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2011/10/28

La crisis económica europea le dolerá a América Latina

Un escenario alternativo para las economías de América Latina, bastante más sombrío que el actual, comenzó a ser esbozado por organismos internacionales ante la amenaza de otra crisis financiera global.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y analistas privados prevén que la región volverá a crecer el año que viene, pero menos que años anteriores y con riesgos de un deterioro importante de la coyuntura.
El temor es que un agravamiento de la crisis de deuda en Europa impacte en las economías de Asia y en el comercio mundial, bajando más los precios de las materias primas que son vitales para Sudamérica.
Esta posibilidad parece generar actualmente mayor inquietud que el peligro de un recalentamiento de las economías de la región y un repunte inflacionario, que hasta hace algunas semanas desvelaban a muchos.
"Los riesgos ahora están en que puede haber una baja importante en la demanda global para las exportaciones latinoamericanas y un aplanamiento en los términos de intercambio", definió Augusto de la Torre, economista jefe del Banco Mundial para América Latina, en diálogo con BBC Mundo.

Escenario uno

El FMI indicó en un informe divulgado este mes que habrá una reducción "moderada" del crecimiento de América Latina, que llegaría a 4,5% este año y 4% el año que viene.
Estas cifras son menores a la expansión de 6% que la región tuvo el año pasado y están 0,1% por debajo de los pronósticos que el Fondo publicó en junio, debido a la desaceleración económica global.

Este panorama de crecimiento reducido, que de todos modos podría ser la envidia de muchas economías ricas, es el "escenario base" con que trabajan los organismos internacionales en este momento.
"La gente todavía está pensando junto con nosotros que es más posible que la situación no sea catastrófica", explicó De la Torre.
Las proyecciones contemplan la posibilidad de un crecimiento débil de Estados Unidos y Europa.
Pero reflejan la esperanza de que la liquidez global y los precios de las materias primas sigan empujando a América Latina, fundamentalmente por el comercio con China, aunque con menos fuerza.
Para los analistas, este escenario de desaceleración en la región y de una menor demanda doméstica podría ayudar a aliviar las presiones inflacionarias y a la vez las tendencias al alza de sus monedas.

Escenario dos

Sin embargo, De la Torre advirtió que "hay también otro escenario más adverso" para proyectar el futuro económico de América Latina.

Agregó que esto contempla una hipótesis en la que "los problemas en Europa no se solucionan y la situación más bien se deteriora generando fuertes reacciones y turbulencias en los mercados financieros internacionales, tan fuertes que ni siquiera el crecimiento en China podría sostenerse".
"En ese escenario, que sería muy negativo, los canales financieros de transmisión (de la crisis) serían fuertes, parecidos quizás a los que el mundo experimentó cuando cayó Lehman Brothers", dijo en alusión a la quiebra del banco estadounidense que desató la depresión global en septiembre de 2008.
Aquella crisis provocó una fuerte desaceleración en América Latina, que pasó de un crecimiento en torno a 5% a una pequeña contracción en promedio durante 2009.
El riesgo de una frenada brusca del comercio global también fue evocado en el informe que el FMI divulgó a comienzos de mes, que advierte que un contagio en América Latina "podría cambiar la dirección de los vientos e incidir negativamente en los países exportadores de materias primas".

"Pregunta del millón"

Un dato que sustenta estos temores es la volatilidad e incluso la tendencia a la baja que experimentaron recientemente los precios de algunas materias primas, como el cobre chileno y peruano o la soja argentina.
En los últimos años, el alza en la cotización de las materias primas fue un motor clave del crecimiento económico en América Latina, una región que según el FMI es en promedio tan dependiente de sus materias primas hace 40 años.

En Sudamérica, las exportaciones de materias primas llegaron a sumar 10% del PIB el año pasado, bastante por encima del 6% que representaban en 1970.
De acuerdo a consultas formuladas por los corresponsales de BBC Mundo en la región, esto se manifiesta de diferentes formas en los países.
En Argentina, muchos advierten que la economía es demasiado dependiente de la venta de soja, y prevén problemas si el gobierno mantiene su nivel actual de gastos (que ha generado un déficit fiscal de cerca de US$2.785 millones).
En Colombia, el petróleo, carbón y níquel concentran el 70% del valor de las exportaciones del país, que pese a su crecimiento tiene una tasa anual de inflación de apenas 3,73% a septiembre.

"A largo plazo las perspectivas son muy favorables. Lo único que podría alterarlo sería un choque muy fuerte producto del desplome en los precios de nuestros principales productos de exportación", dijo Carlos Ramos, analista macroeconómico de la agencia InterBolsa, consultado por BBC Mundo.
Este panorama sudamericano contrasta con lo que ocurre en México y América Central, donde las materias primas pasaron de ser la mitad de las exportaciones totales hace unas décadas a sólo 25% el año pasado, según el FMI.
Daniel Titelman, jefe de la Unidad de Estudios del Desarrollo de la CEPAL, dijo que "la pregunta del millón" para la región ahora es si los precios de las materias primas seguirán bajando en el mediano plazo.
"Uno podría esperar una suerte de moderación en los precios de los commodities en el futuro cercano", dijo Titelman a BBC Mundo.
Para los países exportadores de materias primas, agregó, "eso tiene un impacto sobre la entrada de recursos", que se reducirían.
"(Pero) en el caso de los países de Centroamérica, que importan fundamentalmente commodities, la noticia es buena", comparó.

El arma de las tasas

Otra duda es si las medidas de contención que tiene a su disposición la región serán suficientes para contener un eventual choque externo y mantener intactos los progresos económicos y sociales que tuvieron sus países recientemente.
Entre las opciones que tiene América Latina figura la posibilidad de reducir sus tasas de interés para estimular la actividad doméstica si la demanda externa se deteriora demasiado.
Buena parte de la región tendría margen para hacer esto después de vivir un período de 15 meses consecutivos de subas en las tasas de los países para enfrentar las presiones inflacionarias, explicó De la Torre.
De hecho, Brasil ya ha comenzado a echar mano a esa política con dos reducciones seguidas de su tasa de referencia, que desde el 31 de agosto bajó un punto para ubicarse en 11,5%, todavía de las más altas del mundo.
"Probablemente muchos otros países de la región también van a estar bajando sus tasas de interés", pronosticó Titelman.

Inflación y pobreza

Sin embargo, el riesgo del alza de los precios puede suponer un límite para la estrategia de estimular la actividad doméstica con recortes de tasas.

En Brasil, la inflación anualizada alcanzó 7,31% en setiembre, el mayor nivel en seis años, superior al techo de la meta de 6,5% fijado por el Banco Central.
Venezuela y Argentina, los países con mayores índices inflacionarios de la región, pueden tener a su vez restricciones fiscales para estimular sus economías.
De la Torre señaló que otras opciones regionales son el empleo de reservas internacionales por quienes las acumularon durante la bonanza o "la habilidad de usar el tipo de cambio para amortiguar el choque externo a través de la devaluación de las monedas".
El economista del Banco Mundial dijo confiar en que se mantengan las políticas sociales, sobre todo de transferencias condicionadas, que permitieron a la región sacar a cerca de 70 millones de personas de la pobreza desde 2003.
"No creo que sean absolutamente inmunes: si el choque externo es enorme, tal vez los amortiguadores que tenemos no den abasto" dijo. "(Pero) los amortiguadores macroeconómicos y sociales están mucho mejor que en décadas pasadas".

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