En una larga entrevista concedida a los diarios The Washington Post y The Guardian el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden reflexiona en profundidad sobre lo que seis meses después han supuesto sus revelaciones para el mundo y para las relaciones entre las agencias de seguridad, los ciudadanos y los gobiernos.
El mundo cambió el 11 de septiembre de 2001 en muchos aspectos, uno de ellos relacionado con la seguridad, dando alas a que las agencias gubernamentales, especialmente la NSA, extendiesen sus tentáculos inmiscuyéndose sin fronteras en la intimidad y la privacidad de las comunicaciones electrónicas.
También podría decirse que el mundo cambio, en otros sentido, cuando este verano Snowden desveló al mundo el programa PRISM mediante el que la NSA monitorizaba las comunicaciones. Conocer que éramos estados de manera indiscriminada varió para de forma determinante nuestra relación con los medios, así como afectó a las relaciones entre países según se desvelaban ejemplos de espionaje a altos mandatarios.
Una serie de entrevistas que se ha largado durante varias sesiones sumando 14 horas a lo largo de dos días ha permitido conocer la opinión de Smowden sobre la repercusión de su actuación así como aspectos de su vida actual como refugiado en Rusia. Empezando por el final, al referirse a su estado de ánimo y su situación personal afirma sin dudar que puede calificar la situación como “misión cumplida”. Recuerda que él no pretendía cambiar la sociedad sino ofrecerle las herramientas de juicio para que fuese esta la que tomase la decisión de si deseaba cambiar, y por ello se congratula también de que los datos que ha ido filtrando hayan sido confirmados por la investigación de los distintos medios de prensa que se han hecho eco de los mismos y que han indagado para contrastar la veracidad de las informaciones aportadas.
Su visión como ingeniero le permitió darse cuenta del potencial peligro de una desbocada maquinaria de vigilancia y espionaje en masa, que monitoriza de forma indiscriminada las comunicaciones de casi cualquier persona, transgrediendo los más elementales derechos de privacidad e intimidad mientras además (según Snowden) la NSA vigilaba a todos pero nadie vigilaba a la NSA, repitiéndose la aplicación del viejo latinajo quid custodies ipsos custodiet (quién vigila a los vigilantes) que popularizó el cómic “Watchmen”.
La estructura básica de Internet se tambaleó con reacciones en empresas, gobiernos, instituciones… a lo largo y ancho de todo el planeta tras conocer la vigilancia a que nos tiene sometidos la NSA. El propio presidente Obama llegó a decir que se trataba de una mala interpretación de los hechos pero mientras tanto los gobiernos de la Unión Europea establecían normas más rígidas para que desde USA no se tuviese acceso a los datos de los servidores que contenían información local y grandes empresas como Google o Microsoft tomaban medidas para corregir el fácil acceso que hasta ese momento habrían brindado a las agencias de inteligencia.
Incluso recientemente desde instancias judiciales estadounidenses se ha dejado entrever la posible inconstitucionalidad de la actuación de la NSA. Con respecto a las acusaciones de traición y revelación de secretos que se dirigen a Snowden él réplica que su compromiso era un contrato civil (formalmente no es funcionario de la NSA sino un empleado de una empresa subcontratista) y que su compromiso de lealtad es con la Constitución, que defiende la privacidad de las comunicaciones.
Alega que el sistema ha fallado en cada nivel de supervisión sobre la actuación de la agencia gubernamental y su sujeción al Estado de Derecho, “todos los implicados han abdicado de su responsabilidad” y alguien debía ser el primero en detener esa maquinaria. También explica que por conversaciones con otros empleados y compañeros de trabajo en la NSA tiene la convicción o de que no todos están de acuerdo con el funcionamiento de este sistema de espionaje indiscriminado. De hecho comunicó su opinión al respecto a dos serios y otros 15 compañeros, que llegaron a sorprenderse al conocer la ingente cantidad de datos que la agencia estaba recopilando, pero la cuestión les incomodó sobremanera y decidieron no prestarle más atención.
Tres años antes de saltar a la fama, desde su destino entonces en Japón y teniendo acceso a la información sobre la extensiva recopilación de datos, comenzó Snowden a mantener contactos con algunos medios de prensa al mismo tiempo que efectuaba “ensayos” que conducirían a no levantar sospechas y poder poner en practica su método para poder obtener copias de la información que posteriormente difundiría y que hoy todos conocemos.
Reconoce que un mes antes de que comenzase su “aventura” su único miedo era “la apatía, que a la gente no le importase y no le hicieran caso”, que no quisieran cambiar las cosas.
Pero es difícil dejar pasar el hecho de que ya en 2006 el Grupo de Operaciones de Fuentes Especiales fuese capaz de almacenar cada 14 segundos un volumen de información equivalente a todos los libros de la Biblioteca del Congreso, en la cualidad la capacidad de almacenamiento de datos de la NSA es simplemente inimaginable.
Al principio todo esto se hacía sin la autor icono del Congreso USA, más tarde se consiguió pero se llevó aún más lejos de lo autorizado (y de lo conocido) dicha actuación, como ejemplifica el programa PRISM, que permitía acceder a la información sobre los cliente usuarios de Apple, Facebook, Google, Microsoft, Yahoo… de forma indiscriminada. Además se estableció una alianza con el GCHQ, el Centro de Comunicaciones Gubernamental, órgano homólogo británico de la NSA, a fin de acceder a los centros privados de comunicaciones mediante fibra óptica que conectan los servidores de las grandes empresas mundiales de comunicaciones.
Cuando todo salió a la luz estas empresas emprendieron un endurecimiento de la encriptación de sus comunicaciones de manera que si la NSA quería acceder a algún dato tuviera que pedírselo explícitamente. Tampoco ayudó que saliesen a la luz las escuchas telefónicas a diversos dirigentes como Ángela Merkel y otros presidentes y primeros ministros de varios países del mundo, agravado porque cuando se dio inicio a esta serie de revelaciones por parte de Snowden el propio gobierno estadounidense afirmó que “nunca hemos espiado a ciudadanos alemanes”.
En cuanto al volumen de datos a que habría tenido acceso Snowden desde la NSA se asegura que puede tratarse de aproximadamente 1,7 millones de documentos. De hecho desde el propio seno de la NSA han surgido voces que apuntan a la posibilidad de llegar a un acuerdo con Snowden para amnistiare a cambio de que entregue los documentos y no continúe con sus revelaciones.
Respecto a su actual vida como refugiado en Rusia Snowden relata que no sale mucho, que pasa la mayor parte del tiempo en casa leyendo y navegando por Internet así como escribiendo. También insiste en que no ha llegado a ningún tipo de acuerdo con el gobierno ruso ni con el de otros países como China.
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