la aprobación de la ampliación del FEEF.
"Nos unimos a un club y estamos hablando de proteger la moneda común, es el futuro del club. Queremos ser leales con los miembros del club al que nos unimos".
Las posiciones del SaS también han sido descartadas por la primera ministra, que sin embargo ha dado a entender que podría conseguir para su país ciertas excepciones en el seno del FEEF y el futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Ahora bien, el apoyo del SaS no es tan esencial para el FEEF como lo es para la supervivencia de la coalición gobernante.
De hecho, desde el oficialismo ya hay voces que afirman que la expansión y flexibilización del FEEF se aprobará aunque eso cueste el colapso del Ejecutivo y la convocatoria de elecciones anticipadas.
O lo que es lo mismo, la coalición gobernante llegaría a acudir a los diputados izquierdistas del SMER, dispuestos a dar su apoyo al FEEF a cambio de la disolución del gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas.
De momento, Europa depende de lo que pase en Bratislava para ver si los planes para salvar el euro siguen adelante o tienen que buscar una ruta alternativa.
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