Internet puede estar perdiendo la guerra contra los trolls. Como mínimo no la está ganado y a menos que redes sociales, sitios de la red y gobiernos encuentren alguna manera innovadora de derrotar a los buscapleitos online, el mundo digital nunca estará libre del peso colectivo de los trolls.
Es la lamentable conclusión de un puñado de estudiosos que analizan la amplia categoría de descortesía online conocida como trolling, problema cuyo alcance no está claro, pero cuyas víctimas siguen aumentando.
"Mientras Internet siga operando en base a una economía basada en camarillas, quizás los trolls no ganen, pero siempre estarán presentes" dijo Whitney Phillips, profesora de la Universidad Estatal de Humboldt y autora de "This is why we can't have nice things" (Esta es la razón por la que no podemos tener cosas lindas), un libro por editarse acerca de sus años estudiando la mala conducta online. "Cuanto más acelerado funcione el sistema de medios, tanto más pie pueden hacer los trolls. Están perfectamente calibrados para explotar la manera en que los medios están diseminados en estos tiempos".
"Troll" es el término impreciso que describe a los agitadores que aparecen,a menudo de forma anónima, a veces en patotas, en hilos de comentarios en redes sociales como Facebook y Twitter, aparentemente con la intención de provocar a otros usuarios. El término es vago precisamente porque los trolls se ocultan en la oscuridad; su objetivo no es claro, sus intenciones son desconocidas, sus afiliaciones misteriosas.
En los últimos años el término se ha convertido en una etiqueta general para el discurso online provocador del tipo que esta semana se dirigió contra Zelda Williams, la hija del actor Robin Williams, así como textos subidos al sitio Jezebel. Incluso se ha aplicado al trabajo del grupo de hackers subterráneo Anonymous, que se insertó en las protestas por el asesinato de un adolescente desarmado en Ferguson, Montana.
La definición más amplia de troll refleja en parte el auge de los medios sociales que ha colapsado todas las distancias entre los actores y gentes de los medios famosos y sus críticos. Los estudiosos señalan que una de las motivaciones primarias de la actividad de los trolls es divertir a otros trolls. Esto genera una de las dificultades centrales para confrontar la actividad de los trolls: echar luz sobre la misma puede simplemente alentarla.
"Al salir a luz más casos de alto perfil, en particular el de gente famosa y figuras de alto perfil perseguidas a través de los medios sociales, más gente verá el trolling como la manera de afectar a estas figuras de otro modo aparentemente intocables, desde la seguridad de sus propios teléfonos inteligentes y sus hogares" dijo en un correo electrónico Claire Hardaker, una profesora de lingüística de la Lancaster University en Inglaterra que ha estudiado el trolling.
Williams decidió abandonar Twitter luego de ser atacada por trolls que difundieron imágenes retocadas que pretendían mostrar el cuerpo de su padre con marcas en el cuello. "Mira lo que se hizo por causa tuya", tuiteó uno de los trolls poco después del suicidio de Williams el lunes. Luego de tratar de enfrentar a los trolls, Williams reconoció la derrota en el último tuit:
"Lo siento. Debí estar por encima de esto. Elimino esto de mis dispositivos por mucho tiempo, quizás para siempre. El tiempo dirá. Adiós".
Jezebel, el sitio de noticias feministas popular manejado por Gawker Media, informó que hace meses ha sido copado por gente anónima que sube imágenes violentas, pornográficas en su sección de comentarios. Algunos de los contenidos incluyen "imágenes con heridas sangrientas y el logo de Jezebel", dijo
Para quitar tales mensajes, el personal de Jezebel los eliminó manualmente, para encontrarse con nuevas imágenes con nuevos comentarios anónimos a cada vuelta. "Es como jugar con una hidra sociópata", escribió el personal.
El hecho de que alguien famoso abandone Twitter y que el personal de un blog tenga que eliminar unas cuantas imágenes terribles puede no sonar como uno de los problemas más alarmantes que enfrenta el mundo. Pero el trolling no se da de modo aislado y el camino colectivo y sistemático de daño emocional que causan los trolls puede ser devastador. Esto vale particularmente para las mujeres -especialmente las que escriben sobre feminismo u otros temas calientes- que se han convertido en blanco frecuente de los trolls.
En un estudio publicado en la revista Pacific Standard este año, la escritora Amanda Hess señaló que Internet se está convirtiendo en algo "central a la experiencia humana", un lugar del que no se puede escapar si uno quiere trabajar, tener vida amorosa, socializar, candidatearse para un cargo, desarrollar una campaña o abrir una cuenta bancaria. "Las amenazas de violación, muerte y el acoso pueden superar nuestra banda emocional, ocupar nuestro tiempo y costar dinero en la forma de costas legales, servicios de protección online y salarios caídos" escribió, sosteniendo que el auge del trolling representa nada menos que una cuestión de derechos civiles para las mujeres.
Pero combatir el trolling es un problema endemoniado, como la lucha contra los hackers maliciosos. Tanto Twitter como Facebook tienen recursos para que la gente denuncie abusos, pero a menudo se dice que son inadecuados.
Gawker Media dijo que está creando un sistema en el que solo se permitirá a comentaristas aprobados colocar comentarios en la sección. Los comentarios de los que no han sido aprobados serán relegados a una sección de comentarios "pendientes", que se recomendará evitar a los lectores.
Otros han reclamado esfuerzos de más alcance, incluyendo reducir la posibilidad de colocar comentarios anónimos en muchos foros online o de colocar comentarios y punto. Respondiendo a la situación de Jezebel esta semana, Nicholas Jackson, el director digital de Pacific Standard, y Margaret Eby, escritora de la Brooklyn Magazine, sostuvieron que los sitios nuevos deben eliminar los comentarios.
Pero la doctora Phillips de Humboldt State, señaló que muchos esfuerzos por contener el trolling se enfrentan a un problema mayor: "¿En qué medida se quiere dificultar que la gente se exprese en Internet?", preguntó.
"Esto no es un intercambio de ideas de buena fe", dijo. "Es simplemente gente que actúa mal y si algo puede producir esta iniciativa es alentar a grupos marginales a levantar la voz". Agregó: "Por el otro lado al silenciar esa válvula hay mucho otro material importante culturalmente que puede quedar minimizado".
Si algo nos ha enseñado la historia de Internet es que los trolls serán difíciles de contener porque realmente reflejan la sociedad humana en toda su fealdad. Los trolls encuentran maneras. "No es cuestion de si estamos ganando o no la guerra contra el trolling, sino si estamos ganando la guerra contra la misoginia, el racismo, la discriminación contra los discapacitados y todo lo demás" dijo la doctora Phillips. "El trolling es solo un síntoma de esos problemas mayores".
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