Los primeros habitantes de la península ibérica provenían de un linaje siberiano, los denisovanos, y no de los neandertales como se creía hasta ahora. En un nuevo paso científico que rompe barreras, el equipo de Atapuerca (Burgos) y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva han secuenciado, con nuevas técnicas, el genoma mitocondrial casi completo de un resto humano. En otra palabras: se ha hallado el ADN humano más antiguo del mundo. La revista Nature publica el hallazgo en su último número.
El genoma corresponde a un fémur de la Sima de los Huesos de Atapuerca de unos 400.000 años de antigüedad, por lo que se trata del fósil humano más antiguo en el que se ha podido encontrar ADN. Según publica el último número de Nature, solo en el permafrost (suelo helado) se ha recuperado ADN de esta antigüedad con anterioridad a este hallazgo, pero no humano.
En el artículo, que suscriben entre otros los tres codirectores de Atapuerca, se señala que las particulares condiciones de la Sima de los huesos, un yacimiento aislado desde hace cientos de miles de años en las profundidades de un sistema cárstico, han permitido una conservación excepcional de los huesos humanos.
El científico Juan Luis Arsuaga, director del Centro Mixto (Universidad Complutense de Madrid-Instituto de Salud Carlos III) de Evolución y Comportamiento Humanos y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, considera que poder obtener ADN de restos de homínidos de hace 400.000 años es una revolución tanto en el plano metodológico como por las expectativas que abre a futuras investigaciones. Arsuaga confiesa en una entrevista con la agencia EFE que está "deseoso" de ver el debate científico que se abre ante las consecuencias de la secuenciación del genoma casi completo de un fémur de Atapuerca.
Arsuaga reconoce que, aunque el equipo de Atapuerca ya publicó el resultado del análisis del ADN mitocondrial de restos de oso de esta antigüedad el pasado septiembre, llegar a secuenciar el genoma casi completo a partir de secuencias "ultracortas" de ADN extraídas de un fémur es algo más complejo. Requiere una cantidad "enorme" de recursos económicos y científicos, por lo que se ha colaborado con el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ha precisado.
Arsuaga explica en la entrevista que conocer el ADN mitocondrial de un individuo es, en sí mismo, un "hito científico histórico", porque se trata de restos de hace 400.000 años. Sin embargo, lamenta que hasta ahora solo se puede comparar con restos mucho más recientes, porque sólo se conoce la secuencia genética de los humanos actuales, los neandertales y los denisovanos.
De hecho, el ADN secuenciado a partir de los restos de Atapuerca ha permitido determinar que se trata de un individuo que tiene más en común con los denisovanos, encontrados en Siberia, que con los neandertales, aunque ambos tipos de género homo son mucho más recientes en el tiempo, de hace unos 60.000 años. Arsuaga ha explicado que "probablemente" los denisovanos y este individuo tenían un tronco común mucho más antiguo, de hace unos 700.000 años.
Un yacimiento casi infinito
La Sima de los Huesos, que forma parte del complejo de Atapuerca, declarado Patrimonio de la Humanidad, es el yacimiento que ha proporcionado, en un solo lugar, más fósiles de una especie fósil de homínido. Desde el año 1976 se trabaja en la recuperación de los restos óseos de al menos 28 individuos, cuyos esqueletos están completos, aunque sus huesos se encuentran muy fragmentados, dispersos y mezclados, lo que dificulta la reconstrucción.
La especie representada en la Sima de los Huesos muestra una combinación de rasgos arcaicos junto con otros incipientemente neandertales, por lo que se la considera relacionada evolutivamente con estos últimos. El equipo de Matthias Meyer del Instituto Max Planck ya había secuenciado, hace muy poco tiempo, el genoma mitocondrial completo de un oso precedente del mismo yacimiento y encontrado junto con los fósiles humanos. Fue preciso para ello desarrollar nuevas técnicas analíticas, debido a la degradación extrema del material genético.
Los investigadores procedieron a continuación a comparar el genoma mitocondrial extraído del Fémur XIII de la Sima de los Huesos con el de las especies más cercanas, tanto vivas, concretamente humanos actuales y grandes simios, como fósiles: neandertales y denisovanos, considerados unos parientes muy lejanos de los neandertales, de los que se separaron hace unos 700.000 años.
A partir de los datos genéticos, los investigadores calcularon una edad aproximada para el fósil de la Sima de los Huesos de unos 400.000 años, muy parecida a la estimada por el mismo procedimiento para el oso, que se estimó que vivió en la sierra de Atapuerca hace 430.000 años.
Apenas se tiene información morfológica de los denisovanos, cuyos restos fueron descritos en la cueva Denisova, en Siberia meridional, por lo que no es posible establecer comparaciones anatómicas con los fósiles de la Sima de los Huesos.
La revista Nature recoge declaraciones de Matthias Meyer en las que el científico reconoce que "no se esperaba que el ADN mitocondrial de la Sima de los Huesos compartiera un antepasado común con el de los denisovanos en lugar de con el de los neandertales, dado que los fósiles de la Sima muestran rasgos neandertales".
En el artículo se apunta que, teniendo en cuenta la antigüedad del yacimiento, un escenario posible es que los humanos de la Sima estén relacionados con la población ancestral a partir de la cual evolucionaron por separado neandertales y denisovanos.
Otra posibilidad, apuntan los investigadores, es que otros homínidos distintos transmitieran el ADN mitocondrial de tipo denisovano a los de la Sima, o a sus antepasados.
El director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, Svante Päabo, afirma que "este trabajo muestra que ahora podemos estudiar el ADN de fósiles con varios cientos de miles de años de antigüedad, abriéndose la posibilidad de conocer genes de los antepasados de neandertales y denisovanos. Es tremendamente emocionante".
Según Juan Luis Arsuaga, "solo hay progreso en el conocimiento cuando se encuentra lo inesperado, porque todo apunta a una complejidad mayor de lo que se suponía en el Pleistoceno medio".
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