Los retretes en los lavabos (o en cualquier otra parte), el cemento o el asfalto, las tiernasmanos de los niños… Todos ellos, y muchos más, forman parte de la larga listas de peligros que amenazan la existencia de un iPhone. Lejos quedan aquella resistencia casi indestructible del Nokia 5110: con la sofisticación de las pantallas táctiles y el incremento de la sensibilidad aumentan las posibilidades de una rotura.
La Ley de los Consumidores obliga a cualquier compañía a cubrir fallos de fabricación tanto del software como del aparato en sí, dentro de un plazo que alcanza los dos años (Apple, sin embargo, la limita a 12meses con algunas condiciones, con el objeto de promocionar el llamado Apple- Care, el plan de garantía de hasta dos años que en el caso de los teléfonos supone un coste de 70 euros). Las roturas fortuitas, sin embargo, no suelen entrar dentro de esta posibilidad. Por lo tanto, cuando la fatalidad se produce, el usuario puede ir preparando la cartera. Eso sí, la compañía avisa: la garantía queda invalidada cuando se produzca contacto con líquidos.
Cuando sucede un percance como la caída del terminal, la opción más barata es acudir al mercado negro: para roturas menores, como la de las pantallas, han proliferado establecimientos que sustituyen la pantalla, con resultados diversos. No recomendable El coste de esta posibilidad suele rondar (y por lo general, superar) los 50 euros, y proporciona resultados diversos (la pérdida de sensibilidad suele ser uno de los efectos secundarios). Esta posibilidad, de hecho, no es recomendable para la llamada pantalla retina, cuya extrema sensibilidad hace difícil que se obtengan resultados satisfactorios. Existe otra posibilidad: confiar en Apple. Que sea la repare la pantalla suele costar algo más de 150 euros, y te permite disfrutar de la garantía del fabricante.
Para ello, existen dos posibilidades: acudir al llamado Genius Bar, uno de los establecimientos oficiales de la compañía previa cita y llevar a cabo ahí la reparación. Existe una segunda posibilidad, la de solicitar la recogida del terminal dañado por mensajero y sus sustitución o cambio, algo que suele demorarse unos dos o tres días. Si el terminal queda dañado y no se puede usar (incluso cuando la causa del deterioro haya sido el contacto con algún líquido), Apple permite disfrutar de un terminal nuevo a un precio inferior al del mercado.
Para ello, la mejor manera es solicitar una sustitución rápida vía mensajero, de modo que por un coste de algo más de 200 euros se puede obtener un modelo nuevo, tanto del iPhone 4S como de la gama 5 (cuyos coste en la Apple Store asciende a 400 y 700 euros, respectivamente). Si el terminal roto está recién comprado, es una opción dolorosa: si hace ya algunos años que lo usa, no es una opción desdeñable para renovar equipamiento. La devolución del aparato se efectuará también vía mensajero.
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