Walter Isaacson ha escrito una obra monumental. Titulada sencillamente Steve Jobs (Debate/ Rosa dels Vents), es la única biografía autorizada del recientemente fallecido fundador de Apple y desgrana con precisión todos los aspectos de la vida del visionario creador de algunos de los más emblemáticos aparatos de la tecnología de consumo del siglo XXI.
Para escribir el libro, durante casi dos años, Isaacson mantuvo 40 entrevistas con Jobs, un personaje del que confiesa haber quedado cautivado, y otras 110 con todo tipo de personas que lo trataron, como Bono, el líder de U2; la cantante Joan Baez, que fue su pareja; Bill Gates, fundador de Microsoft; o el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore.
No obstante, la biografía no es benévola con el personaje, del que ofrece con toda crudeza sus lados oscuros: "Él tenía a gala ser brutalmente sincero. 'Mi trabajo consiste en señalar cuando algo es un asco en lugar de tratar de edulcorarlo', afirmó. Eso lo convertía en una persona carismática e inspiradora, pero en ocasiones también, por usar el término técnico, en un gilipollas".
El libro recorre todos los aspectos de la vida de Jobs. Desde su nacimiento como hijo no deseado y dado en adopción, pasando por su carácter brillante y conflictivo en la adolescencia, su consumo de drogas como el LSD y su pasión por la música de Bob Dylan, su adopción del budismo, la fundación de Apple, su expulsión y regreso a la compañía once años después, o la creación de iconos como el iPod o el iPhone.
Isaacson fue presidente de la CNN, y editor de la revista Time, y en la actualidad dirige el Instituto Aspen. Es el autor de biografías de Albert Einstein, Benjamin Franklin y Henry Kissinger.
Fue el propio Jobs quien le propuso a Isaacson que escribiera su biografía en el 2004. El periodista y escritor lo rechazó por su juventud. En el 2009, Laurene Powell, esposa de Jobs, le dijo: "Si piensas escribir alguna vez un libro sobre Steve, más vale que lo hagas ahora". Coincidió con la segunda baja de Jobs en Apple.
Una de las expresiones que más salen en el libro en relación con Jobs es "campo de distorsión de la realidad". El origen del término está en un episodio de la serie de televisión Star Trek en el que unos extraterrestres conseguían hacer creer a los humanos que se encontraban en situaciones que en realidad no existían.
Los que conocían a Jobs atribuían esa característica a su personalidad, aunque como señaló ayer Isaacson a La Vanguardia en conversación telefónica, lo más destacable del personaje es que "era un romántico y un sentimental". El escritor explicó a este diario que ese "campo de distorsión de la realidad" que se le atribuía se debe a que "en el principio de su carrera le sirvió como habilidad para inspirar a las personas a hacer lo imposible".
"La principal lección de la vida de Jobs –apuntó– es la importancia que tiene la conexión entre la pasión por el arte y la tecnología". El autor sostiene que Jobs le permitió escribir la biografía porque quería que buscara la objetividad: "Lo hizo así para mantener mi independencia y darle credibilidad al libro". La reacción del público que ya ha leído la obra ha sido "muy buena". "Mucha gente está profundamente emocionada por su muerte".
La biografía expone aspectos poco edificantes de Jobs, como la dureza de su trato con directivos de Apple y de la competencia o su creencia de que el consumo de productos vegetarianos hacía innecesaria una higiene personal más allá de una ducha semanal.
El único personaje español que aparece en el libro es el rey Juan Carlos. El multimillonario Ross Perot le presentó a Jobs y ambos entablaron "una conversación eléctrica". Isaacson relata: "Al final, el Rey garabateó algo en una nota y se la entregó a Jobs. '¿Qué ha pasado?', preguntó Perot, y Jobs respondió: 'Le he vendido un ordenador'.
En el último capítulo, Jobs explica sus motivaciones. "En ocasiones he sido duro con las personas –admite–, puede que más de lo necesario". Después de describir qué sintió la primera vez que despidió a un empleado, se justificó: "Decidí que mi trabajo era asegurarme de que el equipo era excelente, y si yo no lo hacía, nadie más iba a encargarse de ello".
En sus últimos días, Jobs hizo una descripción singular a Isaacson: "Me gusta pensar que hay algo que sobrevive después de morir –comentó–. Resulta extraño pensar que puedas acumular toda esta experiencia y tal vez algo de sabiduría y que simplemente desaparezca, así que quiero creer que hay algo que sobrevive". Tras una pausa, añadió que quizás la muerte era "como un botón de encendido y apagado". "A lo mejor –concluyó– por eso nunca me gustó poner botones de encendido y apagado en los aparatos de Apple".
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