De cada 10 personas que acuden a Internet para ligar, ocho mienten. Eso sí, se trata de mentirijillas para gustar más. Eso es, al menos, lo que sostiene un experto que lleva años estudiando el uso del engaño en las relaciones sociales. Sus investigaciones también revelan que hombres y mujeres mienten casi por igual, pero se diferencian en el tipo de aspectos que ocultan.
"La gente siempre ha mentido sobre sí misma, pero ahora, con Internet, lo hace de forma algo diferente", dice el profesor Jeffrey Hancock, de la Universidad estadounidense de Cornell. Hancock, en una reciente videoconferencia desde la sede de la Fundación Nacional de Ciencias de EEUU (NSF), reconoció que en el flirteo on-line se recurre algo más a la mentira que en la discoteca. De hecho, en su último estudio, realizado en colaboración con dos colegas, comprobó cómo más del 80% de los investigados habían mentido al rellenar su perfil en alguno de los sitios de citas más populares de EEUU, como Match o American Singles.
Lo virtual y lo real
Los científicos seleccionaron a 80 personas de entre 400 voluntarios que tenían una cuenta en al menos una de las cuatro principales páginas de contactos. Tras grabar lo que habían puesto en sus perfiles, los entrevistaron para comprobar cuánto distaban de la realidad. En el 81% de los casos lo virtual no coincidía con lo real en alguno de los datos, como la altura, el peso o la edad.
En lo que más mienten los ciberamantes es en el peso: dos tercios de los estudiados se habían quitado tres kilos o más, mientras que la mitad engañó en su altura. Donde menos se desviaban de la verdad era en la edad.
Para sorpresa de los investigadores, no había una diferencia significativa entre sexos: un 87% de los hombres mentía, frente a un 75% de las mujeres. En lo que sí se diferenciaron es en la característica física que querían ocultar. En Internet, mientras los primeros crecen, ellas pierden kilos. Un dato positivo que muestra el estudio es que no se trata de mentirosos compulsivos. Los que mienten en una categoría no suelen hacerlo en otra.
Hancock explica que "más que mentir, se disimula o resalta algún dato del aspecto". Aunque la mentira esté muy extendida, la diferencia entre lo que uno dice ser y lo que es en realidad es muy pequeña. De media, los participantes medían dos centímetros más en Internet que en la calle. En cuanto al peso, la desviación media con la bascula era sólo de un 5%. En el caso de la edad, aunque hubo uno que se quitó 11 años, la media en el engaño era de 6 meses.
La aparente contradicción entre la extensión del engaño y su escasa gravedad es muestra de "una tensión entre la facilidad que da el medio y el riesgo a ser cazado", explican los investigadores. Para un buscador de amor, la posibilidad de que miles de personas del otro sexo revisen su perfil en Match o Meetic, por ejemplo, es una gran tentación para retocarlo con esmero. Además, Internet permite una interacción diferida, lo que hace que los menos duchos en el arte de ligar puedan tomarse su tiempo para escribir una atractiva definición de sí mismos.
Antídoto contra la mentira
Pero no conviene pasarse vendiéndose si se va en serio. Como escriben los investigadores, "cuanto más se busca una relación cara a cara, más honesto se será on-line". No se trata sólo de que el engaño quede al descubierto en la primera cita real, sino de que un exceso de fabulación en los primeros contactos en la Red crea en el otro una imagen irreal que puede dañar el futuro del idilio.
Aunque esta investigación sólo se centró en el peso, la altura y la edad, Hancock y sus investigadores preparan la publicación de un segundo estudio donde tratan más de cerca el grado de engaño en otros atributos, como el estatus social o si se tiene pareja o hijos. Por lo que adelantó el profesor en la NSF, mientras los hombres engañan más al hablar de su nivel socioeconómico, las mujeres son menos permisivas con la ocultación del estado civil.
Con todo, una de las conclusiones que sostiene Hancock es que el engaño en la autorrepresentación en Internet "no es mayor que el que tiene lugar en cada una de nuestras interacciones sociales cara a cara".
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