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2011/09/12

Las redes sociales no quieren anónimos

"Google+ es completamente opcional. Si no quieres utilizar tu nombre real, no uses el servicio". Es la respuesta que el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, ofrecía la semana pasada ante la polémica surgida desde que su compañía decidiera suspender las cuentas de usuarios que utilizaban nombres falsos y seudónimos en la red social.
Google siempre ha solicitado los nombres reales a sus usuarios de Google+, pero no fue hasta el pasado julio cuando comenzó a eliminar perfiles que consideraba falsos. El motivo por el que los inter-nautas se han mostrado tan reacios al borrado de perfiles en Google+ es que la compañía siempre ha defendido que deben existir diferentes niveles de identidad online (anonimato, seudónimo e identidad real). De hecho, la directora de privacidad de Google, Alma Whitten, explicaba esto en un mensaje del blog oficial de Google titulado "la libertad de ser quien quieras ser".
Estas premisas no se están cumpliendo en el caso de Goo-gle+. Schmidt ha insistido en varias ocasiones en que Goo-gle+, además de una red social, es un "servicio de identidad" y que para que este funcione correctamente se necesitan los nombres reales de sus miembros. La compañía ha sido acusada en la red de tomar medidas draconianas, pero no es la única que lo hace.
Facebook, con unos 750 millones de usuarios, mantiene esta misma política, con sus peculiaridades, desde hace años. En el apartado número cuatro de sus condiciones de uso especifica que no se puede proporcionar "información personal falsa", y que la compañía se reserva el derecho a eliminar el perfil si el propietario de una marca comercial se queja por un nombre de usuario que no está relacionado estrechamente con su nombre real.
"Es una red que aspira a ser un reflejo del mundo real, para establecer relaciones de confianza. Por eso es importante que la gente ofrezca su nombre auténtico", explican fuentes de la compañía. Para llevar a cabo esta política se actúa de la misma forma que con el sistema de privacidad: por un lado hay un algoritmo que se encarga de localizar nombres falsos y seudónimos y un equipo de personas se ocupa de revisarlos.

Riesgos de la identidad real

El grupo de los convencidos de que internet sería un lugar mejor si se pudiera frenar el anonimato se enfrentan a los que consideran que la utilización del nombre real puede poner en riesgo la integridad de las personas. La Electronic Frontier Foundation (EFF), un grupo de defensa de los derechos de los usuarios de internet, ha sido una de las organizaciones más críticas con la obligatoriedad de utilizar nombre reales. "Hay miles de razones por las que los individuos pueden desear utilizar un nombre diferente. Pueden estar preocupados por amenazas contra su vida, o correr el riesgo de represalias políticas. Es posible que quieran prevenir la discriminación, o utilizar un nombre más fácil de pronunciar o deletrear en una cultura determinada", defienden desde la EFF.
Una posición intermedia añade, además, que no hay nada deshonesto en la utilización de un seudónimo si se utiliza siempre el mismo. Los hay que van un paso más allá y llegan a plantearse qué es un nombre real. Un perfil llamado Violet Blue estuvo bajo amenaza de eliminación en Google+ cuando comenzó la política de borrado. El problema es que se trata de un nombre real. "Puedo crear un perfil usando un seudónimo como Lisa Stewart y Google nunca lo sabrá. Suena suficientemente real. Es probable que sea un nombre real para alguien, pero no es el mío", explica el analista de PC World Tony Bradley sobre las incongruencias del sistema.
Tras la oleada de críticas, Google ha modificado ligeramente su política y ahora, antes de dar de baja un perfil, se envía un aviso al usuario para que realice modificaciones en su cuenta. "Un cambio hacia políticas que requieran nombres reales tendrá un efecto escalofriante en la libertad de expresión online", apuntan desde la EFF. Pero los responsables de las redes sociales no están de acuerdo. La que fuera responsable de marketing de Facebook, Randi Zuckerberg, siempre ha sostenido que el anonimato en internet "debe desaparecer" y que "la gente se porta mucho mejor cuando revela sus nombres reales".
Un ejemplo de que las normas que se crean con un buen motivo no tienen por qué funcionar bien es el caso de Michael Anti, el periodista chino que fue expulsado de Facebook a principios de este año después de que alguien detectara que no estaba utilizando su nombre real. A pesar de haber utilizado este seudónimo durante casi una década, incluso escribiendo para The New York Times, la red insistió en que los términos de uso debían cumplirse estrictamente.

Twitter, en discordia

La red social Twitter, con cien millones de usuarios activos, es el elemento en discordia en esta política de nombres reales. "La gente puede utilizar el nombre que desee. Aceptamos los seudónimos. Lo que va en contra de nuestras reglas es la suplantación no paródica", explican fuentes de la red de mensajes cortos. "Twitter tomó la decisión de permitir seudónimos en los comienzos de la historia de la compañía debido a que sentíamos que podía ser un factor para aumentar el intercambio de información y los puntos de vista", añaden.
El foro 4chan, con más de siete millones de usuarios, ha forjado buena parte de su popularidad gracias al anonimato. Su creador, Christopher Poole, alias Moot, elegido como la persona más influyente en 2009 por la revista Time (Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, fue elegido persona del año en 2010), defiende que no todos los usuarios quieren aceptar las críticas y que, cuando se obliga a firmar con una identidad real, muchos internautas prefieren no opinar. "El anonimato es autenticidad, permite compartir sin barnices, sin filtros, y eso es algo extremadamente valioso", resume Poole.
Google o Facebook argumentan que ellas tratan de promover la confianza y la transparencia en sus entornos, pero algunos expertos las acusan de utilizar nombres reales como un elemento para seguir creciendo en otras áreas en un futuro. En la entrevista ofrecida a la televisión de Edimburgo, Schmidt reconoció que la identidad auténtica podría servir para que su compañía construyera futuros productos que aprovechasen esa información.
La clásica viñeta publicada en The New Yorker en 1993 en la que se veía a un perro delante de un ordenador junto a la frase "En internet nadie sabe que eres un perro", recupera la actualidad de forma cíclica. Y en 18 años nadie ha encontrado una solución.

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