El último estudio de The App Date, la plataforma de encuentro de desarrolladores de aplicaciones móviles, revela que España lideró este año el ranking europeo de penetración de tecnología móvil: 23 millones de personas tienen un smartphone y el flujo de descargas de aplicaciones se sitúa en torno a los cuatro millones diarios.
Hombre, de mediana edad, urbano y de clase media. Así es el perfil del nomofóbico por antonomasia, enganchado al teléfono móvil o a la tableta y activo en el uso y descarga de las aplicaciones móviles (apps, en su abreviatura en inglés; o aplis, en español). Según el estudio de The App Date, el 80% de los usuarios no se despegan del teléfono para comer y el 75% no lo desconecta ni siquiera para ligar o practicar sexo. “Uno de cada tres personas se lo llevan al baño y sólo el 1,5% lo deja en casa en vacaciones”, remacha el informe publicado el pasado mes de septiembre.
Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea y correo electrónico –que han aumentado un 45% en el último año- se han consolidado como las apps más demandadas por los ávidos consumidores de teléfonos inteligentes. “Las redes sociales y los juegos siguen llevando la delantera porque van al gran público. Pero las aplicaciones de salud, deportes o educativas tienen una penetración espectacular en determinados colectivos”, explica Javier Navarro, fundador de The App Date. En 2014, aseguran los expertos, se desarrollará el potencial de aplicaciones más específicas como salud o educación, donde no se está satisfaciendo la demanda. “En el caso de la salud, el uso de terminales móviles por parte de los facultativos está muy extendido pero todavía no ha eclosionado”, señala el balance anual de la plataforma AppCircus.
Los principales centros de encuentro de desarrolladores de aplicaciones móviles coinciden en destacar la tendencia de los usuarios a exigir productos cada vez más mejorados y aplicaciones útiles, dirigidas a solucionar problemas reales de las personas: “En 2012 vimos la explosión del entretenimiento con el fenómeno del Angry Birds o el Candy Crush. En 2013, en cambio, aunque se consolidó el éxito comercial de los juegos, se empezó a ver una tendencia a buscar aplicaciones útiles, que solucionen las necesidades ligadas a la vida cotidiana”, apostilla Carlos Ferreiro, director de AppCircus. Para el año que entra, asegura el experto, se consolidará “a efectos de consumo” las aplicaciones útiles: “El transporte y el turismo serán los grandes protagonistas. Se mejorarán las aplicaciones para moverse por la ciudad, para optimizar el transporte público. Y también las que ayudan a encontrar tiendas o restaurantes”.
Aunque la crisis se ha hecho notar también en el volumen de descargas de aplicaciones de pago, el formato Premium – se ofrece una primera versión gratuita y luego se cobran las actualizaciones- ha conseguido hacerse un hueco en el panorama de descargas de aplicaciones móviles: “A pesar de que la crisis ha disminuido las aplicaciones de pago y no estamos a la altura de los países nórdicos o Asia, más predispuestos a pagar, el Premium está consiguiendo enganchar al usuario. La gente está dispuesta a pagar por una aplicación de valor”, remacha el fundador de The App Date.
De cara a 2014, los expertos del sector aseguran que los desarrolladores tendrán que afanarse en mejorar la calidad de las apps, así como la estética del servicio y, sobre todo, tener presente el modelo de negocio para saber venderlo y dirigirlo a su público potencial: “Los desarrolladores tendrán que luchar por estar en el terminal del consumidor. Los usuarios ya distinguen entre apps que tienen valor y las que no”, advierte Navarro. “El mercado es más sofisticado y el punto de partida no es tecnológico, sino que viene del diseño y la comunicación. El componente tecnológico no es lo más importante para el éxito, simplemente es una herramienta más”, concluye el director de AppCircus.
En plena eclosión del uso de aplicaciones móviles, las plataformas de desarrolladores aseguran que 2014 será también el año en el que las Administraciones públicas y los compañías tradicionales comiencen a explotar las posibilidades de los servicios móviles. “Nos tiene muy interesados ver cómo van a entrar las Administraciones y los gobiernos en este mundo. Las aplicaciones visualizan la necesidad de la democracia de cambiar y se desarrollarán apps vinculadas a la mejora de la calidad de la gestión pública”, apunta Ferreiro. En países como Colombia o Noruega, donde han hecho públicos datos y decisiones del Ayuntamiento de Helsinki para que los programadores desarrollen aplicaciones que mejoren la transparencia de las administraciones.
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