"Aunque una actividad suponga un riesgo muy grande para quien la realiza, si la lleva a cabo poca gente, no será tan importante en términos numéricos", comenta una de las autoras, la investigadora de la Universidad de Basilea (Suiza) Laura Pérez. "Sin saber cuánta gente está expuesta no se conoce qué actuación será más ventajosa para reducir el riesgo global", apunta.
Para medir este parámetro, los autores han utilizado la "fracción atribuible a la población" (PAF, en sus siglas en inglés), que tiene en cuenta lo que aumenta el riesgo una determinada conducta y lo común que es en la población. El ejemplo más relevante de la diferencia entre ambas es la cocaína. Los consumidores de esta droga tienen 23,7 más posibilidades de sufrir un infarto que los que no se han drogado. Pero como sólo el 0,04% de los infartados declararon haber esnifado, la prohibición de la cocaína sólo evitaría el 0,9 % de los infartos.
Con el sexo, la diferencia es mucho menor. Según el estudio, un infarto agudo de miocardio es tres veces más frecuente entre gente que ha mantenido sexo la noche anterior que entre la que no lo ha hecho. Como sólo el 1,1% de los que tuvieron un infarto declararon haber practicado sexo la noche anterior, se concluye que el 2,2% de los infartos está asociado al sexo.
Otro ejemplo llamativo es la polución. El riesgo de infarto por respirar aire contaminado es de sólo un punto más que si se vive en un ambiente limpio. Sin embargo, como el 100% de individuos está expuesto a dicha polución, si esta se redujera a niveles aceptables, se podrían evitar el 4,76% de los infartos. "Es un pequeño riesgo para los expuestos, pero un problema de salud pública", resume el epidemiólogo Jordi Alonso, del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) de Barcelona, que califica de muy relevante el nuevo trabajo.
El estudio, no obstante, tiene pegas, como resaltan los propios autores. Afirman que no se ha tenido en cuenta la calidad de los 36 trabajos analizados, sino que estuvieran realizados de la misma forma. Por la misma razón, se han dejado fuera factores de riesgo para el infarto muy establecidos, como el ser fumador pasivo. "Se trata de poder comparar estudios con trabajos similares", subraya Pérez.
"Burradas"
El médico del Hospital Ramón y Cajal y miembro de la Sociedad Española de Cardiología José María Maroto, considera que este trabajo "no debería publicarse en The Lancet" y arremete contra los estudios realizados por los epidemiólogos, "gente que no trabaja con enfermos cardiológicos".Para Maroto los datos utilizados son falsos en algunos casos, y en otros, inexactos, al no tener en cuenta otros factores de riesgo y al concluir lo que califica como "burradas". "No se puede decir que el café, el alcohol o el sexo aumentan el riesgo de sufrir un infarto", subraya. "Según uno de los tres estudios sobre influencia de la actividad sexual en el infarto, el de Muller, la incidencia tras el sexo era de uno por un millón", pone como ejemplo. "Por estudios como éste, la gente vive con miedo", concluye.
Publico
No hay comentarios:
Publicar un comentario