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2009/10/28

Los riesgos de exhibirse en un video porno casero

Fuente: Terra.

Marcela es una universitaria de 30 años que, en busca de nuevas sensaciones, se conectó con un grupo swinger. Un día, un compañero la invitó a su casa adonde irían dos parejas más: la idea era filmarse teniendo sexo y divertirse viendo el material, todo acompañado con champagne y otros aditivos. Luego y sin consultarla, el dueño de casa subió el video a la Web, y al verse expuesta públicamente, Marcela tuvo un ataque de pánico severo. Hoy está medicada, bajo tratamiento psicológico.

El de Marcela es un caso real. Ella sufrió una de las consecuencias nocivas por la difusión de imágenes de sexo explícito por afuera de la intimidad entre adultos. Y algunas filmaciones, realizadas en momentos de descontrol, o propiciadas por la fantasía de ratonear a otros, se comparten luego en foros de Internet que tienen miles de usuarios registrados.

Los especialistas alertan que después de una noche caliente con video incluido aparecen los riesgos: la inmanejable exposición pública trae vergüenza, y abre la posibilidad de recibir múltiples proposiciones para nada ingenuas. Y para colmo, a veces, retirar rápido un video de la Web no es tan simple.

Otro factor de riesgo es la sed de revancha o alarde. Abundan varones que difunden videos para "castigar" a sus ex novias o "cancherear", hacen público lo que debía permanecer en la intimidad, y generan humillación en las mujeres.

En diálogo con el cronista de Terra, la sexóloga Diana Resnicoff sostiene que filmarse puede ser válido dentro del juego erótico de una pareja, "siempre que ambos lo consientan, que se haga en un clima de intimidad y confianza y no dañe a terceros. Pero hay que saber que una cosa es lo privado, y otra lo público, y que atravesar esa barrera es riesgoso para el psiquismo".

Peor aún son las consecuencias para los adolescentes, en proceso de crecimiento. "Un chico se puede exponer como objeto sexual a los 15 años, pero en realidad la prostitución no es una elección de vida. Y de golpe se encuentra con propuestas que ya no son un juego, sino realidades que no puede manejar emocionalmente", alerta el sexólogo Enrique De Rosa, también consultado por Terra.

Esteban – otro ejemplo real donde también se reserva la identidad de la persona - era un adolescente fachero que trabajaba sus músculos en un gimnasio. Le sugirieron que se sacara fotos. Cuando el joven subió sus imágenes a Internet, enseguida se encontró con un alto nivel de demanda. Al poco tiempo, tenía toda una troupe de mujeres maduras que le compraban cosas.

Por plata también, aceptó trabajar como stripper en un boliche. Y en su afán de voltear normas tuvo una aventura con la novia del dueño. Por supuesto, el hombre reaccionó violentamente y recién ahí el joven se asustó. Él, que ya había solicitado ayuda psicológica por adicción a las drogas, llegó al consultorio sin el registro de que se estaba prostituyendo. Recién a raíz del miedo pudo reconocer que estaba fuera de control.

"Los videos y fotos parecen un juego anónimo dedicado a una camarita, pero estamos hablando de exponer la intimidad a una audiencia muy amplia", señala De Rosa. Y advierte: "Las fantasías de los demás no son menores, y no hay que jugar con eso".

Del otro lado de las pantallas, el video porno creció como fenómeno y el interés por las filmaciones caseras es tal que puso en jaque a la industria del porno convencional. Para satisfacer los gustos de la demanda, las películas XXX comenzaron a sumar elementos de los videos amateur, como la exhibición de cuerpos comunes y corrientes y en actitudes más verosímiles.

El boom del porno hogareño es propiciado por tecnologías (cámaras web, celulares con cámara, etc.) que facilitan el registro de las imágenes, y por las oportunidades que ofrece Internet para la difusión.

Según los especialista, registrase y mostrarse responde, en lo profundo, a fantasías exhibicionistas y voyeuristas -el deseo de mirar, mirarse y ser mirado- potenciadas. Hoy también se puede hacer desde los medios masivos, en una época en la que los límites entre lo privado y lo público están desdibujados y donde las imágenes ligadas al sexo son un preciado objeto de consumo.

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