Neurocientíficos de la Universidad de Berkeley (EEUU) han localizado las zonas del cerebro donde se llevan a cabo los cálculos que pueden conllevar un comportamiento adictivo y compulsivo. Según publican hoy en Nature Neuroscience, la actividad de las neuronas situadas en las corteza orbitofrontal y la corteza cingular anterior del cerebro es la que regula estas decisiones.
El hallazgo podría abrir las puertas al desarrollo de nuevos tratamientos específicos tanto para el tratamiento de las adicciones como para el de los trastornos obsesivo-compulsivos. "Cuanto más entendamos el circuito cerebral donde se toman las decisiones, más sabremos hacia dónde dirigir las terapias, tanto si son farmacológicas, como de comportamiento o basadas en estimulación cerebral profunda", explicó en un comunicado Jonathan Wallis, investigador principal del estudio.
La identificación de estas dos áreas no fue casual. Los autores decidieron analizarlas basándose en hallazgos previos, que habían demostrado que los pacientes con daño cerebral en esa zona mostraban problemas a la hora de tomar decisiones. Así, explican, las elecciones que hacían de forma rutinaria creaban un caos en sus vidas. Una dinámica similar se observaba en adictos crónicos a las drogas, alcohólicos y afectados por trastornos obsesivo-compulsivos. "Se divorcian, dejan sus trabajos y pierden todos su dinero", afirmó Wallis. "Todas sus decisiones son erróneas".
Para demostrar su hipótesis, los investigadores midieron la actividad neuronal de un grupo de macacos mientras identificaban, en fotografías, que comportamientos requerían de una mayor capacidad de juicio. Pronto aprendieron cuáles eran las actividades fotografiadas que más requerían de una decisión fundamentada en un juicio de valor, lo que permitió a los autores observar qué cálculos hacían los monos ante las imágenes y, sobre todo, qué parte del cerebro se activaba entonces.
Lo que observaron es que en la corteza orbitofrontal se regulaban la actividad neuronal según el valor de una decisión; por ejemplo, el comportamiento de las neuronas cambiaba según se tomaba una decisión con implicaciones u otra sin importancia. En los monos con esta zona dañada, la importancia de la decisión no influía en la actividad neuronal. En la corteza cingular, lo que regula es la memoria sobre las malas decisiones, lo que hace que alguien con daños en la zona cometa el mismo error una y otra vez.
El hallazgo podría abrir las puertas al desarrollo de nuevos tratamientos específicos tanto para el tratamiento de las adicciones como para el de los trastornos obsesivo-compulsivos. "Cuanto más entendamos el circuito cerebral donde se toman las decisiones, más sabremos hacia dónde dirigir las terapias, tanto si son farmacológicas, como de comportamiento o basadas en estimulación cerebral profunda", explicó en un comunicado Jonathan Wallis, investigador principal del estudio.
La identificación de estas dos áreas no fue casual. Los autores decidieron analizarlas basándose en hallazgos previos, que habían demostrado que los pacientes con daño cerebral en esa zona mostraban problemas a la hora de tomar decisiones. Así, explican, las elecciones que hacían de forma rutinaria creaban un caos en sus vidas. Una dinámica similar se observaba en adictos crónicos a las drogas, alcohólicos y afectados por trastornos obsesivo-compulsivos. "Se divorcian, dejan sus trabajos y pierden todos su dinero", afirmó Wallis. "Todas sus decisiones son erróneas".
Para demostrar su hipótesis, los investigadores midieron la actividad neuronal de un grupo de macacos mientras identificaban, en fotografías, que comportamientos requerían de una mayor capacidad de juicio. Pronto aprendieron cuáles eran las actividades fotografiadas que más requerían de una decisión fundamentada en un juicio de valor, lo que permitió a los autores observar qué cálculos hacían los monos ante las imágenes y, sobre todo, qué parte del cerebro se activaba entonces.
Lo que observaron es que en la corteza orbitofrontal se regulaban la actividad neuronal según el valor de una decisión; por ejemplo, el comportamiento de las neuronas cambiaba según se tomaba una decisión con implicaciones u otra sin importancia. En los monos con esta zona dañada, la importancia de la decisión no influía en la actividad neuronal. En la corteza cingular, lo que regula es la memoria sobre las malas decisiones, lo que hace que alguien con daños en la zona cometa el mismo error una y otra vez.
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