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2011/10/26

"El problema es que la gente quiere tener 20 años a los 50"

Una novela que atrapa, una guía dietética y un canto al optimismo. Es difícil encuadrar el libro 1800 calorías para ser feliz, donde el médico francés, Jean-Michel Cohen —a quien consultan Nicolas Sarkozy, Sarah Jessica Parker o Jennifer Aniston—, desgrana un completo abanico de casos de trastornos alimentarios y pone al lector en el lugar de pacientes y médicos.
Espolvoreados por la historia como azúcar sobre un pastelillo, los consejos alimentarios se reparten a lo largo del relato y se integran en el argumento de manera natural. Al final, la novela deja un poso que lo impregna todo: el ingrediente necesario para mejorar es la voluntad.
¿Qué relación hay entre una buena dieta y la felicidad?
Existe una estrecha relación. Cuando alguien se pone a dieta es porque quiere tener un mejor estilo de vida y, por tanto, ser más feliz. Otro tema es si se puede conciliar el hecho de ponerse a dieta con la felicidad. A la gente le han hecho creer que para adelgazar hay que pasarlo mal. Sin embargo, las estadísticas demuestran que, tras seis meses de régimen, se pierde mas peso con una dieta agradable que con otra que te haga sufrir. La razón es sencilla: una dieta agradable es más fácil de seguir; en cambio, una dieta demasiado restrictiva cuesta demasiado.

El problema es que estamos en una sociedad de consumo donde se compra y se tira todo con una rapidez pasmosa y así ocurre también con las dietas. Sin embargo, las mejores comidas siempre se hacen en las ollas más viejas.
¿Hay un peso ideal o algo estético impuesto desde fuera?
El peso ideal es aquel con el que te sientes a gusto en cuerpo y mente. En la mayoría de los casos, es el equivalente a lo que pesabas cuando tenias 20 años sin hacer ninguna dieta. El problema es que ahora la gente quiere tener 20 años a los 50, pero a esa edad ya no tienes el mismo capital muscular que cuando eres joven. Para conservar el peso tienes dos opciones: o comer menos o incrementar tu masa muscular.
¿Desempeña un papel importante la mente a la hora de adelgazar?
Efectivamente. La gente se tiene que preguntar por qué come. Hoy en día muchos usan los alimentos como si fueran medicamentos, es decir, para anestesiar sus pensamientos, calmar el estrés u olvidarse de que están solos cuando lo están. En una frase, las razones que tiene la gente para comer son sociales: el estrés y el hecho de que las comidas cada vez son más rápidas y les dedicamos menos tiempo.
¿Deberían los médicos implicarse más con los pacientes?
El problema es que los médicos se suelen ocultar detrás de su vocabulario pero tenemos que hacer lo contrario. Tenemos que lograr que la gente nos entienda y nosotros también tenemos que tratar de entender a los pacientes. Creo que con este tipo de libros se hace entender mejor a la gente cuáles son los problemas relacionados con las dietas que con un artículo pomposo en una revista.
¿Por qué ha elegido el formato de novela?
Estuve cenando con un cantante francés el sábado pasado que siempre está a dieta. Me contó que tenía un gran número libros de dieta en casa pero, al final, lo único que lee son las tres páginas de menús. Por eso, con este libro, lo que quería era explicar lo que ve un medico cuando un paciente está a dieta y cómo se siente éste último. Quería hacer entender cuál es el planteamiento de varias personas con diferentes patologías alimentarias.
¿Has tenido oportunidad de hablar con los lectores sobre el efecto del libro?
Por cada uno de los personajes que aparece de la novela he recibido unas 100 cartas en las que me dicen que había contado su historia. Por otro lado, me denunciaron tres mujeres anoréxicas que aseguraban que había contado su historia. El juez se divirtió mucho porque argumentaba: "si ha contado las historias de las tres, significa que es lo que le pasa a cualquier anoréxico". Ésta era precisamente la intención de mi libro, quería que la gente adoptara otros mecanismos alternativos a la privación de alimentos para luego desearlos.
¿Se pueden encontrar alimentos sanos en el supermercado?
Sí, siempre que se sepan elegir los alimentos. El problema es que se confunden la ecología y la salud. Sin embargo, sí existen muchos riesgos medioambientales. Justamente la multiplicación de reglamentos alimentarios a los que no estamos acostumbrados incrementa el número de patologías.
Lo bueno es que el hombre es omnívoro, puede comer de todo. Por ejemplo, en Zaire hay un plato muy común preparado con gusanos y raíces. Pues esto es lo mismo que tomarse un filete de atún con arroz.

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