Casi 5.000 competidores en 173 ciudades van a encerrarse durante este fin de semana para crear un videojuego desde cero. Poco antes de las tres de la tarde del viernes empezaron a llegar los primeros creadores. Vienen con colchonetas, mochilas, ordenadores y bolsas de supermercado. Tienen café y nevera, pero no duchas. "Los que somos de Madrid podemos volver a casa... o siempre hay algún amigo que te presta la suya", dice uno de los participantes.
Este reto, denominado GameJam, se realiza en todo el mundo desde 2002. En Madrid lo organiza el Máster de Desarrollo de Videojuegos de la Universidad Complutense y el MediaLab Prado pone la sede. Este es el tercer año y en un principio estaba previsto no superar los 40 asistentes. Pedro González, director del Máster e ideólogo del reto, no se sentía capaz de negar la participación a nadie. A falta de algún rezagado, al final serán casi 60. "Es normal que se sumen después los que ya trabajan en la industria y siguen apuntándose para ayudar a los nuevos o para conocer gente interesante", aclara González.
Tras unos minutos en el patio con los típicos juegos de campamento -"son informáticos y, aunque suene a tópico, hace falta para que se conozcan mejor", dice Guillermo Jiménez Díaz, uno de los profesores- vuelven a la sala y conocen las restricciones de esta edición. El tema central es el término "extinción". Los que quieran destacar más pueden añadir dificultad al reto: hacer un juego en el que la interacción no sea con las manos, por ejemplo. Los que ya tienen experiencia dan consejos. Por ejemplo: controlar las posibilidades reales de terminarlo y no imponerse retos imposibles, probarlo muchas veces y mejorarlo, concentrarse en la idea original y no tanto en lo obvio.
Después de media hora para reflexionar sobre ello lo más avezados salen al estrado y cuentan qué idea han tenido. Uno propone los Lemmings, mítico rompecabezas de los 90, pero al contrario. En lugar de salvarlos, hay que poner trampas para exterminarlos.
Juegos sociales para móviles
Everson Siqueira propone un juego para móviles. Tiene uno a punto de aparecer en la tienda de aplicaciones de Apple. El caso de este brasileño tiene asombrados a todos. Vino a España de vacaciones y conoció la existencia del Máster. Decidió dejar su vida en Sao Paulo, donde tenía trabajo como director de arte en la filial de Yahoo! en su país, para embarcarse en esta aventura. Después de trabajar como publicista y diseñador web, sentía que podría dar forma a los guiones que ya tenía en mente. "El futuro está en los juegos sociales para móviles", vaticina.
12 horas antes se hizo algo similar en Nueva Zelanda, donde comenzó el reto. Poco a poco irá llegando a sitios como Verona, Praga, Sunnyvale, Ciudad del Cabo, Seúl o Bangkok. Normalmente los resultados se ejecutan en un ordenador, aunque algunos son para Microsoft XBOX.
La mayoría de los competidores son programadores informáticos. Es muy probable que terminen su labor pero la parte visual es lo que más trabajo les da. Los grafistas cotizan al alza.
Irene Gabriel de 23 años es la única chica y además grafista. El año pasado sucedió lo mismo, ninguna más se apuntó. Su gusto por el videojuego viene desde pequeña, por influencia paterna. Ha terminado Bellas Artes. Llegó a este mundo por una asignatura de diseño en tres dimensiones. Comenzó a colaborar con alumnos del Máster de Desarrollo de Videojuegos y se decidió a participar en la GameJam de 2010. Trabaja en Integralcom, una empresa de aplicaciones, como diseñadora.
"No me quiero dedicar profesionalmente a los juegos. Son mi afición. En este sector la presión es mucha, es muy duro", explica mientras espera que su chico llegue del trabajo y se sume a la sesión. Se conocieron en la edición de 2010. Este fin de semana celebran aniversario.
Trabajo en grupos
Pablo Láñez, de Zaragoza, está haciendo el grado en diseño de videojuegos de ESNE. Es su primera vez y se ha traído la torre del ordenador consigo. "Llamé y me dijeron que el monitor me lo dejan aquí", se excusa al ver que no todos van así. Con varias Campus Party a sus espaldas aparecer con su máquina con un asa en la parte superior le parece de lo más normal. Pronto entabla conversación con Enrique Gil, un informático que también se estrena en GameJam y acaba de dejar el trabajo para "aprender más e introducirme en este sector. Está lleno de oportunidades".
Los grupos pueden ser de 3 o 4 personas. El domingo a las 15 horas presentarán sus resultados al jurado. Gane quien gane, la experiencia es lo que más les gratifica. El premio es una Nintendo Wii, un premio que, en este ambiente, tiene más de honorífico que de aliciente. Todos tienen consola. Al fin y al cabo, es su herramienta de trabajo.
El Pais
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