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2009/11/04

En busca de las raíces, a través de Internet

Fuente: La Nación.

Pregunta por su pelo y se lo acomoda. Durante toda la charla jugará con el cuello de su pulóver, coqueta, risueña, pero también melancólica, Julia Los (70), se sumerge en su historia y se anima a recordar las calles de San Petersburgo de 1920 , la revolución bolchevique, la hambruna, la huída a Bielorrusia, todo un pasado que conoció a través de las historias de su abuela a quien cuidó en la Argentina hasta el año 1990, cuando, a la edad de 100 años, falleció dejándole una tarea que la desvelaría hasta hoy: "mi abuela siempre me decía, cuando yo no esté seguí buscando a mi hermanita, y en eso estoy", cuenta y así sintetiza una búsqueda que lleva casi dos décadas.

A partir de ahí, Julia comenzó la búsqueda de Natalia Krivicha, la hermana de su abuela y la de sus hijos Olga, Piot y Nicalai Yakovko, quienes siguieron intercambiando correspondencia con Argentina hasta el año 1937. "Fui rescatando los nombres y fechas, pero luego vino la segunda guerra en la que pereció más de un cuarto de la población de Beliorrusia y ese el principal problema para esta búsqueda", se lamenta Los mientras acaricia una vieja foto de sus abuelos.

Julia estuvo casi 20 años buscando por buena parte de Europa utilizando todos los medios tradicionales: visitó embajadas, escribió a la Cruz Roja de toda Europa, visitó a la iglesia mormona, que cuenta con una gran base de datos genealógica, y a colectividades rusas en Argentina. Si bien todos estos intentos arrojaron luz sobre su pasado, ninguna aportó una pista cierta sobre su familia. Era hora de pensar otra manera de buscar.

Nueva etapa. "Un día escuché por la radio sobre una fundación que daba cursos de computación para la tercera edad, y me pareció que hacia allí debía dirigirme", cuenta entre risas. A mediados de 2008 Julia se acercó a la Fundación Equidad y aprendió a utilizar herramientas básicas como el procesador de textos, la planilla de cálculo y los navegadores que le permitirían ingresar a Internet. A partir de allí, la búsqueda a través de cartas se plasmó en un teclado y en cientos de mails que recorren Europa bajo el título "tracing my relatives" ("buscando a mis parientes" en español).

Con la ayuda de una amiga, entró a Facebook , buscó los apellidos de su familia y escribió a cada uno de ellos. "Muchos contestaron amablemente y buscaron en su pasado, pero son apellidos habituales en Rusia", dice. La búsqueda fue tomando fuerza en el mundo virtual y llegó a oídos de diputados y embajadas que están colaborando e investigando en las principales ciudades de Lituania, Polonia y Bielorrusia. Hasta a la televisión moscovita se comunicó con Julia y le propuso un viaje de tener algún resultado positivo. "Llegué muy lejos, aparecieron muchas familias que podrían ser la mía o haber conocido a mis antepasados. Si tuviera mi máquina sería más fluido, pero como jubilada se me hace difícil. En un locutorio no puedo quedarme mucho tiempo", dice la mujer llena de vida, que además de computación estudia alemán y ruso.

La búsqueda continúa, y más allá de los resultados ella valora el camino transitado. "No me animo a llamarla tarea, es una motivación muy importante para mi vida. Soy conciente de que quizás no tenga buenos resultados, pero también confío en que somos de familia longeva. Además, aprendí mucho de mis raíces y del contexto histórico navegando en Internet. Me congratulo porque, a pesar de mi edad, me animé con los medios modernos", dice.

Ahora Julia apura la charla, se calza su sobretodo y se excusa porque tiene que irse a "chequear" si su profesora de alemán le mandó la tarea a una de sus casillas de e-mail.

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