Más de lo que los inversores más pesimistas se temían, pero menos de lo que era el escenario ideal para los más exigentes. Ni muy grande, ni muy pequeño, así consideran en el mundo económico el clic plan anunciado por los líderes de la eurozona para dejar atrás la crisis de deuda soberana de los países del bloque.
A destacar: el acuerdo con el sector bancario para el valor nominal de los bonos de deuda griega en un 50%, una recapitalización del sector bancario y el aumento de la dotación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para que su capacidad de intervención alcance hasta un billón de euros (US$1,4 billones).Pero los mercados esperaban más. Los expertos calculaban que para los operadores financieros el escenario ideal hubiera sido la provisión al fondo de rescate de una capacidad de dos billones de euros y una reducción de la deuda griega de un 60%.
Y aunque el buen día vivido en las bolsas del mundo parecería indicar que lo consideran suficiente, todavía es pronto para saber qué pasará, máxime cuando no han sido ultimados numerosos detalles financieros.
Comprando tiempo
"El anuncio ha servido al menos para comprar tiempo. La prueba de la verdad vendrá en las próximas semanas", comenta el editor de Asuntos Europeos de la BBC, Gavin Hewitt.
El primer ministro David Cameron había sugerido que los problemas de la eurozona debían resolverse con un arma poderos, o una "gran bazuca" como la bautizó. Sin embargo el plan aprobado no tendría tanto poder.
"Puede que no sea la tal "gran bazuca", pero ha superado muchas de las expectativas. Un billón de euros será menos de lo que muchos creen necesario para proteger a España e Italia. La gran prueba será si Madrid y Roma consiguen rebajar los costos en la obtención de financiación", explica Hewitt.
De hecho, la principal duda parece estar entre quienes opinan que el monto no es suficiente como para entrar en acción para salvar economías tan grandes como la de España o Italia y quienes aseguran que su mera existencia hará esos países podrán obtener financiación en los mercados sin que se disparen los costes.
"La verdadera dimensión del fondo depende de que se despejen varias incógnitas, entre ellas, cuál será la inversión de varios países, entre ellos China".
El primer ministro David Cameron había sugerido que los problemas de la eurozona debían resolverse con un arma poderos, o una "gran bazuca" como la bautizó. Sin embargo el plan aprobado no tendría tanto poder.
"Puede que no sea la tal "gran bazuca", pero ha superado muchas de las expectativas. Un billón de euros será menos de lo que muchos creen necesario para proteger a España e Italia. La gran prueba será si Madrid y Roma consiguen rebajar los costos en la obtención de financiación", explica Hewitt.
De hecho, la principal duda parece estar entre quienes opinan que el monto no es suficiente como para entrar en acción para salvar economías tan grandes como la de España o Italia y quienes aseguran que su mera existencia hará esos países podrán obtener financiación en los mercados sin que se disparen los costes.
"La verdadera dimensión del fondo depende de que se despejen varias incógnitas, entre ellas, cuál será la inversión de varios países, entre ellos China".
Disciplina presupuestaria
Como apunta el editor de Negocios de la BBC Robert Peston, hay dos novedades importantes que se pueden destacar de lo anunciado en Bruselas.
"La primera es que quedó confirmado que los bancos europeos tendrán que conseguir 106.400 millones de euros de capital nuevo".
De ese montante, la banca griega es la más necesitada: 30.000 millones de euros. Pero la que se suponían las más expuestas a la quiebra griega, la francesa y la alemana, aparecen en cuarto y quinto lugar con 9.000 y 5.000 millones respectivamente después de los bancos españoles e italianos.
La banca española requerirá 26.000 millones de euros. Los italianos, 15.000 millones.
"Pero tal vez más significativo fue que el anuncio de lo que serán controles más duros para los presupuestos del futuro de los miembros de la eurozona", comenta Peston.
El editor destaca "la integración de la tasación y un nuevo marco de gestión del bloque, incluida una nueva estructura que tratará de superar el mecanismo de toma de decisiones de la Unión Europea en su conjunto".
La implicación: "la eurozona será algo más cercano a superestado del que quedarán fuera los otros diez miembros de la UE, quienes pasarán a no tener demasiada influencia en la política económica de Europa".
Ahora, acerca de si supondrá el punto final para la crisis, Walker no está convencido.
Para el corresponsal "la cifra de un billón de euros sería más convincente si fuera el doble". "Se queda corto respecto a lo que necesitaba para que los mercados consideren que España e Italia están absolutamente a salvo".
"Lo que de verdad marcaría una diferencia es la implicación explícita del Banco Central Europeo como prestamista de la agencia de rescate".
En ese sentido, Walker argumenta que el BCE, en tanto ente emisor del euro, podría inyectar en el mercado cantidades ilimitadas.
El problema está en que "la idea del banco central financiando de forma indirecta a los gobiernos despierta temores de que se dispare la inflación, especialmente en Alemania".
"El BCE puede hacerlo y de hecho hace este tipo de cosas, pero más indirectamente, sin tanta fanfarria, comprando deuda de los Estados en los mercados secundarios", recuerda el corresponsal.
"La primera es que quedó confirmado que los bancos europeos tendrán que conseguir 106.400 millones de euros de capital nuevo".
De ese montante, la banca griega es la más necesitada: 30.000 millones de euros. Pero la que se suponían las más expuestas a la quiebra griega, la francesa y la alemana, aparecen en cuarto y quinto lugar con 9.000 y 5.000 millones respectivamente después de los bancos españoles e italianos.
La banca española requerirá 26.000 millones de euros. Los italianos, 15.000 millones.
"Pero tal vez más significativo fue que el anuncio de lo que serán controles más duros para los presupuestos del futuro de los miembros de la eurozona", comenta Peston.
El editor destaca "la integración de la tasación y un nuevo marco de gestión del bloque, incluida una nueva estructura que tratará de superar el mecanismo de toma de decisiones de la Unión Europea en su conjunto".
La implicación: "la eurozona será algo más cercano a superestado del que quedarán fuera los otros diez miembros de la UE, quienes pasarán a no tener demasiada influencia en la política económica de Europa".
¿Y el BCE?
Desde Bruselas, Andrew Walker, corresponsal de Economía de la BBC, coincide en que "el acuerdo servirá para levantar la presión sobre la eurozona durante un tiempo".Ahora, acerca de si supondrá el punto final para la crisis, Walker no está convencido.
Para el corresponsal "la cifra de un billón de euros sería más convincente si fuera el doble". "Se queda corto respecto a lo que necesitaba para que los mercados consideren que España e Italia están absolutamente a salvo".
"Lo que de verdad marcaría una diferencia es la implicación explícita del Banco Central Europeo como prestamista de la agencia de rescate".
En ese sentido, Walker argumenta que el BCE, en tanto ente emisor del euro, podría inyectar en el mercado cantidades ilimitadas.
El problema está en que "la idea del banco central financiando de forma indirecta a los gobiernos despierta temores de que se dispare la inflación, especialmente en Alemania".
"El BCE puede hacerlo y de hecho hace este tipo de cosas, pero más indirectamente, sin tanta fanfarria, comprando deuda de los Estados en los mercados secundarios", recuerda el corresponsal.
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