Con el problema de la corrupción pública dominando la agenda política, Brasil enfrenta el desafío de evitar el desvío de los fondos destinados a organizar el Mundial de Fútbol 2014.
En las últimas semanas han surgido reportes de posibles irregularidades en la preparación del evento deportivo y hasta el régimen de contratación de obras sancionado por el gobierno es motivo de polémica.El procurador general de la República, Roberto Gurgel, anunció una posible demanda por inconstitucionalidad contra ese régimen, que flexibiliza el método de licitaciones para el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, pero que a su entender dificulta la "transparencia".
"La Copa del Mundo se realizará con un gasto extremamente sustancial, elevado, de recursos públicos, y es preciso cuidar que esos recursos estén rigurosamente de acuerdo con (…) la Constitución y las leyes", dijo Gurgel en declaraciones citadas este miércoles por el diario Folha de Sao Paulo.
Según expertos, la posibilidad de que se usen indebidamente fondos de la organización del Mundial es grande, no sólo por la cantidad de dinero en juego sino también por la confusión entre las competencias públicas y privadas.
"Hay un alto riesgo de desvíos", dijo Claudio Abramo, director ejecutivo de la organización no gubernamental Transparencia Brasil. "Este asunto es una selva", definió en diálogo con BBC Mundo.
El problema de la prisa
El cronograma de obras en estadios e infraestructura para la Copa del Mundo 2014 ha sido motivo de roces entre el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y la FIFA, que ha advertido públicamente sobre retrasos.Sin embargo, la propia Rousseff declaró la semana pasada que nueve de los 12 estadios que Brasil construye o moderniza para el evento estarán terminados en diciembre de 2012.
Según Abramo, uno de los problemas que se presentan es precisamente la prisa con la que debe hacerse todo, lo que a su juicio es un caldo de cultivo para que haya "contratos direccionados".
La lucha general contra la corrupción se ha vuelto un tema delicado para Rousseff, que en las últimas semanas irritó a varios aliados al aceptar o pedir la renuncia de miembros de su gobierno que están bajo sospecha de actos indebidos.
El modelo de contrataciones aprobado por el Congreso y sancionado en agosto por el Ejecutivo brasileño para el Mundial de 2014 y los Olímpicos de 2016 permite que los gobiernos federal, estatales y municipales dejen de divulgar los presupuestos antes de las obras a licitarse, para ganar agilidad.
Pero miembros del Tribunal de Cuentas brasileño habían indicado al Congreso que ese sistema podría dejar espacios para adjudicaciones arbitrarias de obras.
El presidente del Tribunal, Benjamin Zymler, admitió esta semana que sus funcionarios pueden fiscalizar "sólo algunas" obras de forma preventiva, aunque sostuvo que el nuevo mecanismo puede dar eficiencia y rapidez a las licitaciones.
¿Cómo controlar?
El sistema de contrataciones de obras para los dos grandes eventos deportivos en Brasil está aún sin estrenar, pero algunos programas dedicados a la preparación del Mundial ya están bajo la lupa.Uno de ellos es un esquema de capacitación de personal de servicios a cargo del ministerio brasileño de Turismo, con una inversión prevista equivalente a unos155 millones para 230.000 participantes.
A fines de agosto, el Tribunal de Cuentas decidió auditar los contratos ya asignados por Turismo en ese programa, ante indicios de irregularidades, elección de empresas sin experiencia, entrenamientos inconclusos y falta de herramientas para medir resultados.
"Esa falla en los procesos puede culminar en un desperdicio o en una malversación de recursos, con aplicación de cifras considerables en acciones de baja o ninguna eficacia", advirtió Valmir Campelo, ministro del Tribunal.
En julio, la Policía Federal brasileña inició cuatro investigaciones de posibles irregularidades en la construcción de un aeropuerto en Natal, ciudad del noreste de Brasil, considerada esencial para los transportes durante la Copa del Mundo.
La investigación busca determinar si hubo trabajos realizados por el Ejército pero que fueron pagados a una empresa privada.
Claudio Abramo, de Transparencia Brasil, negó que hasta ahora existan pruebas de corrupción en la organización del Mundial de fútbol, pero dijo que hay costos que "parecen muy elevados" y "mucha información sobre direccionamiento de contratos".
El experto sostuvo que hacer una evaluación precisa de costos y resultados es "prácticamente imposible" en la etapa actual y admitió que su propia organización tiene dificultades para saber cómo monitorear el uso de fondos.
"Es un reto y la forma de abordarlo no está clara", comentó.
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