No está claro si los relojes inteligentes son más una demostración tecnológica o una utilidad real para los usuarios. La llegada del Galaxy Gear ha dado a conocer los primeros números de ventas del reloj inteligente más célebre hasta el momento, con lo que se puede dibujar una idea de la aceptación del mercado de estos wearbles inteligentes.
Samsung anunciaba durante el mes de noviembre que había vendido 800.000 Galaxy Gear en dos meses desde su lanzamiento. Con esta cifra, la compañía había superado las expectativas que tenían puestas en el smartwatch. Sin embargo, la publicación Business Korea difundía unos días antes de las cifras de Samsung, según las cuales la compañía solo había conseguido vender 50.000 relojes inteligentes.
Otras fuentes sugerían que la cifra de los 800.000 relojes procedía de los envíos al canal de ventas, lo que representa una venta real para Samsung, pero demuestra que los dispositivos no están todavía en manos de sus potenciales usuarios, un hecho que la compañía confirmó más tarde a The Verge. Esta aclaración muestra que el recibimiento del Galaxy Gear no ha sido tan espectacular como parecía.
Las utilidades de Galaxy Gear
El reloj inteligente más famoso del mundo ha recibido elogios y unas cuantas críticas. No hay discusión alguna al afirmar que el smartwatch de Samsung va bien surtido. Su capacidad de realizar llamadas y vídeos, así como de recibir correos electrónicos y grabar mensajes lo demuestran.
No obstante, su reducida batería de 315 mAh, que requiere cargarlo cada día, y su pequeña compatibilidad no juegan a su favor. Por el momento, solamente funciona con el Galaxy Note 3 y recientemente con el Galaxy S4, a diferencia de sus competidores, que son universales. Aunque esto podría cambiar –corren por la red comentarios según los cuales ya se ha creado un firmware alternativo para que se pueda usar con cualquier smartphone Android–, todo apunta a que este reloj es más una suma de excentricidades que un dispositivo que pueda adaptarse rápidamente a la vida cotidiana del usuario.
El de Samsung no es el único que está en el mercado de los relojes inteligentes. Pebble, que ya ha vendido 190.000 unidades, muestra notificaciones de Android o iOS en su pantalla, pero sin intentar suplir al teléfono inteligente.
Por su parte, Toq, que saldrá al mercado este diciembre, ofrece una pantalla llamada Mirasol que usa la luz ambiente para iluminarse y consume muy poca energía por lo que la batería de este dispositivo tiene varios días de vida.
Últimamente se especula con la entrada de Apple y Google en un mercado que, según Samsung, irá en aumento. De hecho, la empresa surcoreana ha asegurado que tiene previsto ampliar las promociones de ventas del Galaxy Gear para la temporada navideña con el fin de aumentar las adquisiciones.
Los relojes inteligentes, por el momento, ofrecen funciones que ahorran al usuario tener que sacar el teléfono del bolsillo, un mínimo esfuerzo que pone en duda la utilidad real de estos dispositivos. Parece ser que este 2013 ha sido el año cero de los smartwatches, faltará ver si sobrevivirán a la demanda del mercado.
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