El ego de los 'geeks' está inflado. En esta tercera edición brasileña de la Campus Party los aficionados del mundo digital hacen todo lo posible para que sus ordenadores no pasen desapercibidos en medio de miles de aparatos que ocupan un gigantesco centro de convenciones de São Paulo.
Dentro de un dragón alado rojo, una estatua de medio metro de altura, un 'campusero' mantiene su 'hardware'. Se trata prácticamente de un disfraz de Carnaval: se ve desde lejos. Ante la incredulidad de mucha gente, su creador decidió abrir la barriga del bicho y exponer los cables y circuitos electrónicos.
Este dragón compite por la atención con el ordenador inspirado en la serie de televisión 'Perdidos'. Dentro de la CPU trasparente se ven 'los números' quien sigue al programa sabe qué son; fuera, una pequeña pantalla exhibe partes de la serie. Igual que en la ficción, hace falta marcar una clave cada 108 minutos pero no para evitar el fin del mundo, sino para impedir que el ordenador se apague.
"Me fascina esta serie", asevera un enorgullecido Omar Majzoub, de 22 años, confirmando lo que ya se suponía. Cuenta que necesitó unos cinco meses para crear su ordenador temático.
Medidas menos costosas también son eficientes para llamar la atención. Un 'campusero' puso un faro sobre su ordenador.
Otro colgó en su portátil una 'webcam' con la cara de Bart Simpson. Los más discretos sencillamente recurrieron a pegatinas en las que se leían frases como "uno es poco, dos es bueno, tres es un chat" o "soy libre como un Linux".
Unos 6.000 'geeks' de todo Brasil y de países vecinos caminan muy a gusto por la Campus Party. Los organizadores dicen que éste es el mayor evento de su categoría en el mundo. Hay siempre alguien con quien se pueda conversar sobre audio, vídeo, red o diseño. Varias charlas se realizan simultáneamente sobre temas como la seguridad en el ciberespacio o el 'software' libre.
La única preocupación de los asistentes es no tropezar con los 28 km de cables de red que les garantizan un Internet híper veloz de 10 Gbps.
Una cabina de teléfono público fue instalada en el medio de los ordenadores. La conexión es por VoIP, por supuesto, y se puede telefonear gratuitamente a cualquier lugar del mundo. Rafael Franco, de 25 años, sin embargo, necesitaba tan sólo una llamada local. "Llamo a mi jefe. Le tengo que avisar que hoy llegaré un poco atrasado", se explicó.
Unas 4.000 personas han preferido pasar los siete días de la Campus Party, que termina este domingo, acampados dentro del propio centro de convenciones. La mejor manera de no perderse en el océano de carpas armadas es poniendo una toalla colorida encima en el 'techo'.
Ayer por la tarde la Campus Party prácticamente se detuvo para ver en vivo el esperado evento en el que Steve Jobs presentó al mundo su recién creado iPad. Cada uno conectado a su ordenador por auriculares, los 'geeks' fueron al delirio.
Mientras tanto, una de las mujeres encargadas de barrer los 22.000 metros cuadrados del centro de convenciones se preguntaba qué hacer con un pen-drive abandonado en un rincón. "Si está perdido es porque no debe de ser importante", dedujo y luego lo metió en el medio de la basura.
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