Una cosa es dar al botón de play para oír una canción en cualquier tipo de reproductor digital y otra, muy distinta, dar al botón de descargar. Por lo primero, la Asociación Americana de Compositores, Autores y Editores, (ASCAP, en sus siglas inglesas; equivalente estadounidense de la SGAE) tiene derecho a cobrar royalties; por lo segundo también, pero no tan altos como los que se pagan por una "reproducción pública" en el sentido de las leyes de propiedad intelectual de EE UU. Así deja las cosas la última decisión del Supremo de EE UU.
Más que de decisión habría que hablar de no decisión, porque lo que han hecho los jueces del máximo tribunal del país es rechazar la admisión a trámite de un recurso de ASCAP, que desde 2007 intenta cobrar de las empresas Yahoo! y RealNetworks en concepto de derechos de autor por las obras descargadas, informa BusinessWeek. El tribunal concluye que esas compañías de Internet distribuyen, pero no reproducen los contenidos. ASCAP, informa PaidContent.org, quería que los demandados pagaran una tarifa del 2,5% de los derechos de autor sobre la base de que cada descarga es una reproducción.
La entidad de gestión, que licencia el 45% de las obras musicales reproducidas online en EE UU y cuenta con cientos de miles de socios, trataba de tumbar una sentencia previa (de septiembre de 2010) de un Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos. Esa sentencia es la que ahora deja intacta el Supremo. La entidad de gestión aduce que dicha situación está causando que sus socios dejen de ganar decenas de miles de millones de dólares al año.
El razonamiento de los jueces supone que ASCAP no debe buscar ninguna compensación (en nombre de sus socios) por la acción de descargarse un fichero, si bien los dueños de los derechos de autor sí pueden reclamar royalties por cada nueva copia que se crea de una canción.
Paul Williams, cantautor y presidente de ASCAP, ha señalado en un comunicado reproducido por The New York Times: "En nombre de nuestros 420.000 compositores, cantautores y editores musicales, ASCAP está disgustada por el hecho de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos haya decidido no plantearse si las obras musicales protegidas por derechos de autor son reproducidas públicamente cuando son transmitidas a un miembro del público mediante una descarga de Internet".
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