El gobierno chino considera "inaceptables" las acusaciones de Google de estar interfiriendo en su servicio de correo Gmail y ha negado tener nada que ver con las dificultades técnicas que ha tenido estas últimas semanas el correo de la compañía norteamericana en China.
"Hemos recibido preguntas de los medios al respecto y las hemos transmitido al Consejo de Estado, pero encontramos tales acusaciones inaceptables", aseguró en rueda de prensa la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Jiang Yu.
Google acusó ayer al gobierno de China de dificultar el acceso a cuentas de su correo Gmail a los usuarios en el territorio chino. Según fuentes de la firma y diversos expertos, las autoridades chinas han intentado disfrazar de problemas técnicos para que no parezca una acción de la censura.
Desde hace una semana, acceder a cuentas de correo individuales o corporativas de Gmail se ha vuelto más complicado en China: en ocasiones tardan más tiempo de lo habitual, otras veces da error al intentar entrar en mensajes, y en otros casos es muy complicado enviar archivos adjuntos.
El incidente marca un nuevo roce entre el régimen chino y Google, un año después de que la compañía se quejara de que hackers chinos habían entrado ilegalmente en cuentas de correo de disidentes, incidente que finalmente provocó una reducción de la presencia del buscador en el mercado de internet de China, el mayor del mundo.
El gobierno chino siempre ha negado toda responsabilidad en el ciberataque y ha argumentado que sus webs oficiales también son frecuentes dianas de las acciones de piratas informáticos.
El bloqueo coincide con un momento de tensión silenciosa en el país asiático, debido a las convocatorias de las últimas semanas de protestas callejeras en demanda de democratización y reformas al gobierno chino, a imitación de las que han revolucionado el mundo árabe.
Las convocatorias apenas fueron secundadas, pero provocaron una amplia presencia de policías y periodistas extranjeros en los lugares donde se habían convocado manifestaciones. El nerviosismo entre los líderes chinos también se ha traducido en un incremento de la censura, la detención de un centenar de disidentes y abogados desde hace semanas, y el aumento de presiones a la prensa.
La Vanguardia
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