Martin Cooper, el creador del teléfono móvil y por ello premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2009, tiene un fantástico sentido del humor. Lo ha demostrado en la conferencia inaugural de la 31ª Conferencia internacional de autoridades de protección de datos y privacidad, donde no ha dudado en sacar el móvil que él mismo inventó en 1973 (de 1,25 kilos) y bromear con que su batería, de 20 minutos, es suficiente, ya que no es posible sostenerlo por más tiempo de lo pesado que es. A sus 82 años, Cooper está ultimando una nueva tecnología de redes que hará que sus costes se reduzcan rápidamente y "según la ley de Cooper, para siempre".
Pregunta. Ha afirmado durante la conferencia que, pese a los increíbles avances tecnológicos, aún estamos en el umbral de la revolución digital. ¿Cuándo y cómo veremos esa revolución?
Respuesta. Lo único importante sobre la tecnología es cómo afecta a las personas, por eso será cuando la vida de la gente se vea mejorada, sabremos que tenemos esa revolución. No creo que mandar emails sea una verdadera revolución, pero sí en el mundo sanitario, eso sí que será importante.
P. ¿Cuánto cree que tardará?
R. Empezaremos a ver algunas aplicaciones sencillas muy pronto, incluso mi mujer ha inventado un móvil que tiene un diseño muy básico, sólo sirve para llamar y escuchar y una agenda pero sólo si uno la quiere, pero una de las aplicaciones que tiene es que marcando una tecla llamas a una enfermera que te puede dar consejo. Otra aplicación que está saliendo es que, cuando te recetan una medicina, una persona te llamará para recordarte cada vez que tienes que tomar la pastillita. Esta es la verdadera revolución, que está empezando y llegará lentamente, quizás de cuatro a cinco años ya habrá aplicaciones más complejas.
P. Usted contradice la tendencia actual de que los móviles hagan de todo (cámara de fotos, MP3, GPS...), ¿Cree que lo que quiere la gente son diferentes dispositivos?
R. Sí, yo creo que la gente quiere tener lo que verdaderamente le interesa, una o dos cosas, otros quieren muchos, pero les obligamos a que lo compren todo. Y eso es un error, la buena tecnología debe ser invisible. Entonces, si se es ingeniero y se quiere investigar quizás quiera tenerlo todo pero las personas deberían poder elegir exactamente lo que le va a ella. Porque cuando se tiene un dispositivo que lo hace todo, no hace muy bien nada.
P. Pero los jóvenes lo quieren todo...
R. Mira, el teléfono óptimo será aquél que se colocará detrás de la oreja o incluso debajo de la piel, y que gustará a todos incluso a los chicos de 16 años. Lo mismo con la cámara, la buena no estará en el teléfono; pero lo interesante es que la cámara estará conectada con el teléfono. Queremos satisfacer a los jóvenes pero también a todos los demás.
P. Respecto a la privacidad, ¿en qué medida cree que los móviles han podido contribuir a que se pierda?
R. No creo eso, lo que queremos es buscar un equilibrio pero si una persona es honrada, no le importa lo que pasa con sus datos. Los datos financieros sí hay que protegerlos, pero a mí no me importa si alguien sabe lo que suelo comprar, me da lo mismo. Si me mandan publicidad basada en mis hábitos pues mucho mejor, porque me hacen la vida más fácil.
P. Eso va un poco en contra de lo que se está buscando en este encuentro...
R. Lo importante para mí es que nosotros tomemos esa decisión en cuanto a nuestros datos, pero no el Gobierno. La gente debe decidir si quiere que sus datos sean privados; por ejemplo, los usuarios de Twitter o Facebook no quieren.
P. ¿Pero cree que está en manos de la gente hacer esa decisión, controlar su privacidad?
R. Claro que sí. Está en nuestras manos, diga lo que diga el Gobierno, como que son demasiado estúpidos para controlar sus propias vidas, ¿cuál es la alternativa?, ¿alguien en el Gobierno es más inteligente que nosotros? No me gusta esa idea; no, no lo son.
P. ¿Entonces no estamos abocados a un Gran Hermano?
R. No hay privacidad, pero a la gente le da lo mismo. El abuso es cuando es el Gobierno el que tiene información que no debería tener; siempre hay casos de abuso...
P. ¿Qué le gustaría inventar?
R. Más o menos de lo que he hablado, el teléfono del que hablé para poner detrás de la oreja, que no necesita ser recargado ni tienes que preocuparte por no olvidarlo en casa.
. Por último una pregunta obligada. ¿Qué móvil usa?
R. Cambio cada dos o tres meses, además siempre me lo preguntan, así puedo decir uno nuevo. Suelen mandármelos los fabricantes y los pruebo. Aunque no me gustan los teléfonos multifunción, ahora tengo un HTC, es una compañía china. Pero si me ves el mes que viene tendré otro. Y mi mejor teléfono es el que inventó mi mujer, el más sencillo.
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