La abundancia de materias primas en los países de Latinoamérica y su comercialización con nuevos mercados, podría ser beneficiosa para el crecimiento económico de la región y su alejamiento de la crisis global, sostiene un informe anual del Banco Mundial sobre los Recursos Naturales en América Latina y el Caribe", divulgado este miércoles en Asunción.
"Influyentes economistas consideraron siempre como una ‘maldición’ para el desarrollo de una nación la abundancia de materias primas, pero muy por el contrario, ésta podría representar una llave a la prosperidad", afirmó el economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre.
De la Torre, quien presentó el documento, aseguró que la creciente demanda de minerales y materias primas agrícolas por parte de los mercados asiáticos, y en particular de China, mejoró los precios internacionales en esta última década, lo que contribuyó al crecimiento económico regional.
De acuerdo con el estudio, en América Latina ha habido un cambio sustancial al pasar de la exportación de materias primas a países ricos al comercio con economías emergentes.
Las exportaciones a Estados Unidos disminuyeron de 44%, en 1990 a 37% en 2008, mientras que hacia China crecieron más de diez veces en el mismo período: de 0,8 por ciento a 10 por ciento de las exportaciones totales de materias primas.
China es el mercado más importante para las exportaciones brasileñas de materias primas, al representar casi una quinta parte del total de éstas en 2008", señala el informe.
Desafíos
Según de la Torre, la recuperación y la fortaleza de Latinoamérica ante la crisis económica global puede atribuirse, en parte, al crecimiento de las exportaciones de materias primas regionales con destino a las economías asiáticas.
"De mantenerse la demanda de los países asiáticos de productos como la soja argentina, el mineral de hierro brasileño, el cobre chileno, pescado y minerales peruanos y otras materias primas latinoamericanas, la región podrá beneficiarse enormemente de sus recursos naturales", afirmó.
El Banco Mundial sostiene en su informe que en América Latina y el Caribe se pueden aprovechar esta oportunidad de crecimiento si se administra adecuadamente la abundante ganancia proveniente de la recuperación impulsada por las materias primas.
"A largo plazo, el desafío es administrar bien esta bonanza y destinar esas ganancias a la inversión en capital humano, a construir una infraestructura mejor y a fomentar la innovación, algo fundamental para el crecimiento sostenido", recalcó de la Torre.
Recuperación de la crisis
América Latina se está recuperando de la crisis global, en parte gracias a la fortaleza de una expansión impulsada por las materias primas que se espera sobrepase la marca de 5% en 2010, de acuerdo a cálculos del Banco Mundial.
Más del 97% del Producto Interno Bruto (PIB) regional se produce en países que son exportadores netos de materias primas, mientras que el 93% de su población reside en países que se han beneficiado de los altos precios de las mismas.
De los siete países que representan aproximadamente 85% del PIB regional, seis tienen una alta participación de las materias primas en los ingresos fiscales, variando entre un 10% y un 49% entre 2004-08.
Estos países son Argentina (materias primas agrícolas de exportación), Chile (cobre), Colombia (petróleo), México (hidrocarburos), Perú (minería) y Venezuela (hidrocarburos).
La participación de los recursos naturales dentro de los ingresos totales aumentó en las últimas décadas en todos los países exportadores de materias primas de la región, con excepción de México.
En 2008, las exportaciones de materias primas de las siete economías más grandes de América Latina y el Caribe alcanzaron un máximo de casi US$ 400 mil millones. Esto representa un poco más de la mitad de todas las exportaciones (52%).
En el Cono Sur (Argentina, Uruguay, Paraguay y sur de Brasil), la participación de las exportaciones relacionadas a la agricultura es en promedio más del 50 por ciento de las exportaciones totales.
Según el informe, "la maldición de los bienes primarios (que la abundancia de los recursos naturales menoscaba el crecimiento económico a largo plazo), en caso de existir, no es ni fuerte ni inevitable. La evidencia predominante indica que la riqueza de los recursos naturales, en promedio, ni socava ni promueve desproporcionalmente el crecimiento económico", afirma.
Sin embargo, aunque no exista la maldición de los bienes primarios, sí existe preocupación sobre los riesgos que puede crear.
De no manejarse en forma adecuada, éstos pueden producir efectos nocivos en las perspectivas de desarrollo económico e institucional de un país, y para abordarlos, se requiere tomar decisiones políticas en varios frentes.