En 2004, George W. Bush quiso emular a John F. Kennedy. Los estadounidenses volverían a vibrar con la aventura espacial gracias a su Visión para la Exploración del Espacio, que llevaría a la NASA primero a la Luna y finalmente a Marte. Para cumplir sus objetivos se creó el programa Constellation: un cohete para llevar humanos al espacio, Ares I; una gran cápsula que podría acoger hasta seis astronautas, Orión; y la lanzadera más potente jamás construida para transportar carga, Ares V. Cinco años y 5.000 millones de euros después, una comisión para revisar los planes de exploración tripulada de la NASA creada en mayo por Barack Obama ha dictaminado que, con el presupuesto actual, la trayectoria de la agencia espacial es insostenible.
En la presentación ayer del informe final de la comisión, su presidente, el ex consejero delegado de Lockheed Martin, Norman Augustine, salvó a los creadores de Constellation. En su opinión, el programa estaba bien pensado con las condiciones presupuestarias que se plantearon en el momento de su puesta en marcha, aunque no sea viable ahora "con un presupuesto que es dos tercios del que era". El presidente del panel creado por Obama dejó caer una crítica a la anterior Administración al pedir que el Gobierno no "permita que la NASA vuelva a caer en esta trampa".
Una vez en la trampa, la comisión, formada por astronautas y representantes de la academia y de la industria, propone una solución evidente para salir de ella: equiparar los objetivos a los recursos. Y, salvo que Obama y el Congreso accedan a aprobar el incremento de 3.000 millones de dólares que la Comisión calcula necesario para afrontar proyectos más ambiciosos, el futuro de los humanos en el espacio salvo que China diga lo contrario no será épico. Ni Marte, ni asteroides, ni base lunar.
Si se mantiene la arquitectura de Constellation, la NASA no tendría un medio de transporte propio al espacio durante seis años, el periodo más largo desde el inicio de la era espacial. Los transbordadores se retirarían en 2011 un año más tarde de lo previsto para que el número de lanzamientos sea razonable y no ponga a las tripulaciones en peligro y el primer Ares I llegaría "no antes de 2017". Esta ruta tendría además una víctima que afectaría directamente a la inversión europea en el espacio. Si no hay fondos adicionales, la Estación Espacial Internacional (ISS) caería sobre el Pacífico en 2015, tras más de una década de construcción y con sólo cinco años de utilización a pleno rendimiento.
Abandonar la ISS
La comisión considera poco sensato abandonar la ISS en 2015 y propone alargar su vida hasta 2020 añadiendo más fondos para que se pueda aprovechar la gran inversión realizada. En este modelo, Ares I desaparecería y sería sustituido por la versión Ares V Lite del vehículo de carga, que tendría también capacidad para transportar astro-nautas. A corto plazo, según explicó Augustine, la NASA se podría apoyar en las empresas privadas para desarrollar un cohete más sencillo que serviría para llegar a la ISS hasta su desaparición.
Ni Ares I ni las cápsulas Orión se encuentran entre las opciones preferidas por el panel de Augustine. De siete opciones propuestas, sólo dos incluyen al cohete de Constellation. El resto, tanto con el presupuesto actual como con un hipotético incremento, dejarían el acceso a la órbita terrestre a cohetes desarrollados por la empresa privada, "para que la NASA pueda dedicar su enorme capacidad en ir más allá", afirmó Augustine. Las cápsulas Orión podrían ser sustituidas por una versión reducida con capacidad para cuatro astronautas.
La perspectiva de la exploración espacial tripulada se pondría más interesante si Obama aceptase la recomendación de la comisión de incrementar en 3.000 millones de dólares anuales el presupuesto de la NASA. En este caso se podría salir de la órbita terrestre con Marte en el horizonte. El planeta rojo es "un claro objetivo, pero ir allí directamente no es sensato", afirmó Augustine.
En su informe, la comisión propone varias alternativas con dos objetivos fundamentales como destino intermedio. La primera tendría la Luna como paso previo, donde se llegaría a mediados de la década de 2020. La segunda opción, el "camino flexible" en palabras del informe, es, según pudo escucharse en la presentación del documento, la vía favorita de Norman Augustine. Él preferiría abandonar la idea de volver a la Luna para dar pasos intermedios hacia Marte viajando a destinos inexplorados. Misiones a los satélites de Marte Fobos y Deimos, visitas a asteroides o a los Puntos Lagrangianos. Acercarse a estos lugares, además del interés de su novedad, evitaría el gran gasto de combustible que requiere despegar desde un cuerpo con la gravedad de la Luna. Ahora, la decisión está en manos de Obama.
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