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2011/10/17

En el futuro "'R2-D2' hará labores del hogar y nos enamoraremos de los 'replicantes'"

El científico japonés Hiroshi Ishiguro, creador de los Geminoids, robots de apariencia humana que pueden interactuar con la gente, afirma que llegará el día en que las personas se enamorarán de los androides, cuando éstos sean capaces de reproducir las emociones que caracterizan a la raza humana. Este es uno de los vaticinios hechos por Ishiguro durante su estancia la pasada semana en Barcelona para participar en sendas conferencias sobre robótica avanzada en el Festival de Cine Fantástico de Sitges y en el CosmoCaixa de la capital catalana.

En términos cinematográficos, los Geminoid siguen el diseño de los 'replicantes' del filme Blade Runner, al mostrar una apariencia casi humana, frente a los robots de estética mecánica, como los R2-D2 o C-3PO de La Guerra de las Galaxias. Ishiguro considera que ambos tipos de robot coexistirán en el futuro y que para tareas simples, como pasar el aspirador en casa, bastarán máquinas tipo R2-D2, mientras "para tener una conversación agradable, será mejor tener androides como los de Blade Runner".

Deben transmitir emociones

De momento, los Geminoid interactúan sentados y sólo efectúan movimientos de cabeza, ojos y boca, lo que les limita la expresividad, o los dedos de las manos, y necesitan ser teledirigidos con un portátil, por lo que, pese a su aspecto hiperrealista, no llegan a ser confundidos con humanos.
Para parecer realmente humanos, los androides deberán poder transmitir emociones y sentimientos, un reto al que ya se está enfrentando el equipo de Hiroshi Ishiguro, quien señala: "nuestro próximo paso es intentar representar las emociones, la conciencia de los humanos, algo que no se define sólo con determinadas habilidades o cálculos, y que es muy difícil de imitar".

Ishiguro, de 47 años, se muestra confiado en "poder imitar esta clase de conductas humanas mediante los programas informáticos, aunque primero tenemos que estudiar más qué es la conciencia humana. Una vez que definamos esto, podríamos hacer rápidamente una copia, pero aun no sabemos qué es". Sobre la utilidad de este tipo de androides, Ishiguro pone algunos ejemplos, como, en su caso, dar una clase a distancia usando su robot 'clon' si no pudiera desplazarse de su domicilio por alguna enfermedad o, en un ámbito más social, hacer compañía a personas que viven solas.
Hiroshi Ishiguro comenta en este sentido que, en las experiencias que ha llevado a cabo al reunir a sus Geminoids con personas e interactuar durante un tiempo los robots con los humanos, después del encuentro "casi todos admitían que podrían llegar a enamorarse de un robot".
Este experto en inteligencia artificial relativiza las cuestiones éticas que se pueden derivar de sus avances tecnológicos e incluso comenta con ironía: "creo que se podría imitar el enamoramiento, aunque yo todavía estoy buscando qué es el amor verdadero. ¿Usted sabe qué es?". Esta relativización de lo humano llega a un punto extremo cuando resalta que el coste de un Geminoid es de alrededor de un millón de euros, y que la mayoría de los seguros de vida de las personas no alcanzarían estas cifras.

Robots y humanos

Más allá de consideraciones éticas o morales, Ishiguro es contundente al indicar que los robots terminarán por estar presentes en nuestras vidas, porque "no son más que una extensión de los ordenadores", y que este proceso es imparable.
Pone como ejemplo la expansión de Internet, "un fenómeno que ya nadie puede detener", y subraya que el avance científico es inherente a la sociedad humana, por lo que, simplemente "no podemos detener el desarrollo tecnológico". Frente a los que perciben a los robots como una potencial amenaza para los humanos, Hiroshi Ishiguro puntualiza que ésta es una percepción que se da en Europa y en Estados Unidos, donde se les vincula a investigaciones y proyectos militares.
Por contra, "en Japón, los robots son nuestros amigos, y creo que aquí pronto van a verlos del mismo modo, por la cantidad de series animadas japonesas que se difunden", vuelve a ironizar Ishiguro.

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