Todas las células del cuerpo obedecen a un reloj biológico que regula su actividad durante día y noche. Las células del cáncer desobedecen ese reloj y nunca duermen, aunque hasta ahora no se sabía cómo.
Un equipo liderado por el investigador del Instituto Catalán de Oncología Manel Esteller acaba de desvelar que lo hacen parando una pieza clave de la maquinaria.
Se trata del gen BMAL1, que en las células del cáncer de la sangre como el linfoma y la leucemia está desactivado gracias a un cambio epigenético. Ese cambio impide que BMAL1 active o desactive a su vez muchos otros genes para dictar la pauta de actividad y descanso que se conoce como ritmo circadiano. "En estos cánceres se pierde la capacidad de mover las manecillas del reloj", explica Esteller.
En el estudio, que publica Cancer Research, también se ha demostrado que, si se vuelve a introducir el gen, los tumores dejan de crecer tanto en células como en ratones enfermos. El hallazgo podría mejorar la cronoterapia, que estudia el momento del día en el que es más conveniente tratar a un enfermo, señala Esteller. Ahora quiere estudiar qué sucede con el reloj de tumores sólidos, como el de mama.
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