Google cumple hoy una década en Bolsa. Desde aquel 19 de agosto de 2004 la compañía se ha convertido en el líder indiscutible de las búsquedas en internet y en el principal benefactor de los ingresos que genera la publicidad en internet, entre otros hitos.
Nadie imaginaba que aquella compañía creada por dos jóvenes universitarios iba a convertirse en la marca más valiosa del mundo. Y eso que empezó fuerte. En 2004, Google, con apenas seis años de vida ya estaba valorada en 23.000 millones de dólares. Como recuerda Forbes, la firma de Mountain View ya generaba por aquel entonces unos nada despreciables 2.700 millones de dólares anuales y unos beneficios de 286 millones.
Hoy tiene una capitalización de mercado de 390.000 millones de dólares (aproximadamente un 2.200% más que en 2004), genera más de 64.000 millones en ingresos y unos beneficios de 13.000 millones de dólares en términos anuales.
Más del 90% de los ingresos llegan del negocio de la publicidad, aunque la compañía que nació con la idea de ordenar toda la información del mundo tiene muchas más ambiciones. Google, como ha manifestado Larry Page en repetidas ocasiones, quiere convertirse en el centro de la vida de los usuarios y las empresas.
Su entrada en el mercado de la domótica -escenificada con grandes operaciones de compra, como la de los 3.200 millones por Nest- y sus pinitos en la industria de coches sin conductor dan alguna pista sobre ello. En el laboratorio de Mountain View se fantasea con llevar internet a todas partes del mundo y en todas partes del cuerpo.
Las únicas trabas a las que se enfrenta el gigante estadounidense son las investigaciones abiertas en EEUU y sobre todo Europa, sobre posible abuso de posición dominante -en búsquedas y con Android- y uso indebido de datos personales.
Sólo en España ha recibido 8.000 solicitudes de derecho al olvido, que afectan a 27.000 enlaces. Según datos recogidos hasta el 18 de julio, Google ya ha recibido 328.000 solicitudes para retirar enlaces, con el apoyo de autoridades europeas. En una reciente aparición que recogió Business Insider, Sergey Brin bromeó con la cuestión pidiendo a los reguladores europeos que olvidaran el asunto del derecho al olvido.
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