Enfermos estadounidenses violan repetidas veces el bloqueo a Cuba para viajar a la isla y someterse a tratamientos a los que no tienen acceso en su país, según afirmaron hoy especialistas médicos en La Habana.
“Se bloquea también a los pacientes norteamericanos de todas las especialidades. Muchas veces nos escriben. Muchos quieren venir a tratarse a Cuba y de hecho a algunos los tratamos, pero bueno, con muchas dificultades”, dijo a la prensa el director del Instituto de Hematología e Inmunología de Cuba, José Manuel Ballester.
Según el subdirector de Investigación del Instituto de Oncología y Radiobiología, Lázaro Anasagasti, esos pacientes suelen llegar a Cuba a través de terceros países con el objetivo de obtener una segunda opinión médica o de someterse a tratamiento con medicamentos cubanos que no se venden en Estados Unidos debido al bloqueo económico, financiero y comercial vigente desde los años 60.
Entre estos productos, dentro de su especialidad, Anasagasti destacó un medicamento contra el cáncer de piel que, en pacientes que no tienen otras posibilidades terapéuticas, consigue hasta un 50 por ciento de curaciones totales, así como otro preparado de anticuerpos que provoca una “mejoría tremenda” en la calidad de vida de pacientes con cáncer de pulmón.
“Son productos que se están utilizando en Europa y en otros países, pero que no pueden ser utilizados en Estados Unidos”, dijo.
Dentro de las restricciones estadounidenses, el gobierno en Washington prohíbe a sus ciudadanos por norma general visitar Cuba, arriesgándose a ser multados si lo hacen sin un permiso especial. Por ello, tanto Ballester como Anasagasti se negaron a aportar datos acerca de cuántos pacientes estadounidenses son tratados en Cuba.
“Es una información confidencial. Aquí tenemos que ser confidenciales en muchas cosas, porque por ahí entonces maltratan a los pacientes”, dijo Ballester, haciendo referencia a las multas o al “acoso” que pueden sufrir por parte de las autoridades de su país.
Por su parte, Anasagasti habló sin más de un “número variable” de pacientes por año.
La Asamblea General de la ONU someterá el miércoles a votación por 18 ocasión consecutiva una resolución condenatoria del bloqueo que el año pasado fue aprobada por 185 votos a favor y sólo tres en contra.
Según estimaciones cubanas, las restricciones le han causado hasta la fecha un daño económico superior a los 96 000 millones de dólares o 236 000 millones calculados a los precios actuales de la divisa estadounidense.
Anasagasti explicó que, en el terreno de la medicina, el bloqueo obstaculiza el “fundamental” intercambio entre expertos de ambos países y provoca un sobrecosto de los equipos y medicamentos, así como una demora en su llegada a la isla, al tener que ser adquiridos en ocasiones en mercados lejanos, con fletes más caros, y teniendo que realizar la compra a través de intermediarios.
Según el especialista, dicha demora puede llegar a ser “fatal” en el caso de enfermedades oncológicas. “Un atraso de un mes y medio o dos meses de tratamiento cambia por completo la clasificación que se hace del tumor y los resultados terapéuticos que va a tener”, dijo.
Por su parte, Ballester afirmó que en el terreno de la leucemia infantil se llega a conseguir en la isla cerca de un 70 por ciento de curaciones, pero que podrían ser de hasta un 88 por ciento de disponerse de los medios adecuados. “Hay un porciento de niños a los que se les quita las posibilidades de curación”, añadió.
En base a las leyes estadounidenses, Cuba puede adquirir en el país equipos médicos, solicitando para ello una licencia especial.
Sin embargo, los especialistas cubanos señalaron que en la práctica dicho procedimiento administrativo resulta engorroso y genera mayores demoras que si se adquiriera el mismo producto en terceros países, sin solicitar la licencia.
Con todo, Ballester dijo que el bloqueo está llevando también al sector médico cubano a desarrollarse y crear por medios propios productos difíciles de adquirir. A este respecto, habló por ejemplo de la creación de un método 100 por ciento cubano para diagnosticar el sida, algo a lo que el país no tenía acceso en el pasado.
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