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2011/10/10

La próxima revolución en internet

Se cree que la "internet de los objetos" será el próximo gran paso tecnológico. Pero, ¿cuándo será posible que las personas creen sus propios objetos?
Siempre entendí el mundo de los blogs como un medio de establecer relaciones para las personas tímidas.
Yo soy muy retraído, no me gusta conocer gente nueva y soy malo en las conversaciones casuales.
Entré en los 30 dando por hecho que tendría un círculo de amigos pequeño que se iría estrechando hasta que muriera.
Pero entonces descubrí el poder de los blogs. Me abrí el mío y empecé a hacer amigos. Comencé a explorar nuevos mundos y hallé mi propia voz. Y lo hice sin tener que aprender programación, ningún código, sin necesidad de ser informático.
De repente, podía publicar en internet para todo el mundo. Eso no significa que todo el mundo me leyera, pero sí que podía hacerlo, y eso resultó tremendamente liberador, muy excitante.
Ahora sabemos que los blogs son un aspecto de lo que denominamos redes sociales por internet, que transformaron todas las industrias y profesiones y que son tan discutidas en los medios de comunicación.

El bricolaje de internet

De lo que ya no se habla tanto es de un sitio web llamado Geocities. Ahora ya no existe, pero para muchas personas ése fue el lugar en el que vivieron online por primera vez.
Geocities era un sitio donde uno podía crear su página personal sin tener que saber hacer nada técnico, sólo con unos pocos clics.
Visualmente no era muy atractivo, solía haber más letreros intermitentes de los que uno desearía, muchos carteles de "sitio en construcción" y cosas así. Quizá era algo un poco tonto y trivial, pero también era maravilloso porque por fin, millones de voces podían escucharse.
En aquella época, el pensador de la comunicación Clay Shirky estaba empezando a trabajar como creador de webs. Shirky recuerda que entonces pensó que nadie iba a usar jamás Geocities.
¿Por qué iba alquien a utilizar algo tan tosco y feo como aquello? Pero entonces, Geocities tuvo éxito. Y cuando llegaron MySpace y Facebook, Shirky se dio cuenta de que algo se estaba cocinando que todos los profesionales habían pasado por alto.
Como él mismo dijo, "crear algo personal, incluso de una calidad mediana, tiene un encanto diferente a consumir algo hecho por otros, a pesar de que sea de una calidad alta".
Creo que esta idea es profunda y pone de relieve algo que nos habíamos perdido sobre las redes sociales en internet. No se trata de los lectores, ni de la calidad del contenido. Se trata de quienes escriben y del acto de escribir. Eso es lo que hace que todo esto funcione y lo haga tan poderoso.

Objetos online

Pero ahora la innovación en este terreno se está secando. No necesitamos vías nuevas para poner nuestra voz, nuestras fotos o nuestros videos online. Ya es todo lo fácil que puede llegar a ser.
Sin embargo, el mundo sigue moviéndose y las cosas y las personas interesantes desde el punto de vista tecnológico ya están empezando a pensar en otras cosas.
¿Cuál será la próxima revolución tecnológica? Si le preguntan a las grandes compañías e instituciones sobre esto, les responderán que "la internet de los objetos".
"Internet de los objetos" es una expresión que se va a escuchar mucho en los próximos años y la clave está desvelada en su propio nombre. Se trata de conectar objetos más que de conectar personas.
En 2020 se estima que habrá 50.000 millones de objetos online. Otras previsiones elevan esta cifra a un billón, aunque nadie lo sabe con certeza.
Hay muchas personas interesadas en conectar todas las cosas a la red y cobrar por el ancho de banda que eso necesita.
En este mundo todo es inteligente –ciudades inteligentes, redes inteligentes- o al menos está precedido de ese adjetivo.
Ahora, incluso los puentes tienen sensores que informan sobre cuándo esos puentes necesitan arreglos. Cada vez está más cerca un mundo en el que cada cosa informe sobre su estado a alguien que la supervise.

Hackers de ferretería

Todo esto pierde fuerza, sin embargo, cuando empezamos a pensar en las personas y cómo se verán involucradas en esta nueva infraestructura. No es que sea un mundo estúpido o malo, simplemente sería un poco aburrido. En él no hay nada de lo mágico y especial que tiene la vida.
Pero entre la maleza del desarrollo de la internet de los objetos, entre bambalinas, queda algo de entusiasmo subversivo, encarnado por los llamados hackers, hackers de hardware o "hacedores" que siguen desarrollando cosas interesantes en los márgenes.
A estas personas les gusta desmontar, deconstruir, desmantelar, reconstruir, reparar, hacer algo nuevo y mejor, algo propio, a partir de los objetos que ya existen.
Esta afición ha existido durante años y años, pero ahora está siendo revivida por un pequeño artilugio llamado Arduino, un aparato que cualquiera puede utilizar para conectar su computadora a proyectos electrónicos.
Dispositivos sencillos que cualquiera haya en casa pueden conectarse a Arduino y así unirse al poder de lo digital y a la red. Esto ha sacado a la luz todo tipo de aparatos interesantes inventados por personas normales.
El mundo de Arduino es un lugar donde la gente hace las cosas que uno haría si le dejaran inventar por sí mismo. Es un mundo donde la gente amarra cámaras digitales a globos meteorológicos para fotografiar el espacio. Un mundo donde Arduino conecta máquinas de hacer pompas de jabón a internet para que produzcan burbujas cada vez que el programa detecta una palabra clave en Twitter.
Todo esto sólo lo piensan y lo hacen personas que juegan, imaginan y se mueven en los márgenes.

Inventores de un mundo nuevo

Yo siempre pienso que quienes están detrás de la internet de los objetos tienen como meta hacer que el mundo sea más eficiente y controlado, mientras que el fin de los hackers, es que el mundo sea un poco más mágico.
Un amigo mío, Andy Huntingdon, le llama a ésta era el "Geocities de los objetos". Se trata de hacer cosas que quizá sean un poco insustanciales, un poco tontas y un poco sinsentido, pero que provocan la satisfacción de haberlas hecho uno mismo.
Creo que todavía no estamos en el "Geocities de los objetos". Eso no es tan fácil como hacer una página web. Pero no estamos tan lejos y caminamos en esa dirección.
Además, siento que lo que más deseamos no es una "Geocities de los objetos" o una "internet de los objetos", sino una internet con objetos, un mundo donde compartir nuestras redes con los objetos.
El diseñador Matt Jones dijo que es tan importante pensar sobre la red como sobre los objetos. Y creo que ésa será la siguiente fase: diseñar nuestras relaciones con los objetos será la parte verdaderamente interesante.
Ahí es donde lo realmente excitante, radical y vitalista emergerá, especialmente cuando se le agregan al cóctel cosas como la impresión en 3D o la robótica personal.
Nosotros mismos vamos a estar diseñando todas estas cosas brillantes. Y los diseñadores profesionales y los medios de comunicación las desdeñarán y las tacharán de insustanciales, tontas y sinsentido.
"¿Para qué quieren hacer eso?", dirán, como dijeron de Geocities, de los blogs y de Facebook.
Y yo les recordaré una vez más el pensamiento de Shirky: "crear algo personal, incluso de una calidad mediana, tiene un encanto diferente a consumir algo hecho por otros, a pesar de que sea de una calidad alta".
No tiene que ver con el objeto, sino con la satisfacción de hacerlo y con las relaciones que lo envuelven. Eso es lo que hará que la próxima revolución tecnológica sea transformadora y cautivadora.
No se tratará de medios de comunicación y pantallas, se tratará de nuestras vidas y de los objetos que nos rodean.
Mi red de amigos me llevó, gracias a los blogs, a pensar en todo esto y será una red de personas entusiastas la que hará que se haga realidad. Ése es el motivo por el que ganarán.

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