Desde mensajero en bicicleta hasta sargento de operaciones psicológicas en el ejército estadounidense. Adam Greenfield se labró un abultado y curioso currículo antes de entrar en Nokia. Y en cada cargo que ocupó intentó arañar el máximo de experiencia para ver qué pide el futuro a las nuevas tecnologías, qué necesita la gente. Incluso cuando fue crítico de rock, consultor o incluso propietario de una cafetería.
En la actualidad, en el principal fabricante de tecnología móvil, se encarga de crear el entorno de navegación de los teléfonos de la marca finlandesa. Pero más allá de esa responsabilidad, es uno de los gurús 'digitales' más reconocidos del mundo, con numerosas obras y reconocimientos por su particular visión del mundo futuro al que nos enfrentamos. "Vivimos en un mundo conectado, y desde que con un estúpido botón, en el que escogemos 'confirmar' o 'ignorar' entramos en la vida de alguien o la abandonamos para siempre, sabemos que estamos realmente conectados". Visita Barcelona para participar en el encuentro Urban Labs, organizado por el Citylab de Cornellà de Llobregat.
Pregunta.- Sin tener que ver con la ciencia-ficción, ¿vivimos realmente conectados?
Respuesta.- De una forma u otra, estamos conectados con la tecnología a vínculos emocionales. Y ésto puede ser una buena noticia o no. Yo era particularmente escéptico con Facebook, no quería compartir información con la gente de la escuela y a la vez con mi madre. Pero, al final, la presión social me forzó a ello, ya que la gente que trabaja conmigo me lo reclamaba, tenía que estar allí. Como cuando empezó a haber móviles. Ya no me sorprende cualquier conexión que podamos hacer. Lo que me preocupa es que está siendo más fácil tener contactos emocionales a través de la red que cara a cara.
P.- ¿Y eso no podría hacer que los usuarios prefiriesen emociones digitales a las personales?
R.- Es un riesgo, por supuesto. Yo tengo 41 años y he vivido el nacimiento y la madurez de estas tecnologías, por suerte no tengo 21 años. Porque hay gente que puede preferir la facilidad de las emociones digitales. Pero tengo que reconocer que, en el caso de que no se pueda tener un contacto personal, una relación digital con alguien que está lejos es mejor que no tener ninguna relación. En ese caso, es favorable.
P.- Igualmente las redes sociales se visitan poco a través de terminales móviles, ¿están los ordenadores destinados a morir?
R.- Computadora es una palabra extraña para mí. Desde que no se pueden llevar a cualquier sitio, que es algo ahí sobre el escritorio, hasta la propia palabra de computar. Lo que importa es sacar su significado fuera, separar el mensaje de lo que es la máquina.
P.- ¿Y cuál sería ese mensaje?
R.- El mensaje es lo que realmente importa al usuario. Tú puedes usar tu móvil para grabar una conversación, o para escuchar música. Pero, si te fijas en la mayoría de usuarios, lo usan para llamadas de voz, enviar mensajes y, cómo mucho, para mirar la hora.
P.- Y aún así, los teléfonos móviles quieren ser como ordenadores.
R.- No sé si la gente querrá tener potentes ordenadores en la palma de la mano. Lo que sí sé es que esas funciones seguirán siendo las más usadas, y que la gente las seguirá necesitando. Y hay que tener en cuenta que eso es lo importante, saber cuidar esos detalles, lo que realmente requieren los usuarios, no lo que creen necesitar. Piden cámaras, pero no es eso lo que necesitan. Si preguntas al usuario qué quiere, no te dirá lo que realmente necesita. Tienes que mirar qué quiere en realidad, sus necesidades. Trabajar a partir de la observación. Y para eso da igual que sea un teléfono táctil, de los de forma tipo concha o de un módulo, si es de plástico o de metal. Lo que importa es que le facilites el uso de la tecnología.
P.- ¿En qué lugar deja al diseño esta idea? ¿No lo menosprecia un poco?
R.- Para nada. El diseño es algo primario. Pero el diseño entendido correctamente. Me refiero al proceso que arranca con un boceto a lápiz y acaba facilitando la vida de las personas y el uso de la tecnología. Google, por ejemplo, se basa en la funcionalidad. Y su diseño hace que todo sea más fácil. El diseño no es para nada algo secundario. Lo que sí que es secundario es el estilo, el uso estético de la tecnología. Es algo que se mide únicamente por la moda.
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