Es una de las preguntas más frecuentes a ginecólogos y matronas pero, a pesar de que todos los profesionales parecen tener claro que mantener relaciones sexuales no es perjudicial para el embarazo, la cuestión sigue preocupando a las gestantes. Por esta razón, el Canadian Medical Association Journal (CMAJ) ha decidido publicar un manual, de libre acceso en internet, que acaba con los mitos y dudas más comunes con respecto a esta cuestión. ¿Aumenta el coito el riesgo de aborto? ¿Se pueden evitar las cesáreas e inducir el parto con las relaciones sexuales tardías?
¿Hay alguna práctica sexual no recomendada?
Los ginecólogos dirigidos por la especialista de la Universidad de Toronto Claire Jones han revisado la literatura publicada al respecto que califican de escasa
para concluir que "el sexo en el embarazo es normal" y que existen "muy pocas contraindicaciones demostradas y riesgo para el coito en gestaciones de riesgo bajo, lo que se debe reafirmar a los pacientes".
Los autores van, sin embargo, más allá y afirman que la
recomendación de abstinencia en embarazos complicados los de mujeres con mayor riesgo de parto prematuro, por ejemplo tampoco está apoyado por la evidencia científica. Sin embargo, como si se tratara de un mal menor, consideran que es "una recomendación benigna si se tienen en cuenta las en teoría catastróficas consecuencias" de hacer lo contrario.
El presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), José Manuel Bajo Arenas, cree que la práctica de relaciones sexuales sólo se debe desaconsejar "en casos de amenaza de aborto, cuando hay sangrado, ante la
amenaza de un parto pretérmino y si se rompe la bolsa de agua".
La guía se ciñe a la evidencia científica y pormenoriza cada una de las complicaciones potenciales. La primera es precisamente, la posibilidad de que el sexo provoque un parto prematuro. En la actualidad, recuerda, las restricciones en las relaciones sexuales se recomiendan de forma rutinaria a cualquier mujer en riesgo de dar a luz a su hijo antes de tiempo. Los estudios publicados demuestran que esto es innecesario en mujeres con bajo riesgo de parto prematuro, excepto en un caso:
la presencia de infecciones vaginales por organismos como
Mycoplasma hominis o
Trichomonas vaginalis compatibles con el embarazo.
Gestantes múltiples
Pero ¿qué sucede con aquellas embarazadas cuyo riesgo de parto prematuro es alto? En primer lugar, la guía las define como aquellas con historial de parto prematuro, las gestantes múltiples o las que tiene problemas en el cuello del útero. A estas pacientes es, precisamente, a las que se recomienda abstenerse de la práctica sexual. Pero, al parecer, la recomendación no se hace según la evidencia científica. Un trabajo que
evaluó a mujeres con parto prematuro previo no encontró diferencias entre las pacientes que declararon haber mantenido relaciones sexuales y aquellas que se habían abstenido de hacerlo. Tampoco encontró diferencias otro estudio que comparó a 126 embarazadas de gemelos, cuyas diferencias en la frecuencia de actividad sexual no influyó en que el parto se adelantara.
La segunda circunstancia que lleva a recomendar la abstinencia es
la placenta previa, una complicación del embarazo en la que la placenta se implanta en la porción inferior del útero, pudiendo obstruir el cuello uterino y hacer necesaria la práctica de la cesárea. En este caso, aunque de nuevo la evidencia científica es limitada (no hay estudios que analicen el efecto de la presión del pene, aunque sí de ecografías transvaginales, en las que se introduce un utensilio de forma similar), la guía cree que "lo más seguro" es desaconsejar el coito en estas pacientes.
El estudio hace también referencia a una rara dolencia según los estudios ha causado 18 muertes en 20 millones de embarazos llamada
embolismo aéreo venoso, asociada a la práctica de sexo oral con insuflación de aire, una actividad que se debe restringir en el embarazo, aunque el riesgo de la dolencia es escaso.
En definitiva, la guía
sólo reconoce esos tres riesgos como susceptibles de generar una restricción de la actividad sexual. Pero ¿son las mujeres conscientes de que, para la gran mayoría de embarazadas, el sexo es algo sano y seguro? Para Bajo Arenas,
el nivel de conocimiento sobre este aspecto ha aumentado "en paralelo al grado de cultura del país". Este especialista no cree muy necesaria la publicación del manual porque, a su juicio, "la gente es consciente de que no hay problemas" y la mayoría "se lee las recomendaciones de su ginecólogo", en las que este asunto suele estar recogido.
De otra opinión es la tesorera de la Asociación de Matronas de Madrid, Irene Suárez que, aunque reconoce que el nivel socioeconómico de la futura madre influye en sus dudas sobre el riesgo de las prácticas sexuales, opina que
todavía muchas embarazadas "tienen miedo" a practicar el coito en plena gestación. Esta matrona del Hospital de Fuenlabrada (Madrid) cree que es una pregunta muy habitual de la paciente a la matrona, "sobre todo a las de atención primaria, con las que se establece un vínculo de más confianza".
No obstante, comenta que aunque estas especialistas son claras en el mensaje tranquilizador, las mujeres, "sobre todo las que han tenido un aborto previo en un estado avanzado de la gestación" no siempre hacen caso a sus recomendaciones. "También influye la presión familiar. No importa lo que les diga su matrona si su madre les dice que es peligroso", apunta.
Inducción del parto
Súarez habla de otro mito que la guía también recoge y es el de la
presunta utilidad de las relaciones sexuales como método natural de inducción al parto. La matrona tiene claro que el coito sirve para inducir el nacimiento del niño cuando la madre ya está a término. "Cuando una madre va a monitorizarse en la semana 41, muchas compañeras lo recomiendan, junto con la práctica de otros ejercicios, como caminar", asegura.
El documento del CMAJ reconoce, sin embargo, que no hay evidencia científica que apoye esta teoría. En todo caso, puesto que
no supone ningún riesgo para embarazadas sin complicaciones, no hay problema en llevarlo a cabo. La guía también asegura que se pueden usar otros trucos con este fin, como pellizcar los pezones, práctica que se cree asociada a la descarga de oxitocina y la provocación de contracciones.
Una práctica normal durante la gestación
1. Sin presiones
Los ginecólogos advierten de que es normal que la mujer sufra cambios en el deseo sexual a lo largo del embarazo. Por esta razón, recomiendan que se siga el instinto y se practique sólo si apetece.
2. Posturas
Aunque ninguna postura está específicamente desaconsejada, la lógica recomienda evitar la clásica postura del misionero y jugar con otras posiciones como, por ejemplo, aquella en la que la mujer está a cuatro patas.
3. Enfermedades sexuales
Existe una creencia generalizada de que el embarazo protege a las mujeres de las enfermedades de transmisión sexual, pero nada más lejos de la realidad. Los expertos recomiendan evitar relaciones sexuales si la pareja tiene una ETS o, si no, utilizar preservativo.
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