El hecho de que una embarazada pueda viajar en avión sin que por ello afecte al feto no es trasladable a los viajes espaciales. Un estudio de la universidad Mount Saint Vincent de Halifax (Canadá) y publicado en la revista New Scientist ha revelado, a través de un experimento realizado con embriones de pez cebra, que la ingravidez podría afectar al feto.
El experimento consitía en criar embriones de pez cebra en microgravedad, que se generaba dentro de un biorreactor. Los científicos comprobaron que los embriones desarrollaban defectos en el cráneo. "No van a ser un problema para la salud del organismo", dice Tamara Franz-Odendaal, bióloga de esta universidad canadiense.
Para imitar la ligereza de los objetos en el espacio, una de las estudiantes de Franz-Odendaal colocó huevos fertilizados de pez cebra en un biorreactor, que hace girar los objetos (en este caso los huevos) a una velocidad en la que se recrea un ambiente de microgravedad.
El acceso a las misiones espaciales está restringido, así que los biorreactores permiten a los investigadores poder experimentos pseudoespaciales en la Tierra. Los científicos esperan poder llevar a cabo este experimento con el pez cebra en el espacio para el año 2015.
Lo que parece claro es que viajar por el espacio afecta a la reproducción. Joseph Tash, un biólogo especialista en reproducción del Centro Médico de la Universidad de Kansas, examinó a 16 ratones hembra que viajaron al espacio en una misión de la NASA el pasado año.
Tash descubrió en su experimento que los ovarios de los ratones se habían encogido, los folículos de los ovarios habían muerto y la cantidad de células de estrógenos había disminuido.
20minutos
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