Josh Harris, al que durante la década de los 90 se le conocía como el 'Warhol de la Web' es uno de esos personajes que siempre se tienen en cuenta cuando se cuenta la historia de la Red. En su obra se halla el haber creado el primer 'Gran Hermano' de Internet.
Su primer proyecto, en 1993, fue 'Quiet': durante unos días, un grupo de personas vivió en una fiesta continua en un edificio de Broadway. Todo era gratis: comida, bebida, alojamiento... con una condición: todo se emitía en directo a través del portal 'Pseudo.com'. Finalmente las autoridades cerraron la fiesta y Harris se embolsó el dinero y desapareció.
Más tarde, se embarcó en un proyecto similar: vivir 'en público' durante 100 días con su novia, para lo que llenó su apartamento de cámaras y lo preparó para la vida 'online'.
La presión a la que se sometieron fue tal que la relación se rompió y él, aunque más tarde intentó reaparecer con una idea similar a YouTube, finalmente la abandonó y desapareció definitivamente.
En su currículum figura también el haber montado la primera empresa web de investigación social, conocida como Jupiter Research.
Hoy por hoy vive en Etiopía como director ejecutivo de African Entertainment Network.
Harris sin duda pasará a la historia de Internet por sus experimentos e investigaciones de las repercusiones de las nuevas tecnologías en la sociedad desde un punto de visto totalmente novedoso en aquellos años, en los que no existían ni YouTube ni los 'realities' de la televisión.
'We Live in Public', que se estrena la próxima semana en Reino Unido y ganadora del galardón del jurado del festival de Sundance de este año en la categoría documental, cuenta la vida y obra de este visionario de la Red que a finales de la década de los 90 ya observó las posibilidades que ofrecía Internet combinado con el vídeo.
La directora de 'We Live in Public', Ondi Timoner, es la misma que se encargó de capturar en vídeo todo lo que ocurría en 'el búnker' (como se conoce al local en el que se grabó 'Quiet'). Según The Guardian, la directora ve a Harris como un visionario que ya hace diez años pretendía advertir de lo que los niños de hoy en día pueden llegar a convertirse en el futuro: permanentemente conectados con muchos pero manteniendo contacto íntimo con pocos.
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