Casi siempre, al hablar de censura, aparecen nombres como China, Irán, Egipto o Arabia Saudí. La razón es que en Asia y África los bloqueos y apagones de Internet son más claros y, cada vez, más evidentes. Sin embargo, la mayor parte de los países se sirven de herramientas de empresas occidentales. Una investigación ha puesto sus nombres y sus roles sobre el papel.
La Iniciativa OpenNet ha publicado un informe sobre los roles de las compañías tecnológicas en la represión 'online' que ha acompañado a los movimientos revolucionarios del mundo árabe. Los autores, Helmi Noman y Jillian C. York, encuentran que "nueve países de la región han utilizado herramientas para el bloqueo de contenido social y político creadas en Occidente, que han logrado bloquear en total a aproximadamente 20 millones de usuarios de Internet el acceso a páginas web".
Estos países utilizaron servicios para el bloqueo de páginas web que mostraban contenidos como ateísmo, divulgación antimusulmana, sexualidad y citas. Mantener la lista de sitios que pueden ser censurados por un tipo de 'software' es tarea de esas compañías, que trabajan de forma coordinada con sus clientes en el resto del mundo. Es decir, que estas empresas trabajan directamente y con conocimiento en actividades de control con herramientas diseñadas específicamente para obtener beneficios de las estrecheces de Internet.
Entre las marcas implicadas aparecen nombres como McAfee (ahora propiedad de Intel), que ofrece sus 'software' SmartFilter y Websense, o la canadiense Netsweeper. Siria, sin embargo, ha recorrido a herramientas de 'software' libre.
Para York, el descubrimiento más importante del informe (PDF) es "cuánto dinero se está gastando Estados Unidos en tecnología para burlar los filtros que sus propias compañías producen". Y lo que es aún más sorprendente, lo fácil que es que una página sea catalogada por error por uno de estos filtros y, por tanto, censurada. Esto es especialmente frecuente en la catalogación como pornografía en cuanto se hace alguna referencia a conceptos como la transexualidad o el lesbianismo o, incluso, sobre tratamientos y prevención del cáncer de mama.
El Mundo
La Iniciativa OpenNet ha publicado un informe sobre los roles de las compañías tecnológicas en la represión 'online' que ha acompañado a los movimientos revolucionarios del mundo árabe. Los autores, Helmi Noman y Jillian C. York, encuentran que "nueve países de la región han utilizado herramientas para el bloqueo de contenido social y político creadas en Occidente, que han logrado bloquear en total a aproximadamente 20 millones de usuarios de Internet el acceso a páginas web".
Intel y Netsweeper, muy implicadas
En total, han encontrado nueve países en los que se han empleado tecnología occidental por parte de las compañías de telecomunicaciones para ejecutar los bloqueos de la Red: Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Qatar, Sudán, Túnez y Yemen.Estos países utilizaron servicios para el bloqueo de páginas web que mostraban contenidos como ateísmo, divulgación antimusulmana, sexualidad y citas. Mantener la lista de sitios que pueden ser censurados por un tipo de 'software' es tarea de esas compañías, que trabajan de forma coordinada con sus clientes en el resto del mundo. Es decir, que estas empresas trabajan directamente y con conocimiento en actividades de control con herramientas diseñadas específicamente para obtener beneficios de las estrecheces de Internet.
Entre las marcas implicadas aparecen nombres como McAfee (ahora propiedad de Intel), que ofrece sus 'software' SmartFilter y Websense, o la canadiense Netsweeper. Siria, sin embargo, ha recorrido a herramientas de 'software' libre.
Para York, el descubrimiento más importante del informe (PDF) es "cuánto dinero se está gastando Estados Unidos en tecnología para burlar los filtros que sus propias compañías producen". Y lo que es aún más sorprendente, lo fácil que es que una página sea catalogada por error por uno de estos filtros y, por tanto, censurada. Esto es especialmente frecuente en la catalogación como pornografía en cuanto se hace alguna referencia a conceptos como la transexualidad o el lesbianismo o, incluso, sobre tratamientos y prevención del cáncer de mama.
El Mundo
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