Google estará siempre en el punto de mira como uno de los mayores peligros para la privacidad de los usuarios y no parece mucho importar la razón por la que salta cada alarma. La última fue esta semana, cuando se supo que se había identificado y detenido a un pedófilo en Texas, al detectarse en su cuenta de Gmail imágenes de abuso de menores. El resultado es positivo, pero la pregunta fue la de siempre: ¿está Google leyendo mi email?
La respuesta es la de siempre: sí y no. No hay ninguna persona, ningún humano, que se dedique a la lectura de los correos electrónicos de los usuarios de Gmail. Lo que sí hay es un sistema automático que escanea los correos en busca de palabras clave que ayuden a mostrar anuncios más relevantes. Esto se sabe desde el principio de los tiempos, ¿por qué alarmarse por un uso para la identificación de criminales cuando aceptamos un uso comercial?
Los más alarmistas hablan de que, si Google escanea los mails en busca de imágenes relacionadas con el abuso de menores, es muy posible que también lo haga en busca de otros crímenes. Y, teniendo en cuenta que la compañía responde en estos casos ante el Gobierno del país en el que opera (en Estados Unidos está obligada a ese escáner de imágenes y a reportar posibles casos de pedofilia), ¿no acabará en ciertos países ayudando a la detención de usuarios por simples motivos políticos?
Dándole un voto de confianza a Google, que por ejemplo en China ha dejado de hacer ciertos trabajos por temas de solicitudes por parte del Gobierno, según apuntan en Forbes, es poco probable que se arriesgue al golpe para su imagen que supondría que se supiese que colabora con gobiernos dictatoriales. La duda, claro, estará siempre ahí.
No solo Google
Lo que muchas veces se olvida al hablar de estos temas es que Google no es la única que escanea sus emails y servidores en busca de pornografía infantil. Una de las tecnologías que utiliza (aunque no fue la utilizada esta última vez) es PhotoADN, un software desarrollado por Microsoft que compara las imágenes con la base de datos de imágenes de este tipo de las autoridades. Aunque el sistema deja fuera a las imágenes originales, identifica las que ya se conocen.
Tanto Microsoft, como Facebook, como Twitter y cualquier tecnológica de Internet realiza estos escáneres en sus contenidos y, en el caso de encontrar usuarios sospechosos, reporta la información a las autoridades competentes. Como ya comentamos antes, el Gobierno de Estados Unidos obliga a estas compañías (no solo a Google) a realizar esos controles e informarles en caso de que se encuentre algo raro.
El escándalo y las alarmas están relacionadas con la sensibilidad especial que se tiene en los temas de privacidad, especialmente después de todo el caso de la NSA. Aunque todas las compañías de Internet están intentando ser lo más transparentes que pueden -o dar esa imagen -publicando el número de solicitudes de información por parte de la NSA recibidas y aceptadas, la confianza está perdida.
Como siempre, claro, la confianza está perdida pero también el alma y la esperanza. Si Google (y compañía) ya lo saben todo, si no queremos renunciar a todos esos servicios “gratuitos”, ¿podemos de verdad esperar a cambio que las compañías sean totalmente respetuosas con nuestros datos? Esa parece ser la explicación detrás de lo de siempre: tantas quejas, alarmas, amenazas por la pérdida de la privacidad; pero muy pocos usuarios abandonando realmente los servicios.
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