El rockero Neil Young abominó del MP3 y hasta del iPod, que comparó con un juguete de Fisher Price. En su campaña contra el sonido puro -excesivamente puro-, prohibió que se digitalizaran su legado musical. La cruzada sorprendió en su mundo de sonido sucio, pero no entre los grandes melómanos, que durante años se han buscado alternativas a la omnipresencia del MP3, una tecnología que tiene la virtud de su gran compresión musical, pero a costa de pérdida de calidad.
Sonido digital no es sinónimo de MP3. La alta fidelidad digital existe, incluso se descarga en Internet; pero hay que pagarla.
A Stefan Pietzsch su amor por la música le llevó a abrir una tienda virtual de jazz. Su casa de Mallorca está preparada para el mejor sonido, pero no para el sonido orgánico del vinilo, sino para la reproducción digital. "A diferencia del vinilo, el formato digital, tanto en CD como en archivos comprimidos, te permite un ingente acceso a todo tipo de música. Con un equipo de primera fila, la puedes escuchar con el mejor sonido tecnológico que el oído humano puede percibir".
"Dispongo de un reproductor CEC TL1 (12.000 euros) que lleva tracción por correa". Esto quiere decir que el motor está separado por una correa para que su movimiento no altere de ningún modo la reproducción de cedés. Y un DAC [conversor de sonido digital a analógico] (9.000 euros) para conectar al amplificador, que reproduce la señal y aumenta la frecuencia de 44 KHz a 732 KHZ".
"Hay webs que permiten bajar música con 24 bits/96 KHz, muy superior a la del formato CD (16 bits/44 KHz)", explica Pietzsch. Se refiere al audio de alta definición de sitios como Itrax o Aixrecords. Allí hay canciones y álbumes grabados con un sonido surround 5.1 que supera la capacidad auditiva humana -situada, en límite superior, en los 20 KHz-.
En la red hay poco material en este formato de descarga de primerísima fila, "muy lejos del MP3, comprimido a 128 Kbps", apunta Pietzsch. "Son descargas de pago; en esa calidad no hay nada gratis", dice. Aunque se puede obtener un álbum de country o rock en 24 bits / 96 KHz por 18 euros.
"Tengo unos 800 cedés ya pasados a archivo digital usando Flac, un códec que comprime sin pérdida de calidad", insiste. Como códec libre de patentes, es muy usado por quienes prefieren mantener la calidad del archivo antes que un almacenaje de ficheros muy comprimido. "Como otros formatos de reducción sin pérdida, comprime una pieza a la mitad de su tamaño en el fichero, mientras que el MP3 la comprime diez veces más".
Con su DAC de 9.000 euros, Pietzsch convierte en analógico su sonido digital para conectarlo a un pre-amplificador Klimó (5.000 euros) a través de unos cables de alta calidad (4.000 euros). Es el paso previo para llegar a las dos etapas de potencia -una para cada canal, izquierdo y derecho- de la misma marca, y de 14.000 euros. "Son de válvulas, y manipulan poco la señal". Luego, a través de cables de altavoz de 3.000 euros, todo llegaría a sus cajas Avantgarde Mezzo (31.500 euros). En total, casi 100.000 euros de equipo, que tritura cualquier nostalgia de la era vinilo.
La melomanía está reconciliándose con el mundo digital gracias a nuevos formatos de compresión musical de calidad y sin pérdida sonora. "Para el bueno sonido, hemos de intentar que la compresión no baje de unos 44.1 KHZ y 192 Kbps, y hay que olvidar los 128 Kbps del MP3 usual", apunta Pascual Diago, matemático con experiencia en el campo musical. "Algo curioso", dice,"es el efecto iPod, para el cual se están creando grandes cosas que ofrecen óptimas soluciones Hi-Fi".
Pérdida de calidad
"Siempre habrá pérdida de calidad del paso analógico al digital", explica Alejandro Alís, diseñador de electrónica a medida. Si bien el vinilo graba en analógico el sonido tal y como se produce, "ya en el salto al CD se graba en forma de '1' y '0'", apunta, "se mide en un instante de tiempo la amplitud de la señal para convertirla a un valor numérico aproximadamente 40.000 veces por segundo. La pérdida de calidad es inapreciable al oído humano".
Un músico de culto como Neil Young mantiene una teoría diferente. Cree que en digital podemos advertir absolutamente todos los detalles de una canción la primera vez que la escuchamos. Y, como nada se esconde en esa escucha a la sensibilidad del oído, el cerebro no se siente impulsado a poner esa canción por segunda vez: no se está escuchando música, sino códigos y dígitos, tonos y frecuencias. Finalmente, la mejora de los sistemas digitales, decididó a Young a publicar su discografía y vídeos en Blu-Ray de alta definición.
"El oído humano no está acostumbrado a la perfección", dice Rafael San Espert, director de la banda de música de Bilbao. "Por eso, a veces, nos sentimos más cómodos y disfrutamos más con una reproducción analógica de calidad. Si lo que buscas es calidad acústica, los buenos sistemas digitales de hoy. Si quieres calidez de sonido: equipo analógico y de válvulas; pero el mejor sonido que se pueda imaginar es aún el que podemos escuchar en una buena sala de conciertos".
Lo más parecido a la realidad
La alta definición en audio se caracteriza principalmente por ser un estándar de calidad que pretende superar la capacidad auditiva humana, concretado en dos formatos principales: el SACD (reproducción de 100 KHz) y el DVD-Audio (reproducción de 80 KHz). El mejor CD ofrece, como máximo, 22 KHz. Ahora bien, muchos piensan que estos formatos -y sus equivalentes en archivos digitales- sólo ofrecen la posibilidad del audio multicanal y envolvente.
Según el físico Elies Fuster, investigador acústico en la Universidad Politécnica de Valencia, "el sonido 5.1 no tiene por qué implicar siempre una mejor calidad, sino la utilización de 6 canales. De hecho, en el formato DVD audio, como este soporte tiene una capacidad limitada, para trabajar en 5.1 hay que bajar un poco la calidad del audio; aunque, desde luego, es superior a la del CD".
Rafael Sanz Espert, director de la banda municipal de música de Bilbao, y miembro del consejo de la World Association for Symphonic Bands and Ensembles (WASBE), describe la Alta Fidelidad. "La Hi-Fi es una norma de calidad que significa que la reproducción del sonido es muy fiel al original y pretende que los ruidos y la distorsión sean mínimos; por tanto, la Alta Fidelidad quiere decir exactamente eso: el mayor parecido a la realidad". Y, para evitar confusiones, la diferencia del High-end audio, es decir, de los productos de alta gama para la escucha casera. "Éstos serían aquellos productos que reproducen el sonido tal y como fue generado durante la grabación, algo que no es siempre cierto, puesto que determinadas características en los elementos de la reproducción hacen más placentera la escucha. Dichas características", detalla, "suelen ser distorsiones de armónicos". Y si comparamos la Alta Fidelidad con el MP3, Sanz Espert, zanja: "Es como leer un libro con la calidad de un fax".
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