El financista estadounidense Warren Buffett -para muchos el inversionistas más exitoso del planeta- capea la crisis financiera practicando lo que predica.
Uno de las máximas favoritas de Buffett sobre el mercado es: "Ser ambicioso cuando otros temen. Ser temoroso cuando otros muestran ambición".
En septiembre pasado, cuando el mercado se mostraba temoroso, Buffett colocó US$5.000 millones en el banco de inversiones Goldman Sachs con términos que le eran excepcionalmente favorables.
Según él, pudo negociar los términos de la transacción sólo porque no muchos inversionistas contaban con un capital de esa cuantía en ese momento.
Aunque, como afirma el periodista económico de la BBC Charles Miller, no hay dudas de que la muestra pública de confianza de Buffett en esa compañía constituía, en sí misma, un activo muy valioso para Goldman Sachs.
La transacción -como señala Miller- potencialmente le ofrece a Buffett ganancias que podrían rondar los miles de millones de dólares.
Él siempre se ha fortalecido de los mercados débiles los cuales ve como los que le ofrecen las mayores oportunidades, concluye el analista de la BBC.
Simple, pero no fácil
En los informes anuales de la compañía de Buffett, Berkshire Hathaway, un gigante de los seguros y las inversiones, con sede en su nativa Omaha, en Nebraska, se evidencia el espectacular crecimiento de la firma desde 1965.
Los datos muestran un extraordinario 20,3% promedio anual de incremento en el valor de la empresa, lo que equivale al 336% a lo largo de los años, un crecimiento 84 veces mayor al del índice bursátil Standard & Poor's 500.
El despegue de Berkshire Hathaway hizo a Buffett -su mayor accionista- el hombre más rico del mundo el año pasado.
Este año pasó al segundo puesto desplazado por su amigo Bill Gates debido a que el valor de las inversiones de la empresa cayó cerca del 10%.
Pero Buffett admite que no le interesan las tablas anuales de medición de riqueza y que se ha entrenado para ignorar los movimientos accionarios de corto plazo, tiendan al alza o a la baja.
Esa es sólo una de las peculiaridades de Buffett que lo hacen un empresario diferente y a veces paradójico.
Se trata de un hombre que nunca ha iniciado un negocio (él compró Berkshire Hathaway, una fábrica textil que le dio el nombre a todo su holding); de un hombre que no ha inventado nada ni creado alguna manera de hacer los negocios más rentables.
Se trata de un amante de los negocios que a sus 79 años de edad aún vive en su nativa Omaha, lejos de Wall Street, y que trabaja en una oficina modesta sin alardes tecnológicos, en la que ni siquiera hay una calculadora.
Él cree que si un negocio necesita cálculos complicados antes de decidir si es bueno, probablemente no es un buen negocio.
Y como cuenta su hija Susie ni siquiera se trata de un hombre ocupado pues dispone de tiempo para disfrutar en las tardes jugando horas al bridge en internet, junto a sus favoritos sándwiches de jamón.
Y es que como dice a la BBC Alice Schrecer, biógrafa de Buffett, la fórmula del éxito de un hombre que ha hecho una fortuna estimada en US$40.000 millones "es simple, pero no es fácil".
Destino: "insensatez"
Muchos podrían pensar que la actual crisis financiera ha puesto a prueba el mensaje de Buffett sobre la importancia de las estrategias a largo plazo: los negocios de Berkshire Hathaway se encuentran en una multiplicidad de sectores, algunos de los cuales, como la construcción, son más vulnerables a los sacudones que otros, como la energía.
No obstante, Buffett sostiene que la paciencia rinde frutos y que la actual crisis es algo que tiene que ocurrir de vez en cuando.
"Si tomamos un par de siglos, el XIX y el XX, vemos que hemos tenido unos 15 años malos en ambos (...) y tendremos 15 años malos en los próximos siglos".
En sus palabras, "el capitalismo se excede y el mercado se vuelve exuberantemente irracional a veces, pero esa es parte de su naturaleza. Uno quiere un sistema dinámico y un sistema de mercado con libertad para cometer errores hasta cierto punto".
Pero la actual crisis económica ha propiciado que se introduzcan cambios fundamentales en la manera en que operan las finanzas internacionales para garantizar ese "hasta cierto punto" y evitar que se impongan los excesos y la irracionalidad.
En conversación con Evan Davis, de la BBC, desde Omaha, Buffet dice que "volveremos a hacer cosas insensatas. Es el destino humano. La gente hace cosas insensatas a todos los niveles, incluso en (el manejo de la economía de) su propia casa. Incluso gente inteligente hace cosas insensatas".
Buffett añade que "se puede tratar que las cosas insensatas que uno haga repercutan lo menos posible en la mayor cantidad posible de gente. Ese es el papel de los gobiernos.
"Y de la crisis saldremos un poco más experimentados, pero no lo suficiente como para evitar problemas en el futuro", concluye.
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