Desde que internet se coló en la vida cotidiana de las familias, comenzó a preocupar el uso y los riesgos a los que se enfrentan sobre todo los más pequeños. Esta preocupación sigue presente y resulta quizá más acuciante a medida que el hábito de navegar por la red se va extendiendo como una mancha de aceite y desciende la edad de iniciación de los internautas. El ambicioso proyecto europeo de investigación EU Kids Online pone el dedo en la llaga al plantear una adaptación de las políticas e iniciativas sobre la seguridad en la red de niños y adolescentes: la recomendación de supervisar cómo navegan los hijos se debe mantener, pero presenta problemas de viabilidad.
Como cada vez con mayor frecuencia los menores se enfrentan solos a lo bueno -y malo- que ofrece la red, los expertos son partidarios de apostar cuanto antes por adiestrarles, por proveerles de herramientas que les ayuden a conocer el medio, tanto desde la familia como desde la escuela. "Los niños tienen derecho a estar seguros y protegidos cuando usan internet; sin embargo, también deben asumir la responsabilidad de mantenerse a salvo en la red y respetar los derechos de los demás", afirma EU Kids Online en su último informe.
Nuevas estrategias ante nuevas realidades. Los medios para acceder a internet crecen, al tiempo que se dificulta la supervisión de un adulto. En Europa casi la mitad de los niños y adolescentes de entre 9 y 16 años navega desde su propia habitación, y un tercio ya lo hace desde el móvil u otros aparatos portátiles. Tabletas, consolas, teléfonos permiten así a los chicos entrar en la red en cualquier momento y lugar. También hay que tener en cuenta que la cantidad de tiempo dedicado a la red continúa en aumento: de 9 a 16 años, emplean una media de 88 minutos al día. Los adolescente de 15 y 16 años navegan casi dos horas al día (118 minutos), prácticamente el doble que los que tienen 9 y 10.
Por todo ello, los expertos plantean ir más allá de colocar el ordenador en el salón y se decantan por que los padres hablen con sus hijos sobre la red, sobre sus riesgos pero también sus oportunidades. Y, en función de la edad, se conecten juntos y les guíen. Fomentando el diálogo, aseguran, facilitarán que el menor pida ayuda a la primera de cambio si se topan con un problema mientras navegan (acoso, exposición a contenidos sexuales, mal uso de información personal...).
Esto no implica ni de lejos un traspaso de toda la responsabilidad a los más jóvenes. Es más, esta red de expertos de 25 países, promovida por la Comisión Europea, insiste en potenciar el control parental en el acceso a determinadas webs, en especial mediante filtros. Una práctica que sigue sin estar muy extendida. Además de animar a los padres a utilizar estos filtros, recomiendan a la industria que simplifiquen la manejabilidad de estas herramientas y que adapten mucho mejor a la edad de los usuarios los mecanismos de denuncia de comportamientos incorrectos, abusos o mensajes ofensivos.
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