No hay vuelta atrás en el proceso de calentamiento global planetario, ya que "es como si hubiéramos puesto la pistola en la sien y apretado el gatillo". El británico James Lovelock (Hertfordshire, Reino Unido, 1919), uno de los científicos más polémicos del siglo XX, pionero en el desarrollo de la conciencia medioambiental en el mundo, esbozó ayer en Santiago de Compostela sus teorías, según las cuales el cambio climático es "irreversible".
Tras mostrar una visión "apocalíptica" del futuro que espera a la humanidad "si tengo razón, puede que sólo mil millones de personas, una sexta parte de la población, puedan sobrevivir a finales de este siglo", aseguró sin perder la sonrisa, insistió pese a todo en que "no es cuestión de sentirse culpable". "El ser humano no se ha puesto a destruir el planeta deliberadamente, ya que cuando empezó a hacer fuego no podía imaginar las consecuencias", añadió.
Creador de la controvertida teoría de Gaia, según la cual la tierra es un organismo vivo que se autorregula, Lovelock quiso dejar claro que el ser humano sólo es un elemento planetario, "un experimento de la evolución", que interactúa pero que no puede ser juzgado desde una perspectiva moral.
El científico británico hizo hincapié asimismo en la importancia de invertir más en energía nuclear y menos en renovables para que la humanidad pueda "sobrevivir". "No hay alternativa. Las energías renovables nunca generarán suficiente electricidad", sentenció Lovelock, que ha sido distinguido con el II Premio Fonseca de divulgación científica que concede la Universidad de Santiago.
Acompañado por su esposa, que asentía con la cabeza en un discreto segundo plano, Lovelock abogó además por que, en la cumbre del clima prevista para diciembre en Copenhague, los líderes mundiales adopten medidas para que "al menos la mitad del dinero y la energía se invierta en la adaptación a la supervivencia", en detrimento de las energías renovables, que para él son "un negocio beneficioso" para las empresas interesadas en "comerciar con CO2" y en obtener subvenciones de los gobiernos, "pero que no dan respuesta al problema".
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