El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó formalmente la reforma de la distribución de poder de decisión dentro del organismo y propuso nuevos cambios que habrían de consolidar su papel de líder en la recuperación de la economía mundial.
En la reunión anual del FMI en Estambul (Turquía), el organismo apoyó la idea de transferir al menos el 5% de los votos en el directorio de las potencias tradicionales, como los países europeos, a las nuevas potencias emergentes como Brasil, China e India.
Los países miembros del Fondo dieron plazo a la dirección del FMI hasta enero de 2011 para efectuar los cambios.
El FMI busca ser más representativo del nuevo orden económico mundial donde las naciones en desarrollo representan la mitad de la economía global, pero apenas cuentan con un tercio de los votos en el Fondo.
Esta movida llega apenas una semana después de que el G-20 hiciera un llamado desde la cumbre de Pittsburgh para tal cambio.
Además, el FMI propuso que debería contar con un gran fondo de reservas extranjeras, que esté a disposición de todos, para intentar disuadir a países exportadores que cuenten con reservas excesivas, creando desequilibrios que algunos economistas culpan de la crisis reciente, explica Jonathan Head, corresponsal de la BBC en Estambul
Pesos de otra época
En la toma de decisiones del FMI los votos son ponderados y la idea subyacente es que más o menos se debe reflejar la importancia económica de cada país. Pero esos pesos son ahora vistos como de otra epóca, explica Andrew Walker, corresponsal de Economía de la BBC.
El G-20 había asegurado que las cuotas, que otorgan el poder de voto en el directorio, de los países ricos en el FMI debían ser recortadas en un 5% para 2011. Por ejemplo, el Reino Unido y Francia tienen cada uno 30% más de votos que China, cuya economía es el doble de grande.
La propuesta realizada por el G-20 fue apoyada este domingo por el organismo.
"Respaldamos la transferencia de cuotapartes a los mercados emergentes dinámicos y los países en desarrollo de al menos 5%, por parte de países demasiado representados a otros subrepresentados", aseguró el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC, por sus siglas en inglés), parte del FMI.
"Es un gran paso hacia adelante", indicó Dominique Strauss-Kahn, director del FMI. Pero reconoció que la "tarea no iba a ser fácil" y recordó que la última revisión de cuotas del organismo "tardó 10 años en realizarse".
Críticas al Fondo
Al abrir la reunión anual del Fondo, Strauss-Kahn había vaticinado que el evento marcaría el nacimiento de un nuevo FMI, que daría más voz a los países emergentes.
Sin embargo, no todos están satisfechos.
En la cumbre del G-20 "los dirigentes establecieron un mínimo, pero no un tope para el intercambio de cuotas", indicó el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega.
"Seguimos pensando que este cambio debería ser del 7%. Con esta dimensión, la parte de los mercados emergentes y los países en desarrollo les permitiría alcanzar un poder de voto de 50% y esto correspondería más o menos a lo que representan en la economía internacional", agregó.
El gobierno argentino también se sumó al pedido. "No habrá un 'nuevo FMI' sin una estructura de gobierno más representativa y democrática", dijo el ministro de Economía, Amado Boudou.
"Para lograr este objetivo, se debe aumentar significativamente el peso y la representación de los países en desarrollo, incluidos los más pobres", señaló.
En tanto, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue criticado por el director del departamento de América del FMI, Nicolás Eyzaguirre, quien dijo que Argentina tiene la "obligación" de permitir al organismo revisar su economía.
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