Adivina, adivinanza: ¿qué operación puede servir para que a una mujer le deje de molestar montar en bicicleta, disfrute más de sus relaciones sexuales o, simplemente, se sienta más atractiva? La respuesta es una vieja conocida de la especialidad de Cirugía Plástica y de las actrices de pornografía y una amiga reciente de mujeres de toda clase social y profesión. Se trata de la labioplastia, la reducción quirúrgica de los labios menores, una operación cuya popularidad está aumentando, aunque no hay registros sobre el número realizado.
Una revisión publicada recientemente en el British Journal of Obstetrics and Gynaecology apunta a que no hay datos sobre la eficacia de esta técnica y a que muchas de las mujeres que se someten a ella no son conscientes de los posibles riesgos que acarrea. Entre los que citan la ginecóloga Sarah Creighton y la psicóloga Lih-Mei Liao, del Instituto UCL para la Salud de la Mujer, en Londres, destacan dos: pérdida de sensibilidad en los genitales femeninos y molestias a la hora de tener hijos, que podrían requerir de una cesárea.
En España, el presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SECPRE), Ezequiel Rodríguez, cree que estos riesgos, de existir, son excepciones y apela a la seguridad de un procedimiento que vio practicar por primera vez alrededor de 1978 a un "gran cirujano de la época" que recortó los labios menores de los genitales "de una conocida actriz del destape".
"Algunos lo cortan todo"
De opinión parecida es el recién nombrado presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética y Plástica (AECEP), Juan Monreal, que ha realizado más de 50 labioplastias en su clínica privada. No obstante, puede explicarse el recelo de los investigadores británicos por las distintas técnicas quirúrgicas que se emplean para recortar los labios menores. "El introito vaginal [la entrada de la vagina donde se sitúa el himen antes de que la mujer pierda la virginidad] debe estar húmedo y caliente, y esa es la función que cumplen los labios menores; por eso, aunque algunas te lo piden, yo siempre me niego a recortarlos enteros", comenta Monreal, que cree que hay que dejar al menos entre un centímetro y un centímetro y medio de este tejido. "Otros cirujanos lo cortan todo", comenta .
Con respecto a la sensibilidad, este especialista reconoce que "como toda buena zona sensible", al principio sí se pierde algo, pero que en seguida se recupera. Los autores del trabajo británico, sin embargo, echan de menos una medición objetiva de dicha recuperación ya que, en los 18 ensayos clínicos que revisaron, esta se medía en términos anecdóticos. "Para referirse al éxito de la cirugía en las pacientes, se utilizaban frases como no tenían dificultades para llevar bragas ajustadas o llegó a casarse con un golfista profesional", describen en el estudio.Los motivos que llevan a una mujer a solicitar una labioplastia cuyo coste en España oscila entre los 2.800 y los 3.500 euros son variados, pero suelen incluir molestias a la hora de vestir prendas ajustadas o de hacer deportes como el ciclismo. Rodríguez recuerda, por ejemplo, que alguna paciente se ha quejado "de que el bikini le hacía un bulto que le hacía parecer un varón". Pero, tal y como señala Monreal, en realidad muchas veces sólo hay motivos estéticos, "aunque no lo digan". A este especialista, por ejemplo, una paciente le ha llegado a pedir "una vagina como la de una niña de 14 años".
Como en muchas otras operaciones estéticas, hay mujeres que solicitan la labioplastia sin necesitarla. Es lo que se conoce como dismorfobia, un trastorno por el que la mujer se ve fallos estéticos de los que carece. En este caso, un buen cirujano no recomienda la operación.
La revisión británica concluye afirmando que es necesario desarrollar estándares clínicos que permitan evaluar la necesidad de una operación de este tipo y la valoración de sus resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario