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2010/11/17

Apple muerde la manzana 'beatle'

Steve Jobs se ha cobrado la pieza principal. Ayer, a las cuatro de la tarde (hora española), Apple Inc. anunciaba que las obras de los Beatles, recientemente remasterizadas, están a la venta en su tienda digital, iTunes. Todavía quedan nombres históricos renuentes a pasar por ese aro -de AC/DC a Bob Seeger- pero el acuerdo con los supervivientes y los herederos del cuarteto de Liverpool tiene importancia simbólica.
Jobs y buena parte de los directivos de Apple Inc. pertenecen a generaciones que mitifican a los Beatles. Al entrar finalmente en su catálogo, se consagra la actual preeminencia de la empresa estadounidense en el negocio de la música grabada. Apple Corps, la compañía que gestiona el legado de los Beatles, ha estado veinte años a la greña con Apple Inc. (antes, Apple Computer). En disputa, el uso de la marca registrada Apple: ninguna casualidad que el logotipo de los productos informáticos sea una manzana mordida, para diferenciarse de la manzana entera que los Beatles popularizaron a partir de 1968.
El desencuentro parte de una querella en 1978, cuando la compañía de los Beatles demandó a la emergente Apple Computer pero se conformó con una modesta indemnización de 80.000 dólares (y la promesa de que los recién llegados no entrarían en el campo musical). Después de otras escaramuzas, volvieron a chocar las cornamentas en 2003, con la introducción del iTunes Music Store, que aparentemente violaba el acuerdo. Sin embargo, un juez británico falló a favor de Apple Computer, condenando a Apple Corps a pagar las costas (unos dos millones de libras). En 2007, ambas partes hicieron las paces y empezaron a planificar el desembarco de las grabaciones de Apple Corps en iTunes, que incluye también valiosos discos de Badfinger, James Taylor, Billy Preston o ¡el Modern Jazz Quartet!
Todo ha cambiado vertiginosamente durante estos tres años. Resulta que iTunes ya no es únicamente un music store: vende películas, series de TV, libros en audio, juegos y aplicaciones. A pesar de sus cifras multimillonarias, y para desconcierto de los apóstoles de los "nuevos modelos de negocio cultural", Apple Inc. insiste en que iTunes no genera grandes beneficios. Pero sabemos que tiene importancia estratégica, ya que sirve como cebo para potenciar la implantación de su hardware, desde el iPod al iPad. También han desaparecido las objeciones de algunos de los amos de Apple Corps, que temían que las ventas digitales dañarían el filón de las ventas físicas, donde los Beatles se mantienen imbatibles y gozan de sabrosos porcentajes.
En realidad, en Internet se pueden encontrar gratuitamente versiones digitalizadas del repertorio de los Beatles, tanto los temas canónicos como material pirateado. El hecho de que no aparecieran en la principal tienda musical de la Red, iTunes, constituía una sangrante pérdida de ingresos. Como es su política, los Beatles estarán en la gama alta de iTunes: cada álbum costará 12,99 euros (19,99 si se trata de dobles) y las canciones se podrán comprar por separado, a 1,29 euros. Esa es la gran novedad: hay artistas que se niegan a despiezar sus álbumes clásicos. Hace apenas unos meses, Pink Floyd ganó un juicio contra su discográfica, logrando la prohibición de vender temas sueltos de sus cuidados elepés.
Para compradores sin problemas económicos, se ofrece la Digital box set por 149 euros. Se trata de la integral de los Beatles: los 13 discos de estudio, las antologías y una curiosidad: la filmación del primer concierto del grupo en Estados Unidos (11 de febrero de 1964, Washington), que fue registrado por un equipo de la cadena CBS.
El acuerdo entre las dos Apple ha sido facilitado por la situación desesperada del tercer socio en el asunto: EMI, la casa oficial de los Beatles. Tras ser adquirida por Terra Firma, un fondo de inversiones especulativas, la discográfica ha ido dando tumbos, con desastres para su imagen como el torpe plan de cerrar los legendarios estudios Abbey Road. Más significativo, Guy Hands, cabeza visible de Terra Firma, se ganó la enemistad de sus artistas con sermones sobre los despilfarros del negocio musical. De repente, se han quedado sin grupos tan significativos como Radiohead, que ya había cumplido su contrato, o sin el cabreado Paul McCartney, que ha trasladado su obra en solitario a Universal.

El Pais

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