Un equipo internacional liderado por los profesores Gustavo Lima y Guilherme Xavier, de la Universidad de Concepción (Chile), Adán Cabello, catedrático de la Universidad de Sevilla y Paolo Mataloni, profesor de la Universidad La Sapienza, de Roma, ha demostrado que el entrelazamiento cuántico puede garantizar la privacidad de las comunicaciones a través de fibras ópticas.
Los investigadores también han definido cómo distribuir entrelazamiento energía-tiempo entre un emisor y un receptor a través de más de un kilómetro de fibra óptica.
El hallazgo, que publica esta semana en la revista Nature Communications, está basado en una propuesta teórica dada a conocer hace cuatro años y que hasta ahora se pensaba que era irrealizable.
El experimento se ha llevado a cabo en la Universidad de Concepción auspiciado por un ambicioso programa de investigación en óptica cuántica. "Este resultado supone un avance muy importante en la consecución de comunicaciones seguras y muestra otra de las aplicaciones que las tecnologías cuánticas van a tener en un futuro próximo", afirma Adán Cabello.
Privacidad de las comunicaciones
Según Cabello, después de que Edward Snowden filtrase la existencia del programa secreto de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (NSA, por sus siglas inglés), "uno podría preguntarse por qué es tan difícil garantizar la privacidad de las comunicaciones on line".
Desde una perspectiva puramente teórica, no hay ningún problema. En la última década, los físicos han demostrado que las comunicaciones totalmente seguras son posibles.
"Ni la NSA ni ningún espía, por avanzado tecnológicamente que esté, pueden violar las leyes de la física. Y una de ellas es que es imposible transmitir información a mayor velocidad que la de la luz. Y eso es precisamente lo que la NSA necesitaría para poder espiar los sistemas de comunicación basados en entrelazamiento cuántico", según estos investigadores.
La NSA tendría que violar el límite de la velocidad de la luz
El problema es práctico: no es tecnológicamente fácil distribuir entrelazamiento cuántico entre un emisor y un receptor que estén muy alejados. Más difícil aún es hacerlo si uno de ellos no está en la línea de visión del otro y si la comunicación se hace a través de fibras ópticas como las que se usan en los sistemas actuales de comunicación.
"En este caso, la mejor forma de distribuir entrelazamiento cuántico es usar un tipo particular de entrelazamiento que se conoce como entrelazamiento energía-tiempo", explican los autores del estudio.
"La pega –añaden– es que todos los experimentos de este tipo realizados en los últimos 14 años tenían un problema inherente que podía ser aprovechado para espiar las comunicaciones". Problema, que, según Adán Cabello, ha sido solucionado en este trabajo
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