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2009/10/14

Un bloguero español en la corte del sol naciente

Fuente: La Vanguardia.

Aunque es el ingeniero jefe de Twitter en Japón desde hace meses, el alicantino Héctor García es más famoso por el blog donde narra sus experiencias en ese país, con más de 40.000 visitas diarias, que casi le han convertido en un gurú para los españoles que visitan ese reino de la tecnología y lo "freak". A las pocas horas de aterrizar en Tokio, en 2004, García (Calpe, 1981), conocido en la red como Kirai, comenzó a plasmar en su blog la fascinación que ese país provoca en Occidente.

Reflexiones convertidas en un libro: Un geek en Japón (Norma) que va por su tercera edición y que ha vendido 10.000 ejemplares. Kirai, que llegó al país asiático desde Suiza tras trabajar en el laboratorio de partículas del CERN, se autoproclama como un geek, pero no sólo en la acepción de "fanático de las tecnologías", sino en la que le define como alguien con "curiosidad infinita", afición que en Japón ha podido satisfacer plenamente.

Hace unos días, unos doscientos de sus seguidores se acercaron a Casa Asia en Barcelona, donde ofreció una charla en la que dejó claro que entre España (Occidente, en general) y Japón existe un "campo de distorsión de la realidad" que la maraña de Internet no ha hecho más que incrementar: ni España es Torrente, ni Japón Godzilla.

En Un geek en Japón no sólo se apuntan algunas de las claves para entender la exótica cultura pop que impera en este país, como el manga y los otaku (aficionados a los cómics), los robots y la tecnología o las bandas juveniles de look extremo, sino que se acerca también a su pensamiento tradicional para intentar explicar esas diferencias que convierten a sus ciudadanos en "seres extraños a nuestro ojos", explica en una entrevista con Efe.

Un ejemplo: la casi imposibilidad que los japoneses tienen para decir no, sobre todo si tienen delante a un cliente (disponen de una palabra para estas incómodas situaciones, "choto", un término "lubricante" para no crear conflictos), o su compulsiva manía de pedir perdón ("sumimasen") por todo para mostrar cordialidad.

Esta idiosincrasia hace que la sociedad japonesa sea inmovilista en extremo -a pesar de su brillo tecnológico-, sobre todo en el ámbito laboral, donde la jerarquía está muy establecida. Por ello, no cree que la llegada al poder del socialdemócrata Yukio Hatoyama tras años de gabinetes conservadores vaya a provocar cambios significativos. "Pero al menos -dice- éste habla bien inglés".

El libro incide en algunos tópicos reales, como el papel de la mujer, con un rol social secundario, alejado de los cargos directivos en las empresas, de forma más evidente que en Europa. "A Japón le hace falta una nueva revolución social, pero es muy difícil para ellos", asegura el bloguero, para quien, no obstante, los japoneses disfrutan porque "tienen un punto masoquista". Japón está de moda y cada vez hay más españoles por Tokio.

La cortesía es, para García, lo que más sorprende a estos turistas: "Cómo te tratan cuando entras en cualquier sitio", por eso sufre al ver a un japonés en un bar en España y se pregunta "cómo lograrán los pobrecitos que les atiendan entre los gritos de la clientela". La tecnología es otro factor que deja perplejos a los foráneos: trenes que nunca se retrasan o viajeros que usan el móvil para pagar el metro pero no hablan por él en los trayectos, para no molestar. "Son respetuosos y navegan en silencio por Internet con el móvil. Muchas empresas han creado servicios para gente que antes leía manga o periódicos. Ahora les dan televisión digital por medio de pequeños micropagos o novelas para móviles, todo un negocio", explica.

El carácter japonés, celoso de su intimidad, ha hecho que redes sociales como Facebook no hayan tenido éxito. "Nadie cuelga sus fotos en la red", pero por el contrario Twitter ha tenido un éxito descomunal, explica. Twitter es una aplicación que permite enviar micromensajes, de 140 caracteres máximo -vía web o sms- a comunidades de personas, un fenómeno que tiene millones de usuarios, desde de gente anónima a políticos o famosos, que pueden contar a sus amigos y seguidores lo que están comiendo o lo que se les pasa por la cabeza. "Tokio es la ciudad del mundo donde más se 'twitea'; lo usa gente normal no sólo freakies, porque tiene una filosofía más oriental, pero ahora veremos si sigue creciendo o se para".

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