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2011/09/12

"La gente tiene que aprender a vivir con incertidumbre"

Robert Williams (California, 1940) se ha pasado la vida mirando al cielo y buscando a Dios. Lo primero le ha reportado una exitosa carrera como astrónomo durante la que ha estado al mando del telescopio espacial Hubble y escrito la carta de la Unión Astronómica Internacional (UAI) que retiró a Plutón el título de planeta en 2006. Lo segundo sumió a este antiguo diácono protestante en un mar de dudas del que, últimamente, ha sacado algo en claro: la única forma de afrontar las grandes preguntas que afronta una persona en el mundo es buscar hechos, no creencias, que las respondan.
Usted dice que la astronomía sirve para luchar contra la superstición ¿Por qué? 


Los humanos tenemos tendencia a ser supersticiosos. Si no entendemos algo fundamental, asumimos que se trata de algo sobrenatural. Antes se pensaba que las montañas existían porque sí. Ahora sabemos que fueron creadas por la deriva continental. Otro ejemplo son los truenos. En el siglo XIV se pensaba que era el ruido de las alas de los ángeles al agitarse. En cambio, los científicos intentamos obtener hechos que expliquen esos fenómenos.
En otros tiempos la astronomía y la astrología iban a menudo ligadas.
Sí, y en cierta forma la astrología es inofensiva. Pero hay otras formas de superstición que son dañinas, como los prejuicios. Hay que definir la superstición como una creencia sin hechos. Un prejuicio es exactamente lo mismo. Cualquier cultura que promueve la superstición también es proclive a promover prejuicios, que son uno de los grandes males del mundo moderno. Es la principal causa de por qué los humanos no viven en armonía. La preocupación de los científicos es que, si no llamamos la atención sobre la superstición, los prejuicios seguirán predominantes en el mundo. La mejor forma de luchar contra los prejuicios es cambiar la cultura, apreciar la importancia de obtener hechos y evidencias que sustenten lo que uno cree.


A los científicos les faltan hechos para responder grandes preguntas como el origen de la vida en la Tierra. Esa falta de datos es una ventaja para el avance de la superstición. ¿Cree que esto cambiará en algún momento?
La gente tiene que aprender a vivir con la incertidumbre de tener esas grandes preguntas sin respuesta. Algunas no se responderán antes de que muramos. Pero lo importante es la búsqueda de respuestas, de hechos, más que atribuir a Dios las cosas que no entendemos. Sin negar o afirmar la existencia de Dios, creo que se puede encontrar una explicación para cualquier fenómeno que observamos en la Tierra. Esa es la actitud más realista y útil para los humanos.
¿Cómo puede la astronomía luchar contra los prejuiciosos?


Primero porque es preciosa. Segundo, porque todo el mundo tiene las mismas posibilidades de observar el cielo cada 24 horas. Ese es nuestro laboratorio. Cuando miras a las estrellas y las galaxias estás mirando el material del que evolucionamos. También ves que todos venimos de la misma materia, somos todos iguales y tenemos la misma historia. Significa que los humanos compartimos un destino común, por lo que deberíamos vivir en armonía. Por eso la astronomía es fundamental para la existencia humana. Hay gente reacia a aceptar que venimos de materia inanimada, pero hay muchas pruebas que lo indican. También es cierto que aún no sabemos cómo ocurrió la transformación de algo inanimado a la vida. Lo mismo sucedía en la Edad Media cuando la gente intentaba explicar los truenos. Pasaron siglos hasta que supimos que se trataba de vibraciones acústicas que acompañan una descarga eléctrica.
El biólogo Richard Dawkins, muy crítico del creacionismo, dice que la ciencia es el esfuerzo que, paso a paso, derrotará a la religión, ¿usted lo ve así?
Yo diría que la ciencia es la mejor herramienta para derrotar a la superstición. No pienso que creer en Dios sea algo malo, puede que exista.
El biólogo Edward O. Wilson dijo hace poco que los mejores científicos rara vez son religiosos, ¿lo ve usted así?
Eso se debe a la cultura de la ciencia, en la que se nos enseña a creer en cosas basadas en hechos. Esto no significa que como persona no puedas compaginar una cultura religiosa y otra científica. Yo crecí en una familia muy creyente y yo mismo lo era. Mientras realizaba mi tesis doctoral fui diácono de una iglesia baptista protestante. Estudiaba teología porque me planteaba preguntas profundas. Mi vida ha sido una larga búsqueda de Dios, pero debo confesar que en los últimos 15 años me he vuelto muy dudoso de su existencia. Espero que exista, pero es muy desconcertante pensar que, si Dios existe en una forma en la que puede manifestarse a una persona como yo, que busca honestamente como científico, a estas alturas se habría hecho aparente.
Usted era parte de la cúpula de la UAI cuando esta decidió que Plutón no era un planeta. ¿Cuál fue su papel?
Yo escribí la resolución. Al principio pensaba que Plutón debía seguir siendo un planeta. Empecé a analizar los datos y a hablar con gente con una y otra opinión y me convencí de que lo correcto era desclasificar a Plutón. Es un ejemplo excepcional del avance del conocimiento. Ahora sabemos que Plutón se formó de forma diferente que el resto de planetas y su dinámica en el sistema solar es totalmente distinta de los otros ocho planetas. Por eso creo que fue la decisión correcta. Así es la ciencia, a veces llega a conclusiones que mucha gente no quiere.
¿Esperaba que la decisión fuese tan polémica?
Sí, claro. A los humanos no nos gusta el cambio.

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